ANTONIO MARIA DELGADO 11 de noviembre
de 2013
El régimen de Nicolás Maduro parece
haber estado jugando con fuego al estimular al populacho a que vaciara los
anaqueles de una tienda que vendía productos electrodomésticos a altos precios,
con un discurso mucho más incendiario de lo usual que el lunes mantenía vigente
el espectro de los saqueos a lo largo del país.
Cientos de comercios cerraron sus
puertas a en distintos puntos de la nación petrolera bajo el temor de ser
saqueados, al tiempo que se registraron incidentes de ese tipo en Valencia,
Puerto La Cruz, Los Teques, Ciudad Ojeda y Upata.
“Los eventos de los últimos días son
expresiones de un escenario de descomposición social y de incertidumbre que
está siendo estimulado por el discurso desesperado de Maduro”, comentó el
asesor político venezolano Rafael Revilla en Miami.
Es un discurso desesperado porque si
bien puede en teoría ser usado para generar réditos políticos, al mismo tiempo
podría terminar siendo una jugada muy peligrosa bajo la actual crisis
político-social del país, dijo.
“El discurso de Maduro es un arma de
doble filo. Si la intención era que podía servir a los propósitos políticos
electorales [frente a los comicios municipales de diciembre] o como factor
intimidante contra algunos sectores empresariales, allí se estaría jugando con
fuego porque podría ser utilizado como justificación para salir a saquear, y
luego el gobierno, al haber propiciado este tipo de cosas con su propio
discurso, estaría en una situación muy difícil para salir a reprimir estas
acciones policial o militarmente”, explicó.
Los eventos se produjeron poco después
de que Maduro ordenara la ocupación de la cadena de tiendas de
electrodomésticos Daka, acusándola de elevar injustamente los precios de sus
artículos.
“He ordenado la ocupación de esa red
de tiendas y sacar los productos a la venta del pueblo a precio justo, que no
quede nada en los anaqueles, que no quede nada en los almacenes”, dijo Maduro.
Pero lo que debió haber sido una
operación custodiada por la Guardia Nacional para vender los productos
intervenidos a “precios justos”, terminó propiciando en la noche el saqueo de
la tienda, luego de que los consumidores, que tenían largas horas esperando
para ingresar al local, terminaran rompiendo las vitrinas y se llevaran los
artículos sin pagarlos.
El lunes, los saqueadores ni siquiera
esperaron que las tiendas fuesen intervenidas por las autoridades.
Agentes de la policía tuvieron que
actuar para controlar los saqueos registrados en el centro comercial El Tambor
en las afueras de Los Teques, luego que una muchedumbre comenzara a sustraer
mercancía de la tienda General Import y de otros negocios de comerciantes
chinos y árabes distribuidos en la calle Miquilén.
Algo similar ocurrió a 350 kilómetros
de distancia, en Puerto La Cruz, luego que decenas de personas trataran de
forzar la entrada a una serie de locales que habían cerrado sus puertas por
temores a saqueos, bajo la mirada de cientos de personas que también esperaban
la oportunidad de ingresar.
Conatos parecidos fueron reportados
por los medios locales en Valencia, y las más pequeñas Ciudad Ojeda y Upata.
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