MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES miércoles 20 de
noviembre de 2013
@VzlaEntrelineas
La semana pasada me impactaron
fuertemente las palabras que el Papa Francisco dijo en otra homilía en la casa
Santa Marta. Los cristianos sabemos que Dios es infinitamente misericordioso
pero el Santo Padre señaló, refiriéndose nuevamente a los corruptos, que
Jesucristo no habla de perdón cuando un corrupto escandaliza y lleva una doble
vida: cuando roba con una mano y con la otra da dinero a la Iglesia. Señaló que
quien no se arrepiente y "finge ser cristiano" hace mucho daño a la
Iglesia.
El Papa recordó que todos debemos reconocernos "pecadores", pero debemos guardarnos de convertirnos en "corruptos". Y enfatizó que quien es benefactor de la Iglesia, pero le roba al Estado, es "un injusto" que lleva una "doble vida"
El Papa dijo: "Jesús no se cansa de perdonar y nos aconseja hacer lo mismo. Cuando Jesús nos dice que perdonemos siete veces al día hace un retrato de sí mismo. Jesús perdona, pero en este relato del Evangelio dice también: ‘Ay de los que escandalizan'. No habla de pecado sino de escándalo, que es otra cosa. Y añade que ‘es mejor para él que se le ponga al cuello una rueda de molino y se le eche al mar antes que escandalizar a uno de estos pequeños'".
Y continúan las duras palabras del Papa: "¿Qué diferencia hay entre pecar y escandalizar? La diferencia es que quien peca y se arrepiente, pide perdón, se siente débil, se siente hijo de Dios, se humilla y pide la salvación a Jesús. Pero, ¿el qué escandaliza?, ¿qué es lo que escandaliza? Que no se arrepiente. Continúa pecando, pero disimula ser cristiano: la doble vida. Y la doble vida de un cristiano hace mucho daño, ¡mucho daño! ‘¡Pero si yo soy un benefactor de la Iglesia! Me meto la mano en el bolsillo y doy limosna a la Iglesia'. Pero con la otra mano, roba: al Estado, a los pobres... Roba. Es un injusto. Esta es la doble vida. Y esto merece, dice Jesús, no lo digo yo, que le pongan al cuello una rueda de molino y sea echado al mar. No habla de perdón aquí".
¡Dios santo! Cuando yo leí estas palabras me estremecí y pensé que verdaderamente Dios nos ha bendecido, en estos momentos de tanta falta de valores, con un Papa que más claro no puede hablar. Y es que él sabe que el problema de la corrupción tan descarada que existe a nivel mundial es tan grave que él no puede quedarse callado ante ese tema y que debe hablar claro, ¡muy claro!, ¡sin pelos en la lengua!
El Papa sigue: "El problema está en que esta persona engaña y donde está el engaño no está el Espíritu de Dios. Esta es la diferencia entre pecador y corrupto. Quien lleva una doble vida es un corrupto. Distinto es quien peca y quisiera no pecar, pero es débil y va al Señor y le pide perdón: ¡a éste el Señor le quiere mucho! Lo acompaña, está con él".
Y es que como sigue diciendo el Papa en su homilía: "Debemos reconocernos pecadores, sí, todos ¡eh! Todos lo somos. Corruptos no. El corrupto está fijo en un estado de suficiencia, no sabe lo que es la humildad. Jesús, a estos corruptos, les decía: ‘La belleza de ser sepulcros blanqueados', que parecen bellos por fuera, pero por dentro están llenos de huesos muertos y de putrefacción. Y un cristiano que alardea de ser cristiano, pero no hace vida de cristiano, es uno de estos corruptos... Todos conocemos a alguien que está en esta situación y ¡cuánto mal hacen a la Iglesia! Cristianos corruptos que llevan una doble vida... ¡cuánto mal hacen a la Iglesia! Porque no viven en el espíritu del Evangelio, sino en el espíritu de la mundanidad".
El Papa recordó también a San Pablo en su homilía: "San Pablo lo dice claramente en la carta a los cristianos de Roma: no os conforméis a este mundo. Incluso el texto original es más fuerte, porque afirma ‘no entréis en el esquema de este mundo, en los parámetros de este mundo'. Esquemas que son mundanidad que te lleva a la doble vida".
Y termina con estas palabras: "Una putrefacción barnizada: esta es la vida del corrupto. Y Jesús, sencillamente, no llamaba ‘pecadores' a éstos, sino ‘hipócritas'. Y qué bello lo otro, ¿no? Si peca contra ti siete veces y las siete veces te dice: ‘Me he arrepentido, soy un pecador', tú le perdonarás. Es lo que Él hace con los pecadores. Él no se cansa de perdonar, sólo con la condición de no querer llevar esta doble vida, de ir hacia Él arrepentidos: ‘¡Perdóname, Señor, soy un pecador!'. ‘Pero sigue adelante, sigue adelante: yo lo sé'. Así es el Señor. Pidamos la gracia al Espíritu Santo que huye de todo engaño, pidamos la gracia de reconocernos pecadores: somos pecadores. Pecadores, sí. Corruptos, no".
