Miguel Méndez Rodulfo Caracas
9 de noviembre de 2013
La Economía
Social de Mercado que había posibilitado el milagro alemán de la década de los
cincuenta, se había desdibujado en los sucesivos gobiernos germanos. El peso de
la reunificación alemana en 1990 y el hecho de que se habían hecho laxos
algunos de los postulados de la ESM, aunado a que toda idea por genial que sea
necesita reinventarse, llevaron al país teutón a una crisis económica que
afloró en 2003. Entonces el país de Beethoven era considerado “el enfermo de
Europa”. El desempleo que al comienzo del gobierno de Kohl, en 1991, era de 2,1
millones de personas, pasó al término de su mandato a 3,7 millones. Schröder
para 2001 logró bajar esa cifra a 3,1 en el año 2000, pero no pudo contener su
ascenso y para 2003 el paro pasó a 4,2 MM. El cuadro económico de Alemania a
fines del año dos mil tres era el siguiente: déficit público del 4,1% del PIB; recesión del 0,2%.
Inflación del 1,1% y una tasa de paro de 9,2%.
Ante esta situación que ya se venía
acentuando, en marzo de 2003, con el PIB en franca tendencia de crecimiento
negativo, Schröder presentó su
“Agenda 2010”, un paquete de reformas estructurales diseñado para la reducción
de las cargas sociales del Fisco, modernizar el sistema público de protección
social, sanear las finanzas del Estado, reactivar la economía y estimular la
generación de puestos de trabajo. En el aspecto laboral se propuso la reducción
de la prestación por desempleo de 32 meses a 1 año; la obligación de los
parados de aceptar cualquier empleo, aunque fuese en otra ciudad o no
respondiese a su cualificación (se perdían prestaciones si se rechazaban varias
ofertas); la reducción del subsidio a los parados de larga duración, aproximadamente
en unos 250 euros mensuales. Las pensiones se congelaron y además sufrieron un
aumento de las deducciones para pagar el subsidio familiar. A partir de 2006
las jubilaciones anticipadas se retrasarían progresivamente de los 60 a los 63
años. Se introdujo la modalidad de los contratos minijob para desarrollar
trabajos de muy baja remuneración, poca duración y exentos, para el asalariado,
de cotización a la seguridad social.
En el aspecto de salud se creó un
cupón moderador para las consultas médicas (10 euros por trimestre; 10 euros
suplementarios en caso de visita a un especialista). La entrega de medicamentos
también se recortó. En cuanto a las reformas que regían para las empresas, se
flexibilizaron las condiciones de despido de 5 a 10 asalariados. Las grandes
empresas firmaron convenios con los sindicatos alemanes para que se alargara la
jornada laboral, de manera de volver al mínimo de las 40 horas, por el mismo
salario. Se crearon “bolsas de horas” las cuales se utilizarían según la
discreción empresarial. Se congelaron por dos años los salarios. Se desvinculó
a las empresas de los convenios por sector. Se redujeron los pagos extras por
navidad. El pago de horas extras por fines de semana o días festivos, se
eliminó. Se redujeron los días de vacaciones.
Además hubo una fuerte bajada del
impuesto sobre la renta, recortando el tipo de retención máximo del 48,5% al
42% y el tipo mínimo del 19,9% al 15%; Estas reformas liberales le ganaron a Schröder la cólera de los sindicatos
y la posterior pérdida del poder; sin embargo Merkel cosechó los frutos. Desde
2005 se crearon 2,6 millones de nuevos puestos de trabajo y Alemania fue uno de
los pocos países la UE que escapó casi sin problemas de la crisis de 2008.
Miguel Méndez Rodulfo
Caracas 9 de noviembre de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico