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domingo, 6 de abril de 2025

UN CLAMOR DE JUSTICIA, por @hablarcondios

 


— Anhelo de justicia y de mayor paz en el mundo. Vivir las exigencias de la justicia en nuestra vida personal y en el ámbito donde se desarrolla nuestra vida.

— Cumplimiento de los deberes profesionales y sociales.

— Santificar la sociedad desde dentro. Virtudes que amplían y perfeccionan el campo de la justicia.

IHazme justicia, oh Dios, defiende mi causa... Tú eres mi Dios y protector1, rezamos en la Antífona de entrada de la Misa.

En gran parte de la humanidad se oye un fuerte clamor por una mayor justicia, por «una paz mejor asegurada en un ambiente de respeto mutuo entre los hombres y entre los pueblos»2. Este deseo de construir un mundo más justo en el que se respete más al hombre, que fue creado por Dios a su imagen y semejanza, es parte muy fundamental del hambre y sed de justicia3 que debe existir en el corazón cristiano.

Toda la predicación de Jesús es una llamada a la justicia (en su plenitud, sin reduccionismos) y a la misericordia. El mismo Señor condena a los fariseos que devoran las casas de las viudas mientras fingen largas oraciones4. Y es el Apóstol Santiago quien dirige este severo reproche a quienes se enriquecen mediante el fraude y la injusticia: vuestra riqueza está podrida (...). El jornal de los obreros que han segado vuestros campos, defraudado por vosotros, clama, y los gritos de los segadores han llegado a oídos del Señor de los ejércitos5.

La Iglesia, fiel a la enseñanza de la Sagrada Escritura, nos urge a que nos unamos a este clamor del mundo y lo convirtamos en una oración que llegue hasta nuestro Padre Dios. A la vez, nos impulsa y nos urge a vivir las exigencias de la justicia en nuestra vida personal, profesional y social, y a salir en defensa de quienes –por ser más débiles– no pueden hacer valer sus derechos. No son propias del cristiano las lamentaciones estériles. El Señor, en lugar de quejas inútiles, quiere que desagraviemos por las injusticias que cada día se cometen en el mundo, y que tratemos de remediar todas las que podamos, empezando por las que están a nuestro alcance, en el ámbito en el que se desarrolla nuestra vida: la madre de familia, en su hogar y con quienes se relaciona; el empresario, en la empresa; el catedrático, en la Universidad...

La solución última para instaurar y promover la justicia a todos los niveles está en el corazón de cada hombre, donde se fraguan todas las injusticias existentes, y donde está la posibilidad de volver rectas todas las relaciones humanas. «El hombre, negando e intentando negar a Dios, su Principio y Fin, altera profundamente su orden y equilibrio interior, el de la sociedad y también el de la creación visible.

»La Escritura considera en conexión con el pecado el conjunto de calamidades que oprimen al hombre en su ser individual y social»6. Por eso no podemos olvidar los cristianos que cuando, mediante nuestro apostolado personal, acercamos a los hombres a Dios, estamos haciendo un mundo más humano y más justo. Además, nuestra fe nos urge a no eludir jamás el compromiso personal en defensa de la justicia, de modo particular en aquellas manifestaciones más relacionadas con los derechos fundamentales de la persona: el derecho a la vida, al trabajo, a la educación, a la buena fama... «Hemos de sostener el derecho de todos los hombres a vivir, a poseer lo necesario para llevar una existencia digna, a trabajar y a descansar, a elegir estado, a formar un hogar, a traer hijos al mundo dentro del matrimonio y poder educarlos, a pasar serenamente el tiempo de la enfermedad o de la vejez, a acceder a la cultura, a asociarse con los demás ciudadanos para alcanzar fines lícitos, y, en primer término, a conocer y amar a Dios con plena libertad»7.

En nuestro ámbito personal, debemos preguntarnos si hacemos con perfección el trabajo por el que cobramos, si pagamos lo debido a las personas que nos prestan un servicio, si ejercitamos responsablemente los derechos y deberes que pueden influir en el modo de configurarse las instituciones en las que nos encontramos, si trabajamos aprovechando el tiempo, si defendemos la buena fama de los demás, si salimos en justa defensa de los más débiles, si acallamos las críticas difamatorias que pueden surgir a nuestro alrededor... Así amamos la justicia.