Pidamos mucho por tantos corruptos, especialmente aquellos que se llaman cristianos, para que se arrepientan de corazón, para que puedan pedir perdón, dejen de dar escándalo, devuelvan todo lo robado y reparen el gran daño que han hecho. Para que así puedan recibir el perdón misericordioso de Jesús y de tantas personas que han sufrido por causa de su insaciable avaricia.
El Papa recordó que todos debemos reconocernos "pecadores", pero debemos guardarnos de convertirnos en "corruptos". Y enfatizó que quien es benefactor de la Iglesia, pero le roba al Estado, es "un injusto" que lleva una "doble vida"
El Papa dijo: "Jesús no se cansa de perdonar y nos aconseja hacer lo mismo. Cuando Jesús nos dice que perdonemos siete veces al día hace un retrato de sí mismo. Jesús perdona, pero en este relato del Evangelio dice también: ‘Ay de los que escandalizan'. No habla de pecado sino de escándalo, que es otra cosa. Y añade que ‘es mejor para él que se le ponga al cuello una rueda de molino y se le eche al mar antes que escandalizar a uno de estos pequeños'".
Y continúan las duras palabras del Papa: "¿Qué diferencia hay entre pecar y escandalizar? La diferencia es que quien peca y se arrepiente, pide perdón, se siente débil, se siente hijo de Dios, se humilla y pide la salvación a Jesús. Pero, ¿el qué escandaliza?, ¿qué es lo que escandaliza? Que no se arrepiente. Continúa pecando, pero disimula ser cristiano: la doble vida. Y la doble vida de un cristiano hace mucho daño, ¡mucho daño! ‘¡Pero si yo soy un benefactor de la Iglesia! Me meto la mano en el bolsillo y doy limosna a la Iglesia'. Pero con la otra mano, roba: al Estado, a los pobres... Roba. Es un injusto. Esta es la doble vida. Y esto merece, dice Jesús, no lo digo yo, que le pongan al cuello una rueda de molino y sea echado al mar. No habla de perdón aquí".
¡Dios santo! Cuando yo leí estas palabras me estremecí y pensé que verdaderamente Dios nos ha bendecido, en estos momentos de tanta falta de valores, con un Papa que más claro no puede hablar. Y es que él sabe que el problema de la corrupción tan descarada que existe a nivel mundial es tan grave que él no puede quedarse callado ante ese tema y que debe hablar claro, ¡muy claro!, ¡sin pelos en la lengua!
El Papa sigue: "El problema está en que esta persona engaña y donde está el engaño no está el Espíritu de Dios. Esta es la diferencia entre pecador y corrupto. Quien lleva una doble vida es un corrupto. Distinto es quien peca y quisiera no pecar, pero es débil y va al Señor y le pide perdón: ¡a éste el Señor le quiere mucho! Lo acompaña, está con él".
Y es que como sigue diciendo el Papa en su homilía: "Debemos reconocernos pecadores, sí, todos ¡eh! Todos lo somos. Corruptos no. El corrupto está fijo en un estado de suficiencia, no sabe lo que es la humildad. Jesús, a estos corruptos, les decía: ‘La belleza de ser sepulcros blanqueados', que parecen bellos por fuera, pero por dentro están llenos de huesos muertos y de putrefacción. Y un cristiano que alardea de ser cristiano, pero no hace vida de cristiano, es uno de estos corruptos... Todos conocemos a alguien que está en esta situación y ¡cuánto mal hacen a la Iglesia! Cristianos corruptos que llevan una doble vida... ¡cuánto mal hacen a la Iglesia! Porque no viven en el espíritu del Evangelio, sino en el espíritu de la mundanidad".
El Papa recordó también a San Pablo en su homilía: "San Pablo lo dice claramente en la carta a los cristianos de Roma: no os conforméis a este mundo. Incluso el texto original es más fuerte, porque afirma ‘no entréis en el esquema de este mundo, en los parámetros de este mundo'. Esquemas que son mundanidad que te lleva a la doble vida".
Y termina con estas palabras: "Una putrefacción barnizada: esta es la vida del corrupto. Y Jesús, sencillamente, no llamaba ‘pecadores' a éstos, sino ‘hipócritas'. Y qué bello lo otro, ¿no? Si peca contra ti siete veces y las siete veces te dice: ‘Me he arrepentido, soy un pecador', tú le perdonarás. Es lo que Él hace con los pecadores. Él no se cansa de perdonar, sólo con la condición de no querer llevar esta doble vida, de ir hacia Él arrepentidos: ‘¡Perdóname, Señor, soy un pecador!'. ‘Pero sigue adelante, sigue adelante: yo lo sé'. Así es el Señor. Pidamos la gracia al Espíritu Santo que huye de todo engaño, pidamos la gracia de reconocernos pecadores: somos pecadores. Pecadores, sí. Corruptos, no".
Pidamos mucho por tantos corruptos, especialmente aquellos que se llaman cristianos, para que se arrepientan de corazón, para que puedan pedir perdón, dejen de dar escándalo, devuelvan todo lo robado y reparen el gran daño que han hecho. Para que así puedan recibir el perdón misericordioso de Jesús y de tantas personas que han sufrido por causa de su insaciable avaricia.
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