MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES miércoles 13 de
noviembre de 2013
mariadenissecapriles@gmail.com
@VzlaEntrelineas
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La semana pasada el Papa Francisco
volvió a hablar de los corruptos y sus familias. En su homilía del viernes, en
la misa que celebró en la casa Santa Marta, comentó el Evangelio donde Jesús
habla del administrador deshonesto (Lc16, 1-8). Sus palabras fueron muy fuertes
y al final hizo un llamado para que recemos por los corruptos que están dando
"pan sucio" a sus hijos, para que éstos reflexionen y logren salir de
ese mundo. Pidió también que recemos muy especialmente por los hijos de los
corruptos, quienes están hambrientos de dignidad. A continuación copio y
comento lo que dijo el Santo Padre.
Dice el Papa: "Cuando nosotros pensamos en nuestros enemigos, realmente pensamos antes en el demonio, porque es precisamente el que nos hace mal. La atmósfera, el estilo de vida gusta mucho al demonio y esta mundanidad: vivir según los valores -entre comillas- del mundo. Este administrador es un ejemplo de mundanidad. Alguno de ustedes podría decir: ¡pero, este hombre ha hecho lo que hacen todos! ¡Pero todos, no! Algunos administradores, administradores de empresas, administradores públicos, algunos administradores de gobierno... Quizá, no son muchos. Pero es un poco esa actitud del camino más corto, más cómodo para ganarse la vida".
Cuando el Papa dice que no son muchos, pienso que tiene razón. Lo que pasa es que los corruptos hacen mucho daño ¡y mucho escándalo!, y uno cree que son muchísimos. Como ejemplo pongo lo que pasó aquí hace días cuando saquearon un establecimiento comercial en Valencia. Era impresionante ver cómo en los videos se veían personas honestas que gritaban "ladrones, ladrones" a los saqueadores; y en el Twitter miles de venezolanos condenaron esos actos. Uno de los tweets que leí decía: "¿Cómo esos saqueadores les enseñarán a sus hijos que robar es malo cuando van a ver comiquitas en la pantalla plana que ellos se robaron?". Al ver esas imágenes pensé que lamentablemente eso que pasó allí es un pequeño reflejo del saqueo que, algunos pocos "administradores" deshonestos, han venido haciendo durante todos estos años con los recursos de la nación, y por eso el país está como está. Pero cuando vi tanta gente escribiendo en contra del robo y de la corrupción, me di cuenta de la inmensa cantidad de venezolanos honestos que viven en nuestro país. ¡Esos son los que van a salvar a Venezuela!
Continuando con la homilía del Papa, él dice: "La costumbre del soborno es una costumbre mundana y fuertemente pecadora. Es una costumbre que no viene de Dios: ¡Dios nos ha pedido llevar el pan a casa con nuestro trabajo honesto! Y este hombre, administrador, lo llevaba, pero ¿cómo? ¡Daba de comer a sus hijos pan sucio! Y sus hijos, quizá educados en colegios caros, quizá crecidos en ambientes cultos, habían recibido de su padre suciedad como comida, porque su padre, llevando pan sucio a casa, ¡había perdido la dignidad! ¡Y esto es un pecado grave! Porque se comienza quizá con un pequeño soborno, ¡pero es como la droga, eh!".
¿Están leyendo qué palabras tan duras? Dar comida sucia a los hijos ¡Qué horror! ¡Son palabras para reflexionar en familia, para leer a nuestros hijos, a nuestros alumnos... para que sepan lo peligroso que es corromperse!
El Papa Francisco continúa: "La costumbre del soborno se convierte en dependencia. Pero si hay una 'astucia mundana' hay también una 'astucia cristiana', de hacer las cosas un poco esbeltas... no con el espíritu del mundo, pero honestamente. Es esto lo que dice Jesús cuando invita a ser astutos como las serpientes y sencillos como las palomas: poner juntas estas dos dimensiones es una gracia del Espíritu Santo, un don que debemos pedir". Y es que con el trabajo honesto también se puede vivir dignamente, ejemplos de esto sobran a nuestro alrededor.
Para finalizar el Papa dijo: "Quizá nos hará bien a todos nosotros rezar por tantos niños y jóvenes que reciben de sus padres pan sucio: también éstos están hambrientos, ¡están hambrientos de dignidad! Rezad para que el Señor cambie el corazón de estos devotos del dios soborno y se den cuenta que la dignidad viene del trabajo digno, del trabajo honesto, del trabajo de cada día y no de esos caminos más fáciles que al final te lo quitan todo. Y después terminar como ese otro del Evangelio que tenía graneros, tantos silos llenos y no sabía qué hacer: 'Esta noche deberás morir', ha dicho el Señor. Esta pobre gente que ha perdido la dignidad por la práctica del soborno solamente lleva consigo no el dinero que ha ganado, ¡si no la falta de dignidad! ¡Recemos por ellos!".