II. Los deberes profesionales son un lugar excepcional para vivir la virtud de la justicia. El dar a cada uno lo suyo, propio de esta virtud, significa en este caso cumplir lo estipulado. El patrono, el ama de casa con el servicio, el jefe, se obligan a dar la justa retribución a las personas que trabajan a sus órdenes de acuerdo con las leyes civiles justas y con lo que dicta la recta conciencia, que irá en ocasiones más allá de las propias leyes. Por otra parte, los obreros y empleados tienen el deber grave de trabajar responsablemente, con profesionalidad, aprovechando el tiempo. La laboriosidad se presenta así como una manifestación práctica de la justicia. «No creo en la justicia de los holgazanes –decía San Josemaría Escrivá–, porque (...) faltan, y a veces de modo grave, al más fundamental de los principios de la equidad: el del trabajo»8.

El mismo principio se puede aplicar a los estudiantes. Tienen un deber grave de estudiar –es su trabajo– y han contraído una obligación de justicia con la familia y con la sociedad, que les sostiene económicamente, para que se preparen y puedan rendir unos servicios eficaces.

Los deberes profesionales son, por otra parte, el cauce más oportuno con el que ordinariamente contamos para colaborar en la resolución de los problemas sociales y para intervenir en la construcción de un mundo más justo.

El cristiano, en su anhelo de construir este mundo, ha de ser ejemplar en el cumplimiento de las legítimas leyes civiles, porque si son justas son queridas por Dios y constituyen el fundamento de la misma convivencia humana. Como ciudadanos corrientes que son, han de ser ejemplares en el pago de los impuestos justos, necesarios para que la sociedad pueda llegar a donde el individuo personalmente sería ineficaz.

Dad a cada uno lo debido: a quien tributo, tributo; a quien impuestos, impuestos; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor9Y lo hacen –dice el mismo Apóstol–, no solo por temor, sino también a causa de la conciencia10. Así vivieron los cristianos desde el comienzo sus obligaciones sociales, aun en medio de las persecuciones y del paganismo de los poderes públicos. «Como hemos aprendido de Él (Cristo) –escribía San Justino Mártir, a mediados del siglo ii–, nosotros procuramos pagar los tributos y contribuciones, íntegros y con rapidez, a vuestros encargados»11.

Entre los deberes sociales del cristiano, el Concilio Vaticano II recuerda «el derecho y al mismo tiempo el deber (...) de votar para promover el bien común»12. Desentenderse de manifestar la propia opinión en los distintos niveles en los que debemos ejercer estos derechos sociales y cívicos sería una falta contra la justicia, en algunas ocasiones grave, si ese abstencionismo favoreciera candidaturas (ya sea en la configuración de los parlamentos, en la junta de padres de un colegio, en la directiva de un colegio profesional, en los representantes de la empresa...) cuyo ideario es opuesto a los principios de la doctrina cristiana. Con mayor razón, sería una irresponsabilidad, y quizá una grave falta contra la justicia, apoyar organizaciones o personas –del modo que sea– que no respeten en su actuación los fundamentos de la ley natural y de la dignidad humana (aborto, divorcio, libertad de enseñanza, respeto a la familia...).

III. «El cristiano que quiere vivir su fe en una acción política concebida como servicio, no puede adherirse, sin contradecirse a sí mismo, a sistemas ideológicos que se oponen –radicalmente o en puntos sustanciales– a su fe y a su concepción del hombre. No es lícito, por tanto, favorecer a la ideología marxista, a su materialismo ateo, a su dialéctica de violencia y a la manera como esa ideología entiende la libertad individual de la colectividad, negando al mismo tiempo toda trascendencia al hombre y a su historia personal y colectiva. Tampoco apoya el cristiano la ideología liberal, que cree exaltar la libertad individual sustrayéndola a toda limitación, estimulándola con la búsqueda exclusiva del interés y del poder, y considerando las solidaridades sociales como consecuencias más o menos automáticas de iniciativas individuales, y no ya como fin y motivo primario del valor de la organización social»13.

