Por Eddie Ramírez,
29/07/2014
Este 31 de julio se
cumple un siglo de la perforación del pozo Zumaque I por la Caribean Petroleum
, que inició la producción petrolera comercial en nuestro país, aunque no
debemos olvidar que en un grupo de venezolanos encabezados por Manuel Antonio
Pulido y Pedro Rafael Rincones constituyeron la compañía Petrolia del Táchira,
registrada también un 31 de julio pero de 1882 ¿Hemos utilizado acertadamente
los ingresos petroleros?¿ Hemos desarrollado nuestros hidrocarburos acorde con
las enormes reservas de que disponemos? ¿Qué nos depara el futuro?
Sin duda que no todos
esos ingresos fueron despilfarrados. Los diferentes gobiernos, uno más otros
menos, tuvieron algunos logros. Grosso modo, desde 1914 pueden señalarse el
pago de la deuda externa, control del paludismo, infraestructura vial,
eléctrica, hospitalaria y de acueductos, empresas de Guayana, masificación de
la educación, financiamiento a la agricultura y a la industria. Sin embargo no
hemos sido capaces de promover un desarrollo sustentable, es decir uno que
beneficie a la mayoría, que sea amigable con el ambiente y que sea
económicamente viable. La pobreza sigue siendo nuestro principal problema y
causa del deterioro ambiental y de la situación social. La educación se
masificó pero perdió calidad y la infraestructura se deterioró por falta de
mantenimiento. La agricultura y la industria están sujetas a los vaivenes de
las políticas, muy dependientes de subsidios y poco competitivas. La renta
petrolera no nos ha sacado del subdesarrollo, lo cual es responsabilidad de
todos los gobiernos, tanto democráticos como dictatoriales.
En cuanto a la industria
petrolera tampoco la hemos desarrollado acorde con su potencial. Fuimos los
primeros exportadores del mundo y segundo productores. Cuando se creó la OPEP
en 1960, Venezuela producía 2.846.000 barriles por día (b/d), Arabia Saudita
1.313.000 b/d, Irán 1.068.000 b/d, Irak 972.000 b/d y Kuwait 1.692.000 b/d, es
decir teníamos el 36% de la torta. Hoy, esos mismos cinco países producen
22.226.000 b/d, pero Venezuela solo contribuye con un 12,5 %, según cifras
oficiales. Si se compara con la producción total de los países que integran
actualmente la OPEP nuestra participación es de solo 9,45% y únicamente
aportamos un 3,3 % de la producción mundial. Estas simples cifras indican que
tampoco hemos sido capaces de desarrollar nuestra industria petrolera.
Lo señalado parece
indicar que varias generaciones de venezolanos hemos fracasado en lograr un
mejor país. ¿Qué debemos hacer para corregir el rumbo? ¿Se justifica que el
Estado sea dueño de empresas en lugar de dedicar sus recursos a la educación,
salud y seguridad? ¿Debemos cambiar la Constitución para que empresas privadas
participen directamente en las actividades petroleras? ¿Qué pasará cuando el
petróleo no sea la principal fuente de energía? ¿En qué otros productos podemos
ser competitivos para obtener divisas? ¿En qué invertir la renta petrolera?
¿Esta debe ser de todos los venezolanos o seguir siendo del fisco? Estas y
muchas otras preguntas ameritan discusión para no seguir haciendo más de lo
mismo. Ya la renta petrolera no alcanza para seguir manteniendo el despilfarro
y la corrupción. O rectificamos o los próximos cien años serán de mayores
penurias. Al respecto cabe citar al prestigioso Alberto Quirós Corradi quien
recientemente escribió que ¨ El ciclo del petróleo en Venezuela se cerró. Hoy
tenemos que, otra vez, llamar a los que “saben” y tienen recursos financieros
para que se encarguen del negocio. ¡Como cuando Gómez! (Si creen que
exageramos, oigan el discurso de Maduro entregándole el país al presidente de
China)¨. Por venir de quien viene esta aseveración no puede caer en saco roto.
Como en botica: Sin
emitir juicio sobre Carvajal, me permito recordar que no es la primera vez que
el gobierno de los Países Bajos cede ante presiones de gobiernos dictatoriales.
En 1954 mi padre Edito Ramírez, exiliado en Curacao, fue expulsado de esa isla.
Lamentamos el fallecimiento de Franzel Delgado Senior, distinguido siquiatra y
gran demócrata. Informo a mis lectores que dejé de escribir en El Universal
porque la negociación de su venta no fue transparente, desconocemos quiénes son
sus verdaderos dueños y su nuevo director no permitió que se publicara mi
último artículo titulado ¨El Universal: los stakeholders¨ ¡No más prisioneros
políticos, ni exiliados!