LUDMOLA VINOGRADOFF Día 11/11/2013
Virginia y Gabriela
siguen en La Casona, que le corresponde a Maduro y a su esposa, muy molesta con
esta situación
La pelea por La Casona, la
residencia oficial del presidente de Venezuela y su familia, según reza en la
Constitución, ha llegado a su capítulo más intenso desde la muerte del
presidente Hugo Chávez hace ocho meses. Sus hijas siguen
instaladas allí, lo que ha provocado diversos altercados con el actual jefe
del Estado, Nicolás Maduro,y su mujer, Cilia Flores. Y es que
el nuevo presidente venezolano no ha podido ocupar todavía esta residencia
desde su toma de posesión el pasado 19 de abril. Maduro duerme algunas noches
en el Cuartel de la Montaña, junto a la tumba de Chávez, para que el espíritu de su
antecesor le inspire, tal y como ha reconocido en sus apariciones televisivas.
Otras lo hace con la «primera combatiente» –como se acostumbra a llamar a su
mujer Cilia–, en otra residencia oficial: La Viñeta.
Las hijas, Rosa Virginia y María Gabriela
Chávez, con sus respectivas familias ya vivían en La Casona cuando Chávez
era presidente, aunque no deberían haberlo hecho porque la ley se lo impedía al
ser las dos mayores de edad y tener sus propios recursos. También por
ley deberían haber desalojado la residencia presidencial desde el
mismo momento en que juró el nuevo mandatario, Nicolás Maduro.
Sin embargo, ninguna de las
dos hijas parece tener prisa por mudarse del que fue su hogar durante
los últimos 15 años. Tiempo suficiente para acostumbrarse a los privilegios, la
buena vida y el lujo de una mansión decorada con muebles caros, obras de arte y
varias decenas de empleados, entre personal de servicio y miembros del cuerpo
de seguridad.
Parece que las hijas de Chávez son viceministro para «la
felicidad suprema», alumnas aventajadas del nombrado hace dos
semanas, para dedicarse al gozo infinito del pueblo. Para ellas ha sido
suficiente con usurpar los bienes e inmuebles de la nación, como si fueran
propios.Maduro empieza a estar bastante molesto y ha ordenado ya
que se trasladen a una de las casas de la urbanización Fuerte Tiuna donde viven
altos cargos chavistas (miembros del gabinete, ministros, diputados, oficiales
de las Fuerza Armadas bolivarianas) y donde también se ubica el Ministerio de
Defensa.
La
primera dama, molesta
Pero aún no se ha visto movimiento de
mudanza por parte de las hijas de Chávez. Se presume que lo harán poco a poco,
sin prisas, para mayor molestia deCilia
Flores, la nueva primera dama de la República Bolivariana, que ha
hecho valer su posición desde que se casó oficialmente con Maduro en junio
pasado. Parece ser que es ella la que más ha presionado a Nicolás Maduro para
que ambos puedan disfrutar de La Casona.
Rosa Virginia, la hija mayor del
difunto, tiene dos hijos con Jorge Arreaza, yerno de Chávez y designado por
Maduro vicepresidente de la República. La relación conyugal parece que
ha naufragado. Rosa Virginia se ha separado de Arreaza y lo ha echado de La
Casona, según afirmaron fuentes solventes consultadas por ABC. Arreaza
negocia alguna Embajada para alejarse del país y de Rosa Virginia. La
segunda hija de Chávez, María Gabriela, es tan decidida y pragmática como su
hermana mayor. Su cuenta de Twitter @Maby80 lo dice todo. Ha pasado de un
romance a otro con la velocidad del rayo y le cuesta dejar la «dolce
vita» que ha llevado hasta ahora. No se le conoce ninguna actividad
profesional.
Lo cierto es que las hijas de Chávez
han tenido desavenencias con Maduro. En un homenaje al fallecido, no figuraron
en los actos que se le dedicaron en el Cuartel de la Montaña. Las hijas
rechazan los esoterismos de Maduro cuando se refiere a Chávez, eso de que su espíritu se le aparece
como un pajarito es difícil de digerir... pero no justifica que se
eternicen en La Casona.
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