FAUSTO MASÓ 9 DE NOVIEMBRE 2013
A los chinos les estamos comprando
5.000 camiones. Los chinos hacen negocios, nosotros rompemos récords de
oratoria. Por ahora, nos compra el petróleo; si levantaran las sanciones contra
Irán, China volvería a abastecerse de su suplidor natural, Irán. Chávez
inocentemente ayudó al bloqueo económico de Estados Unidos contra Teherán, les
permitió a los chinos proveerse de petróleo barato y complacer así a
Washington. Cosas de la vida: Chávez cooperó con el imperialismo.
El gobierno vive en plena fantasía,
atribuye el desabastecimiento a la mala distribución de los productos que
importa y quiere con 5.000 camiones organizar un gigantesco aparato de
distribución. No hay nada tan complejo como distribuir alimentos; nunca han
manejado un aparato de distribución, porque para importar solo se requieren
dólares, pero en cambio para abastecer los miles de puntos de ventas que hay en
Venezuela se necesita una organización eficaz. El desastre de Pudreval quedará
chiquito frente al inevitable fracaso de ese plan de distribución gigantesco.
Prepárense para ver los 5.000 camiones convertidos en chatarra. ¿Dónde los
esconderán?
Todo esto indica el desconcierto
oficial; todavía siguen creyendo que dando órdenes desde Miraflores se mueve
una economía moderna. Todos pagaremos el costo de este error. La inflación no
disminuirá y el desabastecimiento aumentará.
Algo parece claro, a esta altura el
gobierno no suspenderá las elecciones, a menos que sectores de la oposición le
ofrezcan la oportunidad en bandeja de plata. A pesar de las críticas injustas,
nunca la oposición ha estado en una situación mejor, tiene la posibilidad de
mostrar internacionalmente que representa una mayoría, incluso en sectores populares
del oeste de Caracas, si la unidad se impone. Hablar y hablar es la estrategia
oficial para estas elecciones, resulta asombrosa la imprevista locuacidad de
Nicolás Maduro.
Hay algo desesperado en decretar el 8
de diciembre el día del finado Chávez, no hay otro argumento político que la
devoción hacia Chávez; esta maniobra pone en evidencia el abismo que hay entre
el pasado presidente y el inquilino de Miraflores. Con paciencia soportamos la
cadena del pasado miércoles; había prometido anuncios sobre el dólar paralelo,
cambios en la política económica, decisiones de peso. Quizá en algún momento de
su larga perorata trató esos temas pero la mayoría de los que lo escuchaban no
se enteraron, abrumados por una serie de lugares comunes, repeticiones. Maduro
está montado sobre un tigre, cambiar de rumbo le costaría demasiado, no cambiar
también. Los enemigos peligrosos de Maduro están entre los que lo aplauden en
Miraflores.
Al gobierno hoy lo financia la emisión
constante de dinero del Banco Central y el apoderarse de los ahorros de los
venezolanos en la banca privada. Si mañana subieran los intereses para
recompensar a los ahorristas la deuda oficial se multiplicaría y acreedores y
deudores quebrarían. No le queda otro remedio al gobierno que continuar el rumbo
económico: la inflación de octubre llegó a 5% y la anual se acerca a 50%.
Mientras compramos 5.000 camiones,
gastamos cientos de millones de dólares en corredores de autos, fallecen los
enfermos de cáncer porque no funcionan los equipos de radicación, nunca les
pagaron a los argentinos el contrato de mantenimiento.
¿En qué mundo vive Maduro?
¡Que lo despierten!
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