Hoy nos unimos a ese deseo de una mayor justicia, que es una de las principales características de nuestro tiempo14. Pedimos al Señor una mayor justicia y una mayor paz, pedimos por los gobernantes, como siempre se hizo en la Iglesia15, para que sean promotores de justicia, de paz, de un mayor respeto por la dignidad de la persona. Nosotros, en lo que está de nuestra parte, hacemos el propósito de llevar las exigencias del Evangelio a nuestra propia vida personal, a la familia, al mundo en el que cada día nos movemos y del que participamos.

Junto a lo que pertenece en sentido estricto a la virtud de la justicia, cuidaremos aquellas otras manifestaciones de virtudes naturales y sobrenaturales que la complementan y la enriquecen: la lealtad, la afabilidad, la alegría... Y, sobre todo, la fe, que nos da a conocer el verdadero valor de la persona, y la caridad, que nos lleva a comportarnos con los demás más allá de lo que pediría la estricta justicia, porque vemos en los demás hijos de Dios, al mismo Cristo que nos dice: lo que hicisteis por uno de estos mis hermanos más pequeños, por mí lo hicisteis16.

1 Sal 42, 1.  

2 Pablo VI, Carta Apost. Octogesima Adveniens, 14-V-1971. — 

3 Cfr. Mt 5, 6. — 

4 Mc 12, 40. — 

5 Sant 5, 2-4. — 

6 S. C. para la Doctrina de la Fe, Instr. Sobre libertad cristiana y liberación, 22-III-1986, n. 38. — 

7 San Josemaría EscriváAmigos de Dios, 171. — 

8 Ibídem, 169. — 

9 Rom 13, 7. — 

10 Cfr. Rom 13, 5. — 

11 San JustinoApología, 1, 7. — 

12 Conc. Vat. II, Const. Gaudium et spes, 75. — 

13 Pablo VI, Carta Apost. Octogesima adveniens, 14-V-1971. — 

14 Cfr. S. C. para la Doctrina de la Feloc. cit., 1.  

15 Cfr. 1 Tim 2, 1-2. — 

16 Cfr. Mt 25, 40.

Tomado de: https://www.hablarcondios.org/meditaciondiaria.aspx

 

lunes, 23 de diciembre de 2024

Mosaico navideño 2024 / Ramón Guillermo Aveledo @aveledounidad

 


Entramos en la última quincena del año, así que resuelvo mi indecisión temática entre la fiesta y la realidad y anímica entre el deseo y la realidad, esa terca que no permite que la olvidemos sin pagarlo caro. Compongo esta nota mezclando ritmos.

Alirio y Rodrigo, la músicaMejores ofertas de auriculares

En Venezuela está prohibido acomplejarse. Somos capaces de las mayores hazañas a base de trabajo, disciplina, perseverancia, si dejamos que la tenacidad guie el talento natural.

Celebran en la ciudad musical, o sea mi  Barquisimeto, el cierre del centenario doble de los grandes guitarristas Alirio Díaz y Rodrigo Riera. Fue el domingo 13 en la Casa de La Música en ASCARDIO, con la Sinfónica de Lara, los maestros Valmore Nieves y Andrés Riera y el Cronista de Carora Luis Cortés. Torrenses, ambos nacieron en 1923, Alirio en La Candelaria en noviembre y Rodrigo en Carora en septiembre. Del primero, un caballero de voz suave y manos toscas que acariciaban las cuerdas con dulce precisión leí una vez, en el londinense The Daily Telegraph “Si existe un guitarrista mejor que Alirio Díaz debe ser en un planeta muy lejano”. El segundo, concertista y compositor excelso, maestro y sembrador en “El Guitarral”, todo cordialidad generosa, alguna vez dijo: “La realización de un oficio agranda la Patria y alarga la vida. Quien trabaja duro siempre triunfa”. Mi admirado amigo Juan Páez Avila escribió bellamente sobre ellos en su Dos Guitarras.Mejores ofertas de auricularesLara tourism

Juntos los vi y escuché tocar en enero de 1984, cuando otro centenario, pero del año que viene, Luis Herrera Campíns, nos invitó a la inauguración del edificio de la Escuela de Música de Sanare. Fue en el templo del Jardín de Lara y los acompañó, con toda dignidad, el Núcleo de la Orquesta Juvenil de allá. Una emoción inolvidable.

