Carlos Valero junio de 2014
Es muy poco serio que cada vez que las
encuestas se ponen feas el partido de gobierno recurra al expediente de culpar
a la oposición, al imperio o a las fuerzas del más allá de querer asesinar al
presidente de la república y por supuesto, a varios miembros del alto mando de
la revolución.
Ni siquiera países en guerra, como
EEUU o Colombia recurren a esa estrategia, primero porque las leyes los obligan
a probar que ello es cierto y segundo, porque antes de denunciarlo lo
desarticulan con inteligencia y apoyo
del aparato legal. Únicamente el castrismo ha recurrido una y otra vez
al tema, con la diferencia que entre Cuba y EEUU llegaron al extremo de una
guerra que pudo haber desencadenado la tercera guerra mundial cuando ocurrió la
crisis de los misiles.
Ahora vayamos a esta nueva versión del
golpe, destacando los elementos que hacen de esta denuncia una nueva cortina de
humo. En primer lugar, llama poderosamente la atención que se convoque a una
rueda de prensa con el alto mando de la revolución, es decir, una instancia
política del PSUV, y no con el poder ejecutivo o el legislativo. En segundo
lugar, se muestran unos supuestos
correos, sin que haya mediado una orden judicial que permita hacer esas
operaciones.
En un país donde se respete el estado
de derecho, esas pruebas carecerían de valor probatorio. En tercer lugar, el
vocero no es la cabeza de la seguridad del país sino el alcalde de Caracas,
quizás por su condición de siquiatra para intentar manipular o dominar las
masas. Y finalmente, aparece el Ministro de Relaciones Interiores, Rodríguez
Torres, Mayor General activo de las FANB, en un acto claramente político
partidista. Dónde queda la vigencia del artículo 328 de la Constitución
Nacional?
Como si fueran pocos los elementos
anteriores, Cabello, hizo las veces de apuntador pero muy mal informado, ya que
en una ocasión se nota claramente, hablando de María Corina, que le dice “ella
está en Panamá reunida con unos empresarios”, lo que a la postre resultó ser
falso, porque casi en tiempo real salió declarando María Corina desde Caracas,
lo cual deja muchas dudas sobre el aparato de inteligencia oficial.
Sobre el contenido de los emails y la
gravedad o no de lo que allí se muestra no merece la pena hacer mayores
comentarios y los involucrados han declarado al respecto. Me parece más
pertinente entender el porqué de estas acciones de denuncia, que en el pasado no
han arrojado un solo detenido. Es evidente que Nicolás, y ahora el PSUV,
necesita urgentemente una acción tipo Dakaso que logre detener la tendencia de
deterioro de su imagen.
Los resultados de San Cristóbal y San
Diego muestran un crecimiento del voto opositor de alrededor de 15%. Ellos saben que el año 2015 se encuentra a la
vuelta de la esquina, con lo cual de mantenerse estas tendencias, puede
terminar la oposición con mayoría en la Asamblea Nacional y desde ese espacio
institucional comenzar realmente a cambiar la caótica situación de los
venezolanos. Es por ello que me atrevo a alertar que a mayor caída en las
encuestas, veremos mayores intentos de magnicidios y de golpes de estado.
El golpe de María Corina se denuncia,
sin involucrar soldados, generales, tanques o aviones (pequeña diferencia con
el año 1992), el mismo día en que la cámara baja del senado de los EEUU aprobó
casi por unanimidad las sanciones a funcionarios que están, según los gringos,
incursos en violación de DDHH y poseen bienes y fortunas en ese país o en el
sistema financiero internacional, mal habidas. Es decir, los americanos acusan
a los burócratas del PSUV, no al pueblo ni sancionan al país, y estos pagan su
frustración con la oposición venezolana. De palabra le declaran casi la guerra
al imperio, pero en la práctica pelean con una oposición que no posee armas,
que en su inmensa mayoría está concentrada en construir y consolidar una sólida
mayoría social y política de forma pacífica y democrática, pero haciendo
oposición, no sumisión.
La probabilidad de que en Venezuela
ocurra un fenómeno parecido al del año 1998, cuando las élites dominantes
fueron barridas, en aquel momento por el ex presidente Chávez, es cada día
mayor. El pueblo siente un quiebre de expectativas terrible con Maduro, que
transformó el socialismo del siglo XXI en colas, escasez y penurias. Al igual
que el año 98 las trabas institucionales no lograron detener el poder de un
país decidido a cambiar, hoy tampoco podrán.
Eso sí, veremos locuras, represión y
un estado desatado contra el ciudadano, medidas altamente costosas en términos
sociales pero profundamente ineficaces para mantener el poder. Todos los
tiranos terminan en el lado oscuro de la historia y sus víctimas transformadas
en héroes cívicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico