Macky Arenas 31 de octubre de 2013
Entrevista a Jorge Pabón Raydan –
Exdecano de Derecho de la UCV
La democracia no puede
mantenerse sin separación de poderes. Las Constituyentes siempre son de facto.
En Venezuela los poderes se combinan para actuar de común acuerdo, señala el
constitucionalista.
Se graduó de abogado en la Universidad
Santa María y obtuvo su título en Ciencias Políticas en la UCV. Allí ejerció
como Decano de la Facultad de Derecho (2004-2008) y es profesor titular. Fue
presidente del Tribunal Disciplinario de la Asociación de Profesores de la UCV
y primer presidente del Colegio de Politólogos. Formó parte de la Comisión de
Estudio para el Cambio Constitucional de la Facultad de Ciencias Políticas y
Jurídicas de la UCV. Estas son sus reflexiones para los lectores de ABC de la
Semana.
— ¿Cuál es el panorama de la
oposición para después de las elecciones del 8D?
— La oposición se plantea tres
vías para actuar: una reforma constitucional, el referéndum revocatorio o la
Asamblea Nacional Constituyente. La reforma constitucional es un planteamiento
ilógico pues, independientemente de los resultados que se obtengan el 8D, por
muy favorables que sean para la oposición, es una opción que presenta varias
limitaciones. Una de ellas es lo que se puede hacer con tal reforma. En primer
lugar, no se pueden cambiar ni los principios ni la estructura fundamental, con
lo cual la interpretación del TSJ minimizará todo aquello que se pretenda en lo
teórico; adicionalmente, una reforma sólo puede aprobarse con las dos terceras
partes de la Asamblea Nacional y nada asegura que la oposición, por más saltos
de talanquera que ocurran, obtenga esa cifra.
— Eso, sin mencionar las limitaciones
por la vía del CNE en el caso de los revocatorios…
— El CNE aprobó unas normas para
la recepción de las manifestaciones de voluntad para los referéndums
revocatorios. Ya no será por recolección de firmas, sino ajustadas a ese
reglamento establecido por el organismo electoral. Allí se fijan unos lugares
para recibir las manifestaciones de voluntad, con presencia de funcionarios del
CNE, y en horarios predeterminados donde la gente debe ir a poner su firma y su
huella digital. Entre 8:00 y 12:00 a.m. y 1:00 a 4:00 p.m., en tres días
consecutivos sin prórroga…
— Lo cual hace prácticamente imposible
que esas firmas se recojan
— Sólo imagina el RR para
Presidente de la República, donde existen 20 millones de electores, se trata de
recoger el 20% de las firmas, es decir, 4 millones de personas que deben
ir a manifestar su voluntad. Esto, con el antecedente de la Lista de
Tascón, de las amenazas, de que te sacan de las misiones, de que te quitan los
contratos y para de contar. La alta abstención que caracteriza estos procesos
hace improbable alcanzar esas metas.
— Muchos son los que piensan
que, de permanecer estructurado tal y como está el CNE, toda vía que implique
manifestación de voluntad, sea a través de firma o de voto, está de antemano
perdido
— Estoy totalmente de acuerdo y
le agregaría que aparte del CNE, los poderes fácticos como el TSJ,
interpretarían las cosas siempre a conveniencia del gobierno. Lo mismo la
Defensoría del Pueblo que, ante atropellos a la gente no saldría. Los motorizados
que sueltan para amedrentar a la gente. Todo ello conforma un cuadro que
imposibilita un proceso, por lo tanto niega, desde mi perspectiva, la
viabilidad de todas esas alternativas, aunque ellas estén contempladas en la
Constitución.
Asamblea Constituyente
— ¿Y la Constituyente?
— Las Constituyentes siempre son
de facto: se derroca un gobierno y quienes siguen llaman a una Constituyente.
