En su libro «La dictadura de la minoría» Steven Levitsky y Daniel Ziblatt intentan comprender cómo ha sido el proceso de erosión democrática ocurrido en su propio país: Estados Unidos. Algunas de sus afirmaciones, no obstante, sirven para pensar sobre la situación venezolana. Por ejemplo, las acciones que se deberían hacer con los enemigos de la democracia.
Durante la presidencia de Donald Trump dos politólogos de Harvard, Stevel Levitsky y Daniel Ziblatt intentaron explicar el ascenso político del magnate empresarial a través del libro «Como mueren las democracias», que terminó transformándose en un best seller mundial. A finales del 2023, cuando no estaba claro aún que Trump volvería a ser el candidato de los republicanos, ambos lanzaron un segundo libro, «La dictadura de la minoría», donde profundizan sobre la crisis dentro del partido republicano. Si la polémica figura pública logra vencer a Kamala Harris, estos expertos en ciencias políticas deberán escribir un tercero.
El 6 de enero de 2021 ocurrió un hecho inédito en la política estadounidense: Un grupo de simpatizantes del presidente saliente Donald Trump tomaron por asalto el Capitolio, en un contexto de incordio creciente luego de las denuncias de fraude en las elecciones realizadas por quien ejercía el propio rol de presidente. Aquel hecho, para Levitsky y Ziblatt, es un síntoma de la enfermedad de anemia democrática que estaría experimentando la nación que hasta años anteriores era vista como un ejemplo de gobernabilidad institucional por el mundo entero.
Influidos por esa experiencia, los autores retoman los tipos del también politólogo Juan José Linz en «Breakdown of Democratic Regimes» sobre la existencia de «demócratas leales», «demócratas semileales» y los abiertamente autoritarios que podemos extrapolar para hablar luego sobre Venezuela.
Según, los demócratas leales para serlo deben cumplir tres premisas: a) Respetar el resultado de elecciones libres y justas, ganen o pierdan, aceptando sin vacilar la derrota; b) Rechazar sin ambigüedades la violencia (o la amenaza de la misma) como medio para lograr fines políticos y c) Romper, siempre, con las fuerzas antidemocráticas.
Por otra parte se encontrarían los «demócratas semileales»: «gente inmersa en la política, que aparentemente acata las reglas del sistema, pero que a la vez abusa de ellas sin hacer ruido». Son ambiguos respecto a las conductas antidemocráticas, pues su valoración dependerá del doble rasero sobre si les benefician o no. Los autores están convencidos que el colapso de la democracia ocurre por la colusión entre la semilealtad y el autoritarismo: «A lo largo de la historia, la cooperación entre autoritarios y demócratas semileales de aspecto respetable ha constituido una receta para el colapso del sistema».