Grant Torres 25 de julio de 2022
@Granttorres
Quienes
han sobrevivido a la larga travesía, dan testimonio de hechos abominables que
los han marcado para siempre. El territorio de la selva del Darién, entre
Colombia y Panamá, es un recuerdo duro; desagradable y difícil de borrar para
los emigrantes que eligen esa ruta intentando llegar a su destino soñado:
Estados Unidos.
Personas procedentes de distintos continentes y diversas nacionalidades, entre las que destacan en número los cubanos, haitianos y sobre todo los venezolanos, que tratan de escapar de la barbarie en la que se ha convertido el país que otrora fuera la cuna de la libertad, se aventuran a cruzar los kilómetros más peligrosos del continente para intentar llegar a una tierra en la que puedan encontrar oportunidades.
Quienes
atravesaron el camino relatan realidades espeluznantes: han visto cadáveres
humanos en el trayecto, han sufrido extorsiones, agresiones y vejaciones.
Muchas de estas personas han sido abusadas sexualmente delante de su familia
por varios individuos a la vista de multitudes.
Hace
pocos días, los medios compartieron un vídeo en el que un venezolano padre de
familia, de nombre Edwel Chirinos, relataba que acababa de perder a su hija y
su esposa, quienes se ahogaron arrastradas en un río intentando salir del
Darién. Ambas iniciaron el trayecto desde Colombia, quisieron llegar a Estados
Unidos para reencontrarse con él, pero el fatal desenlace lo impidió. Esta es
una de las miles de historias que le ponen rostro a la injusticia que impera en
los países de los que huyen los emigrantes.
La realidad
habla por sí sola y la urgencia de cambiar las cosas es imperante en una región
que se hunde ante nuestros ojos.
Es
ampliamente conocido por las autoridades locales y por los países el drama que
sufren quienes cruzan el Darién, no obstante la anarquía, el crimen y el flujo
migratorio irregular lejos de menguar se ha visto incrementado.
Tras
atravesar el Darién el camino apenas empieza, los emigrantes todavía tienen por
delante a Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México, antes de
intentar llegar a Estados Unidos. Se mueven por rutas irregulares, en una
experiencia que para muchos ha significado un pedazo del infierno en la tierra.
Hoy
otro día está avanzando; el sol allá afuera tuesta la piel de miles de viajeros
ilegales que tienen en común el anhelo de alcanzar el sueño americano. Mientras
escribo estas líneas, otro nuevo grupo de mujeres, hombres y niños
está lidiando con la ruta de la selva del Darién. Muchos de los supervivientes
que lograron recorrer el camino completo se arrepienten de haber hecho ese
viaje maldito que cambió sus vidas y le piden a los que estén pensando en
iniciar esa peligrosa travesía que desistan y que por favor “no cometan esa
locura”.
Grant
Torres
@Granttorres
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