Hay procesos, como el colombiano, donde se ponen de acuerdo para convocarla, de
acuerdo a lo que establece la Constitución de ese país. En la venezolana se
introdujo esta figura, completamente dictatorial, pues elimina a todos los
poderes, no tiene límites de tiempo y quienes ganan allí pueden hacer lo que
les viene en gana, no hay restricciones constitucionales. Esta vía está vedada
para la oposición pues entre los requisitos que se establecen figura que quien
convoca establece unas bases y ellas, avaladas por los poderes adosados al
Ejecutivo, siempre favorecerán al gobierno.
— El Presidente también tiene
ventajas en la convocatoria…
— Puede hacerlo en un día, lo
que implica que, después de un esfuerzo titánico por parte de la oposición al
reunir manifestaciones de voluntad, si es que las logra, el Presidente, en
consejo de ministros, puede convocarla en un día y establecer de inmediato las
bases comiciales. Así que sobre la iniciativa popular que es a lo que
apuntan quienes desde la oposición acarician la idea, vale la pena analizarla
de manera realista para evaluar sus posibilidades, ventajas o desventajas. Con
esto puede pasar como con la Ley Orgánica de Procesos Electorales que
eliminó la representación proporcional de las minorías y, al hacerlo, le da la
posibilidad de manipular los circuitos electorales y lograr que una minoría se
convierta en mayoría.
— Lo que pasó en las elecciones
parlamentarias del 2010…
— Exactamente. Sacas más votos y
obtienes menos diputados. Y también acaba de pasar en las elecciones para los
consejos legislativos en los Estados Miranda y en Lara, pues la ley permite eso
y, además, eliminó un principio constitucional que es la representación de las
minorías. Son desventajas imposibles de vencer.
— ¿A estas alturas, uno lo que se
pregunta es qué fue de aquél pueblo, el constituyente originario?
— Aunque el 347 establece que
“el pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario” y
que, “en ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional
Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo
ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”, de inmediato, el 348
lo contradice al indicar que no sólo el pueblo puede convocarla, sino también
el Presidente de la República, la Asamblea Nacional y los Concejos Municipales.
Esta contradicción que cambia el sentido del 347 crea un desbalance de tal
magnitud que parece ser una figura consagrada para uso exclusivo del Presidente
de la República quien la puede impulsar con gran facilidad, en contraposición a
las dificultades jurídicas y fácticas que tienen los otros posibles
convocantes.
Abusos y ventajismo
— Algunos considerarán estos
inconvenientes como exageraciones
— A ellos cabe recordarles que la
Constituyente, máxime en un país polarizado como el nuestro, es un juego suma
cero, de vida o muerte, es preferible perder la Presidencia o cualquier otra
elección, la Constituyente por decirlo de alguna manera lo puede todo,
destituir al Presidente, eliminar o sustituir cualquier o todos los poderes del
Estado, las leyes, y demás.
— En cada elección se denuncian
abusos y ventajismo, sin estar en juego la integridad del régimen…
— ¿Cómo será para la de la
Constituyente, cuya convocatoria por la oposición significa, para ellos, “vamos
por ustedes, por sus bienes, a liquidarlos”? Así necesariamente lo entenderían
quienes detentan el poder. Si la oposición ha defendido la vigencia y
permanencia de la Constitución, es lógico que se pregunten a qué vienen,
obviamente no a establecer otra Constitución, lo que convertiría el juego político
en una guerra a muerte.
— Cada una de las opciones
mencionadas nos conduce a caer en el mismo embudo…
— Correcto. Y estaríamos a
tiempo de convocar revocatorio pues ya transcurrió más de la mitad del período
de los parlamentarios. Para revocar cuerpos colegiados se necesita una ley que
no se ha hecho. Pero como es un derecho, el CNE los ha reglamentado, no
obstante, lo hace por la vía de recolección de firmas o manifestaciones de
voluntad. La última ley, como disposición transitoria, establece que mientras
no se dicte otra es el CNE el que resuelve.