Soluciones

José Antonio Marina, pedagogo y filósofo, ha publicado El Club de los Buscadores de Soluciones, amena lectura para maestros y estudiantes en la línea de su anterior libro “En busca del talento político” titulado Historia Universal de las Soluciones, el cual insisto en recomendar a mis estudiantes y compañeros de trabajo, sobre todo si son jóvenes.

Imagina el autor una Academia del Talento Político, promotora de una política que en lugar de centrarse en el conflicto y procurar imponerse, lo usual en ese menester naturalmente competitivo, se enfoca en el problema para buscarle solución. Sabia aproximación, tan obvia de enunciar y tan difícil de poner en práctica, como hemos comprobado.

2024, año en que tuvimos abierta la ventana de la oportunidad constitucional para un cambio, termina con una sensación de calle ciega. Lo que pasó lo sabemos todos, aunque esté prohibido recordarlo y mucho más decirlo. No sabemos qué pasará a comienzos del que viene, ni siquiera si pasará algo. Lo que sí sabemos es que del sábado 11 de enero en adelante el país y su vida seguirán exigiéndonos soluciones. Siempre hay lunes. La ética nos plantea diferenciar el bien del mal. Marina propone, como el “gran proyecto humano”, nada menos que “crear una política que incluye la ética como gran solucionadora”.

En la fórmula de Marina las partes deben desear construir una solución a partir de alguna base para trabajar. Sus pretensiones deben ser legítimas. Todas las partes deben ser escuchadas y participar en la solución y cada une de ellas “debería ser capaz de poder articular las opiniones y propuestas políticas de su oponente de un modo que este acepte”.

El “Cañonazo”

Se acerca la fecha del “cañonazo”. Vaya sin segundas intenciones, en su criollísima acepción nacida en la tradición caraqueña de ese tronar desde La Planicie y que Maracaibo 15 ha perpetuado en su gaita. “Ya llegó a hora de brindar con alegría/Dame un abrazo/Dame un abrazo/Van a dar las doce y va a sonar el cañonazo/Dame un abrazo/Dame un abrazo.”

Que tengan todos, sin excepciones, una buena Navidad. Un recuerdo especial para las familias divididas por la prisión injusta o la emigración. Y que en el año nuevo seamos capaces de encontrar soluciones, sin complejos ni prejuicios, en una unidad libre que reconozca y respete nuestra diversidad. Porque pase lo que pase, nos hará falta.

Hasta enero.

https://www.elimpulso.com/2024/12/21/opinion-mosaico-navideno-2024-21dic/

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Panorama: la caída de un gigante centenario / Gregorio Salazar @goyosalazar



Cuando el 1 de diciembre de 1984 el diario Panorama de Maracaibo inauguró su nueva sede sus mentores creyeron –y con sobradas razones—que estaban asegurando el futuro de la empresa para todos los retos que el siglo XXI, a escasos dieciséis años de distancia, le pondría por delante.

Justo ese día, el de su setenta aniversario, fue el escogido para inaugurar su nuevo edificio y su nueva rotativa, una Goss alemana de estreno, capaz de imprimir 75 mil ejemplares por hora. Con 32. 685 metros cuadrados de ocupación y tecnología de punta, Panorama quedó instalado y en posesión de la sede periodística y las maquinarias más modernas del país y con seguridad de las más funcionales de América Latina.