Así será, Santo Padre, rezaremos mucho por ellos y por sus familias. Porque aunque ellos crean que son intocables y muy ricos porque tienen mucho poder y mucho dinero, son muy vulnerables y muy pobres, porque han perdido su dignidad. Realmente lo que causan es un gran dolor y una gran lástima. ¡Recemos por ellos para que rectifiquen y puedan dar pan limpio a sus hijos, ellos se lo agradecerán!
Tomado de: http://www.eluniversal.com/opinion/131113/pan-sucio
Dice el Papa: "Cuando nosotros pensamos en nuestros enemigos, realmente pensamos antes en el demonio, porque es precisamente el que nos hace mal. La atmósfera, el estilo de vida gusta mucho al demonio y esta mundanidad: vivir según los valores -entre comillas- del mundo. Este administrador es un ejemplo de mundanidad. Alguno de ustedes podría decir: ¡pero, este hombre ha hecho lo que hacen todos! ¡Pero todos, no! Algunos administradores, administradores de empresas, administradores públicos, algunos administradores de gobierno... Quizá, no son muchos. Pero es un poco esa actitud del camino más corto, más cómodo para ganarse la vida".
Cuando el Papa dice que no son muchos, pienso que tiene razón. Lo que pasa es que los corruptos hacen mucho daño ¡y mucho escándalo!, y uno cree que son muchísimos. Como ejemplo pongo lo que pasó aquí hace días cuando saquearon un establecimiento comercial en Valencia. Era impresionante ver cómo en los videos se veían personas honestas que gritaban "ladrones, ladrones" a los saqueadores; y en el Twitter miles de venezolanos condenaron esos actos. Uno de los tweets que leí decía: "¿Cómo esos saqueadores les enseñarán a sus hijos que robar es malo cuando van a ver comiquitas en la pantalla plana que ellos se robaron?". Al ver esas imágenes pensé que lamentablemente eso que pasó allí es un pequeño reflejo del saqueo que, algunos pocos "administradores" deshonestos, han venido haciendo durante todos estos años con los recursos de la nación, y por eso el país está como está. Pero cuando vi tanta gente escribiendo en contra del robo y de la corrupción, me di cuenta de la inmensa cantidad de venezolanos honestos que viven en nuestro país. ¡Esos son los que van a salvar a Venezuela!
Continuando con la homilía del Papa, él dice: "La costumbre del soborno es una costumbre mundana y fuertemente pecadora. Es una costumbre que no viene de Dios: ¡Dios nos ha pedido llevar el pan a casa con nuestro trabajo honesto! Y este hombre, administrador, lo llevaba, pero ¿cómo? ¡Daba de comer a sus hijos pan sucio! Y sus hijos, quizá educados en colegios caros, quizá crecidos en ambientes cultos, habían recibido de su padre suciedad como comida, porque su padre, llevando pan sucio a casa, ¡había perdido la dignidad! ¡Y esto es un pecado grave! Porque se comienza quizá con un pequeño soborno, ¡pero es como la droga, eh!".
¿Están leyendo qué palabras tan duras? Dar comida sucia a los hijos ¡Qué horror! ¡Son palabras para reflexionar en familia, para leer a nuestros hijos, a nuestros alumnos... para que sepan lo peligroso que es corromperse!
El Papa Francisco continúa: "La costumbre del soborno se convierte en dependencia. Pero si hay una 'astucia mundana' hay también una 'astucia cristiana', de hacer las cosas un poco esbeltas... no con el espíritu del mundo, pero honestamente. Es esto lo que dice Jesús cuando invita a ser astutos como las serpientes y sencillos como las palomas: poner juntas estas dos dimensiones es una gracia del Espíritu Santo, un don que debemos pedir". Y es que con el trabajo honesto también se puede vivir dignamente, ejemplos de esto sobran a nuestro alrededor.
Para finalizar el Papa dijo: "Quizá nos hará bien a todos nosotros rezar por tantos niños y jóvenes que reciben de sus padres pan sucio: también éstos están hambrientos, ¡están hambrientos de dignidad! Rezad para que el Señor cambie el corazón de estos devotos del dios soborno y se den cuenta que la dignidad viene del trabajo digno, del trabajo honesto, del trabajo de cada día y no de esos caminos más fáciles que al final te lo quitan todo. Y después terminar como ese otro del Evangelio que tenía graneros, tantos silos llenos y no sabía qué hacer: 'Esta noche deberás morir', ha dicho el Señor. Esta pobre gente que ha perdido la dignidad por la práctica del soborno solamente lleva consigo no el dinero que ha ganado, ¡si no la falta de dignidad! ¡Recemos por ellos!".
Así será, Santo Padre, rezaremos mucho por ellos y por sus familias. Porque aunque ellos crean que son intocables y muy ricos porque tienen mucho poder y mucho dinero, son muy vulnerables y muy pobres, porque han perdido su dignidad. Realmente lo que causan es un gran dolor y una gran lástima. ¡Recemos por ellos para que rectifiquen y puedan dar pan limpio a sus hijos, ellos se lo agradecerán!
Tomado de: http://www.eluniversal.com/opinion/131113/pan-sucio
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