José López 12 de marzo de 2014
Las
manifestaciones de los últimos días responden a las protestas de los jóvenes
contra la inseguridad, la inflación, la escasez, el cerco mediático, la corrupción
y más recientemente contra la represión y la tortura. Recordemos que la
Guardia Nacional y el hamponato bolivariano han reprimido brutalmente a las
manifestaciones en todo el país. El balance no ha podido ser más trágico: 18
jóvenes asesinados, cientos de heridos, torturados y miles de ellos sometidos a
procesos amañados por parte de jueces corruptos al servicio de la pestilente
bota militar.
Una vez más ha quedado al descubierto
que el estado militarizado dirigido por la dupla Maduro-Cabello está dispuesto
a reprimir y aniquilar, al costo que sea, a cualquier movimiento popular que
amenace la estabilidad e intereses del bloque dominante milico-facho-burgués.
Ante
esta coyuntura se impone la incorporación de nuevos actores a la protesta
social en favor de la construcción de una nueva mayoría que permita la
redemocratización del país. Es urgente redimensionar la actual
propuesta estudiantil de lucha a fin de que los trabajadores, los movimientos
sociales, los campesinos, los indígenas y otros sectores de la sociedad se
sientan identificados. Una agenda social que recoja las reivindicaciones
salariales de los trabajadores y gremios profesionales, la independencia de los
movimientos sociales y la demarcación de los territorios de los
pueblos indígenas. Un frente social que permita a futuro la construcción de una
democracia integral tanto en lo económico, como en lo social y en lo político.
Igualmente
es imperativo entender que los sectores populares del chavismo también sufren
la inseguridad, la inflación, y la escasez, que en ellos hay desencanto y
frustración. Que el discurso falaz de la dupla Maduro-Diosdado ya no los
convence, que las dadivas -cada día menos- por concepto de las misiones ya no
satisfacen sus expectativas. Que cada vez más sufren los embates de la
represión oficial o los abusos de los colectivos armados. Es imperativo
una mayor sintonía con esos sectores acorralados por el autoritarismo
oficial e ignorados por la disidencia política
Al estado militarizado bolivariano no
se le puede derrotar mediante salidas
mágicas-cortoplacistas impulsadas por una vanguardia o con acciones
de calle aislacionistas como las guarimbas, las
cuales representan acciones efectistas que no
debilitan al régimen, ni permiten construir una nueva mayoría. ¿Cuál es el
valor táctico o estratégico de bloquear una calle en un sector donde el 80% de
la población es opositora al régimen?
La
derrota de este régimen solo será posible a través de un vasto movimiento de
masas que haga suyo las reivindicaciones sociales de la mayoría. La lucha
no es de opositores contra chavistas, sino la de un pueblo contra un gobierno
corrupto, represor, antiobrero y asesino. No basta solo
con atreverse a luchar contra el gorilato bolivariano, hay que saber como
hacerlo exitosamente.
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