Por Econ. Jesús Alexis González, 08/11/2013
Inferimos
que existe en Venezuela una intencional
política de cambio sobrevaluado con eje en un permanente crecimiento de la
liquidez monetaria (un 1.300% durante 2005-2013 hasta situarse en cerca de un billón de bolívares) en favor de intentar
controlar la inflación. Veamos: El BCV fija
el precio para la compra-venta del dólar el cual no siempre se corresponde con su precio real, y en muchos casos (como en la actualidad) lo fija por
debajo de lo que cuesta conformando de tal modo un tipo de cambio sobrevaluado que se dinamiza por la situación
inflacionaria.
El tipo de cambio (TC) refleja la cantidad
de bolívares requeridos para adquirir un dólar; el TC nominal es el precio relativo que existe entre el bolívar y el
dólar expresado en unidades monetarias, es decir, la relación directa entre
estas monedas (6,30Bs/$); mientras que TC
real refleja la relación entre el precio relativo de las dos canastas de
consumo (Venezuela-USA) y facilita conocer el poder adquisitivo del bolívar en
los EEUU. Tal condición del TC está
condicionada por el comportamiento inflacionario de cada uno de estos
países (cómo aumentan los precios de los bienes) lo cual se traduce (en nuestro
caso) a una tasa de crecimiento de las importaciones superior a la de las
exportaciones, configurándose una depreciación
del tipo de cambio (de la moneda), es decir un aumento del precio del dólar
en términos de bolívares, lo cual conducirá irreversiblemente a una devaluación; sea oportuno señalar que
una depreciación es un resultado económico mientras que la devaluación es una estrategia económica oficial, en el entendido que la primera
conduce a la segunda habida cuenta que el Gobierno
debe ajustar el tipo de cambio nominal
para que refleje el incremento en los costos y así corregir la
sobrevaluación.
Variadas
consecuencias se desprenden de una sobrevaluación del bolívar:
(1) Desestimulo a las exportaciones ya que por cada dólar exportado se recibe una cantidad de bolívares que
difícilmente permite cubrir los costos crecientes de producción impulsados por
la inflación;
(2) Disminución de la producción nacional al contraerse las expectativas para invertir ante la imposibilidad de
competir con unas importaciones de menor precio y mayor diversificación;
(3) Impulso a las importaciones (cerca
de 4.000 millones de dólares mensuales) en razón a que con un dólar más barato (alejado de la realidad) hace atractivo comprar en el extranjero,
afectando el uso de los factores de la producción nacional a la par de afectar
negativamente cualquier política de sustitución de importaciones, profundizando la economía rentista;
(4) Estimulo a la demanda de divisas bien para importar o bien para resguardar el patrimonio monetario de
la devastadora inflación;
(5) Reforzamiento del Estado importador (como teórica herramienta antiinflacionaria)en detrimento de la
actividad del sector privado, en razón de que controla más del 96% de las
divisas que percibe el país, (estamos importando el 59% del consumo de carne);
(6) Escasez del 22,4% (promedio
América Latina: 5%) como consecuencia de la contracción de la oferta
proveniente del sector productivo nacional (marcadamente estatizado)
complementado por ineficientes estrategias (mayoritariamente gubernamentales)
de importación y distribución;
(7) Disminución de las reservas internacionales hasta niveles desconocidos históricamente (25% en 2013) a la luz de la
dependencia del consumo nacional en relación al sector externo de la
economía ( más del 51% del consumo final
de los hogares y por encima del 25% de bienes intermedios);
(8) Aumento de la deuda interna (desde
Bs 2.500millones en 1998, hasta Bs 380.300 millones al IIT 2013)para compensar
el déficit fiscal (14% del PIB) y mantener la tendencia creciente del gasto público (desde un 29% del PIB en 1998
hasta un 44% en 2012, que en valores absolutos para 2013 se aproxima a Bs 662,4
millardos);
(9) Emisión de dinero inorgánico
(más de Bs 300.000 millones sólo para financiar a PDVSA) para equilibrar la
disminución de ingresos; y
(10) Más inflación!!! (el problema de fondo no atendido) que para octubre 2013 alcanzó un 5,1%, un acumulado de 45,8%, un
anualizado de 54,3%, un 72% en alimentos ; y un estimado al cierre superior al
60%. En fin, estamos presenciando la
demolición paulatina del aparato
productivo nacional y un alejamiento
de la suprema felicidad.
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