Como era de esperarse, para tan trascendental ocasión del Estado Zulia y el diarismo nacional, el encargado de inaugurarla fue el propio presidente de la República, Jaime Lusinchi, quien con su nutrida comitiva recorrió con admiración la moderna estructura, construida en apenas 18 meses, a un costo de 255 millones de bolívares, e iniciada en plena arrancada de la crisis del Viernes Negro.

Todo fue hecho con la mirada proyectada en el futuro más lejano. En el centro de esa mole de 11.640 metros cúbicos de concreto y 1.060 toneladas de acero estructural quedó la sala de rotativas, con capacidad para albergar cuatro impresoras del mismo tamaño de la que se estaba inaugurando ese día. Por un sistema automatizado y sobre rieles las bobinas de papel circulaban incesantemente, como llevadas por manos invisibles.

En ese tiempo en que el tiraje del diario era nada menos que de 146 mil ejemplares, se estimaba que la demanda de la vasta zona de influencia de Panorama, que abarcaba centro-occidente y los Andes, ameritaría tal despliegue de capacidad operativa. La empresa no se iba a quedar atrás.

La trayectoria de Panorama, fundado cuando la Primera Guerra Mundial comenzaba a extenderse por Europa y desbordaba la avidez informativa en todo el mundo, fue brillante y excepcional en lo periodístico y en lo económico. En lo periodístico fue capaz de destronar a los grandes impresos de su tiempo, comenzando por el prestigioso «El Fonógrafo», que dirigió José Rafael Pocaterra. Y en lo económico estamos hablando de uno de los gigantes, en facturación y números de circulación, de la industria informativa en nuestro país. Con el mérito agregado de ser un diario interiorano.

Es uno de esos casos extraordinarios en que una marca sustituye al nombre del producto mismo. Como ocurre en el sur del continente donde Gillette equivale a hojilla de afeitar y un Primus denomina una cocinilla a kerosene, Panorama fue el sinónimo de periódico en el Zulia, su nombre cantado en danzas y gaitas del folklore regional y una presencia inseparable en la cotidianidad de los zulianos.

El 1 de diciembre de este 2024 se cumplieron 110 años de la aparición del rotativo zuliano, que desde el 14 de mayo de 2019, desapareció en su versión impresa. Bajo el titular «¡Hasta Pronto!!» y una fotografía con casi un centenar de trabajadores, un brevísimo editorial explica que «Agotado el inventario de papel y todos los esfuerzos para reponerlo, debemos hacer una pausa en el impreso», pausa que se ha prolongado por cinco largos años.


Más adelante insistían en los problemas para la obtención del papel periódico, un insumo que en décadas anteriores los grandes medios traían en embarques desde el exterior. «Por más que hicimos nuestro mejor esfuerzo en la administración del papel, se nos acabó y reponerlo en medio de un hostil ambiente económico ha sido imposible», subrayan.

No fue Panorama durante los tres primeros lustros de este período de la historia del país un medio confrontativo, ni crítico ni pugnaz con el poder político. Todo lo contrario. Su desaparición como impreso no es el caso de los diarios nacionales que fueron puestos en la mira por Chávez, sus editores vilipendiados, asediados judicialmente y, como ocurrió como algunos, totalmente expropiados mediante argucias judiciales.

Y sin embargo no sobrevivió. En ese «hostil ambiente económico» que señala aquel editorial está una de las claves del retroceso y la caída.

El modelo económico centralista, estatista, expropiador, de cerco al empresariado privado impuesto por Chávez, según el calco ingenuo e infantil que hacía de la revolución comunista de Fidel Castro, fue la causa de la desaparición de casi todo el centenar de medios impresos que tuvo Venezuela, como de las tres cuartas partes de la industria nacional.

Es una verdad histórica. Con el hundimiento de la economía y la producción, desaparecieron las fuentes de inversión publicitaria. Y con el férreo control de la distribución del papel por parte de la tristemente célebre Corporación Maneiro los medios impresos terminaron de ser barridos del escenario nacional. Un quiebre para la vida en democracia profundo y atroz.

