Cuando, como
ahora, las bajas pasiones y nuestros demonios personales y sociales se exhiben,
tendemos naturalmente a sentirnos ajenos a lo que sucede y a perder la
esperanza.
Sin embargo, eso que puede resultarnos
decepcionante, vergonzoso y desesperanzador, es lo mejor que nos pudo haber pasado, porque aunque lo rechacemos, nos resulte ajeno y
lo veamos contrario a nuestra naturaleza ciudadana y social, eso,
lamentablemente también es parte de la Venezuela que somos. Es nuestra cara
oculta, nuestra configuración oscura. Una configuración que, hasta ahora,
estaba visible sólo en algunos, pero que, obviamente, estaba latente en muchos
otros. Esa, en estas circunstancias, afloró y lo hizo en magnitudes
preocupantes.
Digo que es
lo mejor que nos pudo haber pasado,
porque las sociedades, esencialmente, muestran su naturaleza de forma
engañosa. Manifiestan unas creencias, exhiben unas cualidades y
simultáneamente, ocultan otras. Las que se exhiben forman parte de los rasgos
predominantes y socialmente aceptados. Pero a veces, hay unas para las que, la
forma en la que se exhiben puede también resultar engañosa, haciendo que sean
socialmente aceptadas conductas que encierran o se sustentan en rasgos
socialmente cuestionados, por lo que, cuando
aflora su naturaleza y se expresan de la forma más burda, resulta altamente
esclarecedor sobre lo que tenemos y queremos como sociedad.
Es como la
utilidad de los espejos de aumento: en ellos se ve magnificado lo que nos gusta
y queremos ser y también lo que rechazamos y no queremos en nuestras vidas.
En nuestro caso hay rasgos que
siempre estuvieron ahí, lo que sabemos incluso
por el uso de algunas costumbres y refranes, que
ahora están mostrándose en su peor manifestación
¿Ejemplos?
“Se acata
pero no se cumple” por mencionar el más nombrado, que, a la vez, es el más
utilizado por la mayoría, independientemente del color político, cuando se está
frente a un desacuerdo. O entre las prácticas, la “viveza del venezolano”,
utilizada por muchos también.
Pero ¿qué
cosas podemos identificar en lo que nos está sucediendo? Desde mi punto de
vista, creo que las más relevantes serían:
1. Falta de probidad.
2. Locus de control externo.
3. Baja estima y desconfianza.
4. Falta de pertenencia.
5. Menosprecio al conocimiento – superficialidad.
6. Menosprecio al trabajo y a la impecabilidad.
Éstas dan
origen, entre otras, a la baja cohesión social, al desconocimiento y falta de
reconocimiento del otro; a la baja productividad; a la desesperanza aprendida;
a la prepotencia y la chapucería; y a esa mezcla de oportunismo, facilismo,
miedo, anomia y sumisión que se ha expresado con mucha fuerza últimamente.
Ésta Venezuela que vemos, que
también somos y que ahora podemos reconocer claramente que no queremos ser, nos da todas las pistas de la tarea pendiente si de verdad
apostamos por una Venezuela con la que nos sintamos identificados y en la que
queramos vivir.
Y ahora te pregunto:
1. ¿Cuál de
los rasgos que rechazas, sientes que puede estar presente o que ha formado
parte de tus prácticas ciudadanas en el pasado o en el presente?
2. ¿Crees
que Venezuela somos todos? Si es así, ¿Qué crees que tenemos que hacer para
constituirnos en una Nación?
3. ¿Crees
que para que el país cambie los otros, los que actúan como no te gusta, son
ellos, sólo ellos los que deben cambiar?
4. ¿Crees
que una Venezuela diferente se construye sólo cambiando de gobernantes? Si no
lo crees, ¿con cuáles cambios estás dispuesto a contribuir como ciudadano?
5. ¿Cuánto
tiempo crees que nos tomará tener una Venezuela unida, proba, responsable,
comprometida y productiva?
6. ¿Ya
metiste la acción ciudadana para reconstruir a Venezuela como parte de tu
agenda? ¿Cuántas horas pretendes dedicarle y en qué piensas emplearlas?
7. ¿Cuántas
personas que piensan y actúan diferente forman parte de tu familia y de tu
círculo de amigos? ¿Cómo piensas hacer para reconstruir tus relaciones con
ellos y para ampliar ese círculo? ¿Cómo piensas hacer para dejar de pelear con
ellos y encontrar espacios en los que se pueda restablecer la confianza, el
afecto y dónde se puedan comenzar a construir algunos acuerdos?
Hay
diferentes dimensiones y niveles en la reconstrucción de Venezuela, pero el
cambio no será posible ni duradero, si no trabajamos, cada uno de nosotros, la
dimensión humana y social, cotidianamente.
Esa es nuestra responsabilidad.
¡Yo la asumí!
¿Tú estás dispuesto a asumirla?
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