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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Huelgas afines, Eddie Ramírez


Por Eddie Ramírez, 26/11/2013

Las huelgas son instrumentos legítimos de lucha en defensa de derechos conculcados. Cuando fracasan o solo consiguen un éxito parcial muchos eluden su responsabilidad y no faltan “analistas” que intentan pulverizar a sus promotores. Algunas críticas son válidas y aleccionadoras. Otras solo obedecen a posiciones política y no a un análisis serio.

Guardando las distancias, pueden encontrarse algunas afinidades entre la huelga de junio de 1936 y la del 2 de diciembre del 2002. En “Venezuela, política y petróleo” Betancourt narra que el 14 de febrero de 1936 la huelga, las manifestaciones y los asesinatos obligaron a López Contreras a realizar algunas concesiones y muchas promesas. Sin embargo, a los pocos meses volvió la represión, situación que determinó otra huelga en junio de ese mismo año.

Recordemos que la huelga iniciada por los petroleros el 4 de abril del 2002 y secundada por la CTV y Fedecámaras el 9 y 10 de abril, la gran marcha del día 11 y el desconocimiento de la Fuerza Armada al responsable de la masacre de ese día, obligaron a Chávez a renunciar. A su regreso pidió perdón, pero poco le duró el arrepentimiento, por lo que el clima se volvió a caldear y se desencadenó otra huelga el 2 de diciembre de ese mismo año.

Esta huelga fue apoyada por todos los partidos y ONG que integraban la Coordinadora Democrática, por la CTV y por Fedecámaras. Esta vez los petroleros no tomamos la iniciativa como en abril, pero sí nos sumamos apenas se convocó. Los objetivos declarados eran: 1- Exigir adelanto de elecciones. 2- Establecimiento de una Comisión de la Verdad y 3-Presionar para que avanzara la Mesa de Negociación y Acuerdos. Sin embargo, en la mente de todos estaba la renuncia de Chávez. ¿Qué se logró?: 1- Que el Ejecutivo aprobara la realización de un referendo revocatorio y 2- que la OEA aprobara la Resolución 833 la cual insta al gobierno venezolano a “… velar por el respeto y a preservar el libre ejercicio de los elementos esenciales de la democracia…. Respeto a los derechos humanos y al estado de derecho… pleno disfrute de la libertad de expresión… abstención de estimular la confrontación política y la violencia….”. No se logró la renuncia del autócrata y muchos ciudadanos resultaron afectados por la huelga.

En relación a la de 1936 Betancourt refiere que “Nos dejamos impresionar por la marea ascendente de la calle y prolongamos la duración de la huelga más allá de lo que se había fijado . Y como no señalamos una salida insurreccional el conflicto terminó por replegarse y deshacerse..”. La del 2002, por distintas circunstancias, también se prolongó indebidamente. Ambas son ejemplos de irresponsabilidad de los inquilinos de Miraflores y de luchas cívicas.

Para los petroleros la huelga fue un deber para no ser cómplices de las irregularidades administrativas en Pdvsa y para cumplir como ciudadanos. Nosotros sí visualizamos los avances del totalitarismo. Otros todavía están miopes.

Como en botica: Recomendamos el libro “El año que vivimos en las calles” de Carlos Ortega y Alfonso Molina. Mi reconocimiento y solidaridad con los luchadores Ortega y Carlos Fernandes. ¡A votar el 8D!

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!


Eddie Ramírez
eddiearamirez@hotmail.com

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