Hoy Panorama está reducido a su plataforma digital. Tiene una página web y su cuenta de X, abierta cinco meses después de la desaparición del impreso, tiene poco más de un millón de seguidores y, a decir verdad, prácticamente sin interacción. La asepsia informativa en lo nacional es notoria. Contenidos centrados en noticias internacionales, deporte, espectáculo, ínfima figuración de noticias locales o regionales y partes oficiales.

En 104 años de circulación fueron en total 35.549 ediciones que, al decir de ese último editorial, «deja tras de sí millones de páginas dedicadas a la defensa del Zulia, a la convivencia con tolerancia, que tanta falta nos hace. Al entendimiento y la negociación porque el país está urgido de encontrar una salida consensuada a la crisis que atravesamos».

Ya han pasado cinco años de ese último leco y la crisis en todos los órdenes es cada vez más profunda. Sólo queda desear que aquel doliente ¡Hasta pronto! no sea definitivo. Habrá regresado la democracia a Venezuela.

 https://talcualdigital.com/panorama-la-caida-de-un-gigante-centenario-por-gregorio-salazar/

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sábado, 21 de diciembre de 2024

La caída de Al-Assad: una advertencia para los dictadores de todo el mundo / Rafael de La Cruz @ElNacionalWeb



 La reciente caída de Bashar al-Assad en Siria no solo marca el fin de una era de brutal represión, sino que demuestra una vez más que ninguna dictadura, por más arraigada que parezca, es invulnerable para siempre. El régimen de Al-Assad, que resistió casi una década de guerra civil, intervención extranjera y protestas, finalmente se desplomó ante sus propias contradicciones. El fin de su régimen ha mostrado que las dictaduras son inherentemente frágiles. Esta lección debería hacer sonar las alarmas para otros gobernantes autocráticos, especialmente para Maduro en Venezuela. La caída de Al-Assad subraya una verdad simple: los dictadores caen, y el tiempo de Maduro llegó.

El ascenso y la caída de Bashar al-Assad

Cuando comenzaron las protestas en 2011, el control de Bashar al-Assad sobre Siria parecía inquebrantable. La familia Al-Assad había gobernado durante más de 40 años, y el régimen estaba respaldado por un fuerte aparato militar y de seguridad, así como por aliados clave como Rusia e Irán. Sin embargo, la respuesta violenta de Al-Assad ante las demandas de reformas políticas por parte del pueblo sirio transformó al país en un campo de batalla, donde las brutales tácticas del régimen, como bombardeos indiscriminados y ataques químicos, aislaron a Al-Assad en el ámbito internacional y lo hicieron tóxico para la población siria.

La supervivencia de Al-Assad dependió del apoyo de Rusia e Irán, quienes intervinieron militarmente y proporcionaron cobertura política. Aunque Al-Assad logró recuperar el control sobre parte del país, las secuelas de la guerra—el colapso económico, el desplazamiento de millones y la erosión de la legitimidad estatal—fueron irreparables. La lucha por su supervivencia mostró la fragilidad inherente del régimen.

Las dictaduras se construyen sobre bases frágiles

La caída de Al-Assad demuestra que las dictaduras no son tan invulnerables como parecen. Los dictadores suelen depender de tres pilares fundamentales para mantenerse en el poder: un aparato de seguridad leal, apoyo internacional y la supresión del descontento popular. Pero estos pilares son más frágiles de lo que parecen.

En el caso de Al-Assad, su régimen dependía de la lealtad de sectores clave del ejército y los servicios de inteligencia, muchos de los cuales estaban estrechamente ligados a su familia y a la comunidad alauita. Cuando estas instituciones fueron presionadas, como ocurrió durante el conflicto, la lealtad se fracturó y la estabilidad del régimen comenzó a desmoronarse. Para los dictadores como Al-Assad, en el momento en que la lealtad de estas fuerzas se quiebra, el sistema entero se vuelve vulnerable.

El respaldo internacional también es una fuente de apoyo, pero, como se demostró en Siria, no es eterno. Aunque Rusia e Irán ayudaron a Al-Assad, sus intereses no siempre coincidieron con los del régimen, y su apoyo podría haberse agotado en cualquier momento. Ningún régimen puede depender de un apoyo extranjero indefinidamente.