— ¿Qué pasa con los
parlamentarios elegidos uninominalmente?
— De hecho, puedes revocarlos,
pero colocan al suplente que es de la misma tolda y sigue las mismas
directrices políticas. Entonces, ¿qué ganas con revocarlo? Venezuela es el
único país del mundo en que los representantes uninominalmente electos tienen
suplentes que automáticamente suben al cargo, sin que nadie los haya elegido,
sin que se sepa quienes son pues ni aparecen en las listas. Lo mismo pasa con
los diputados de lista. Es todo un entramado que favorece un esquema
determinado.
— La raíz de todo esto es la
ausencia de separación de poderes y tal vez su manifestación más patética sea
la Habilitante, la cual el Presidente no parece estar solicitando sino
ordenando se le apruebe…
— Lo aclara muy bien el hecho de
que el Presidente no está solicitando una Habilitante, sino poderes especiales,
que es otra cosa. La Constitución, en su artículo 203, es muy clara respecto a
las habilitantes: se trata de facultar al Presidente para que haga determinadas
leyes, en determinada materia, en un determinado contexto y tiempo. Los
parámetros en los cuales debe moverse están establecidos. Aquí se está dando un
cheque en blanco al jefe de Estado: “En el ámbito de la economía, haga lo que
le parezca”, lo cual refleja el drama de la ausencia de separación de poderes.
— Montesquieu…
— Es por ello que las
habilitantes en Venezuela no pueden ser generales y abiertas, sino dentro de
unas condiciones que determina la misma Asamblea Nacional. Montesquieu, uno de
los grandes pensadores sobre la libertad, diseñó unos poderes compenetrados de
manera dinámica. El sabía que el enemigo de la libertad era el poder y se
preguntaba cómo hacer para que el poder no aplastara la libertad. Llegó a la
conclusión de que la única manera era controlar al poder con el poder. ¿Cómo hacerlo?
Dividiendo ese poder para que cada una de las partes controle a la otra. Cuando
los poderes están en manos de uno solo, ya no hay opciones, es la tiranía. La
teoría de Montesquieu prevaleció y es la base de la democracia.
— Lo tragicómico de todo esto es
que la Habilitante, en esos términos, la concede el parlamento, vale decir que
entrega su facultad de legislar. ¿Con esto, de alguna manera, no se está
configurando, no sólo un fraude al pueblo sino que los propios parlamentarios
podrían estar violando la Constitución al evadir la responsabilidad para la que
fueron electos?
— Seguro. Lo que sucede es
que en Venezuela los poderes se combinan para actuar de común acuerdo. A Hitler
se le habilitó en 1933 con aquella famosa ley que lo convirtió en dictador con
plenos poderes, con la venia del parlamento. Cuando acabó ese régimen, los
legisladores se preguntaron qué hacer para que no volviera a ocurrir y es por
ello que se especifica que las habilitantes deben ser concedidas bajo
condiciones muy bien determinadas. Aquí se ha llegado al extremo de que el
parlamento entregue las funciones de control, lo cual es grave. Lo que
llamamos cheque en blanco, que se le dio a Chávez y ahora lo quiere
Maduro.
— Es el rol del contrapeso, sin él no
hay democracia…
— Y el contrapeso funciona de
diferentes maneras, la prensa –por ejemplo- es un poder que controla al poder.
El poder Judicial, “la boca que pronuncia la palabra de la ley”. Pero si
controlas o mediatizas todo eso eliminas el contrapeso. En los Estados Unidos,
Franklin D. Roosevelt comenzó a actuar para salir de la depresión y hacia el
año 1933 tenía poderes que el parlamento le otorgaba, pero la Corte Suprema
salió al paso y determinó que el Congreso no podía entregarle sus poderes al
Presidente. Y hasta allí llegó la cosa. Y es la democracia no puede mantenerse
sin separación de poderes.
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