Por último, la represión popular solo puede sostenerse mientras el régimen tenga la capacidad para contener la disidencia. La guerra civil siria evidenció que ni siquiera un dictador fuertemente armado puede callar para siempre a una población que ha perdido la fe en su gobierno. Ninguna cantidad de represión puede sofocar el deseo de cambio.

El régimen de Maduro: frágil como la Siria de Al-Assad

La situación en Venezuela hoy refleja muchos aspectos de lo que ocurrió en Siria. Maduro, al igual que Al-Assad, lleva años en el poder, habiendo heredado la presidencia de Hugo Chávez. El régimen de Maduro ha dependido de un círculo estrecho de leales para suprimir a la oposición. Al igual que Al-Assad, Maduro ha logrado mantenerse en el poder a través de la represión violenta y la corrupción, mientras la economía del país colapsa y millones de venezolanos huyen.

A pesar del apoyo internacional de Rusia, Irán y Cuba, el régimen de Maduro enfrenta crecientes presiones internas y externas. El colapso económico, la escasez de bienes esenciales y el descontento generalizado han hecho que la estructura de poder en Venezuela sea cada vez más frágil. El creciente descontento social y las protestas, aunque reprimidas brutalmente, continúan demostrando que el régimen no está inmunizado contra el cambio. La ilegitimidad de Maduro, que se niega a aceptar que perdió las elecciones de manera abrumadora, es el talón de Aquiles que acabará con su dictadura.

La caída inevitable de Maduro

La lección clave de la caída de Al-Assad es que las dictaduras tienen una fecha de caducidad. Los regímenes que se mantienen con base en la represión interna no pueden resistir indefinidamente las fuerzas de la historia. El pueblo de Siria demostró que, por mucho que dure la represión, el impulso por la libertad y la democracia no puede ser sofocado para siempre.

En Venezuela, al igual que en Siria, la combinación de colapso económico, creciente descontento y la fragilidad inherente de las estructuras autoritarias llevará a la caída del régimen de Maduro. Las grietas en el sistema venezolano se están ensanchando. El colapso del régimen de Al-Assad ofrece una poderosa advertencia: ninguna dictadura es inmune al juicio de los pueblos.

https://www.elnacional.com/opinion/la-caida-de-al-assad-una-advertencia-para-los-dictadores-de-todo-el-mundo/

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La esperanza no defrauda / Gustavo. J. Villasmil-Prieto @Gvillasmil99

 


A la Venezuela peregrina por el mundo, a la perseguida, a la exiliada, a la que busca asilo; a la que yace en una cama de hospital público, a la que espera la Nochebuena tras las rejas, dedico

La memoria me lleva tomado de la mano a la Navidad zuliana de mi infancia, con el icónico ángel de la compañía eléctrica iluminando las noches de puertas abiertas de par en par, de familias alrededor de la mesa y de nietos a los pies de las mecedoras de sus abuelas, pleno al ambiente de la música de los gaiteros y adornada la sala con algún ocurrente árbol artificial de ramas plateadas: “!bérticale abuela, qué molleja ¨e sala‘o que te quedó el arbolito ése!”, ripostaba irónico algún inconforme niño desilusionado que esperó encontrar en casa un auténtico pino del Canadá.

Así era la Navidad en la vieja casa maracaibera de Zapara. Tiempo feliz de reencuentros, de abrazos en familia y de hallacas multiformes elaboradas entre todos en medio de risas, chistes de “jobiteros” y el recuento de las insólitas anécdotas de mis tíos Hernán y Domingo. Ya nada sobrevive de aquello, vencidos como quedaron tan entrañables íconos de mi infancia a manos de falsos “jojojós” electrónicos y de luces “tecno” de una Navidad sin el calor humano que emana de lo sencillo, de lo simple.

Casi dos mil presos sufren tormento hoy en las cárceles políticas de Venezuela. Confundidos entre ellos, se cuentan niños. Seis almas se abrazan a una bandera hermana y resisten en lo que fuera la sede de una embajada. Ocho millones de los nuestros peregrinan esta noche por las calles del mundo sin nadie a quien dar un abrazo por Navidad. La mayor parte de ellos, por cierto, son zulianos. Dentro de pocos días se espera que se les sumen varios miles, quizás millones. En sus rostros, en su dolor cotidiano, en sus nostalgias a cero grados o en medio del infierno del Darién, en sus lágrimas vertidas frente a la pantalla de un teléfono o computador despidiendo al padre o madre enferma vía «zoom», está la estampa viva de nuestra tragedia nacional.

Exceptuando a esos grandes salones que sirven de verdaderos centros de «conexión» y «enchufe», la Navidad de este año volverá a ser forzosamente modesta e incluso, triste en la mayoría de nuestros hogares. Tal vez sea la simplicidad obligada por la crisis en una fecha tan significativa para los venezolanos lo que propicie esa reflexión que, ausente entre nosotros por largo tiempo, nos reconcilie con el verdadero y profundo significado de la Navidad: el de la Encarnación del Verbo referida por Juan y su venida al mundo a vivir entre nosotros:

«Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.» (Jn, 1: 14)

Que esta Navidad concite entre los venezolanos una ocasión para el afecto y la reflexión sobre lo que hemos vivido y sobre lo que estamos a escasos días de enfrentar. Es tiempo de introspección, no de saraos que aturdan el espíritu. No hay ni puede haber alegría en la Navidad de un país roto, pero sí esperanza. 2025, con el Jubileo, será el año para revivirla, convencidos de que, como nos lo dice San Pablo en su Carta a los Romanos:

«…la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado (Rom. 5, 1-2,5).»

No es la ilusión bobalicona de los horóscopos y de los gurúes pagados en dólares que conferencian en hoteles “cinco estrellas” y platós de televisión, esas ágoras privilegiadas del sofismo de estos tiempos. Tampoco la de tantos “consultores” que venden sus profecías en esos típicos eventos corporativos de fin de año. Me refiero a la esperanza evangélica, a esa que nos conmina a la resistencia consciente y tenaz, al compromiso radical con el país y con sus luchas y a la solidaridad sin matices con los millones que aquí sufren.

El Señor nos ha cumplido. Como reza el lema del Jubileo 2025, «spes non confundit»: «la esperanza no defrauda». En un portal hace veinte siglos, en el Belén de Judá bajo ocupación romana, se cumplió la palabra anunciada por Isaías

«Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.» (Is 7,14).

Recogidos alrededor de la mesa de casa, en plena comunión de aquellos a quienes amamos y con nuestros compatriotas perseguidos, presos, asilados, enfermos, peregrinos y exiliados en el corazón, aguardemos por la venida del Mesías, templado el espíritu y puesto a la altura de los días por venir. El Señor no abandona a sus hijos. Su esperanza nunca defrauda.

https://talcualdigital.com/la-esperanza-no-defrauda-por-gustavo-j-villasmil-prieto/

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viernes, 20 de diciembre de 2024

Lecciones de las transiciones democráticas en el siglo XXI / Marino J. González R. @marinojgonzalez

 


En lo que ha transcurrido del siglo XXI solo seis países han logrado transiciones democráticas exitosas. La base de datos del programa de investigación «Variedades de Democracia» (V-Dem), desarrollado desde hace varias décadas por la Universidad de Gotemburgo, Suecia, permite identificar la evolución de esos países con respecto al Índice de Democracia Liberal (IDL). Esta base de datos se encuentra disponible en el respectivo sitio web de V-Dem.

En las columnas de las últimas semanas se han analizado los rasgos más significativos de la transición democrática en estos seis países: PerúNepalGambiaLesotoTimor-Oriental, y Seychelles. En el siguiente gráfico se muestran las rutas de democratización de cada uno de ellos.

Países con transiciones democráticas exitosas en el siglo XXI

2000-2023 

Fuente: Varieties of Democracy (V-Dem)

El examen de estas experiencias de transición democrática permite identificar cuatros factores críticos. Esto es, condiciones que tienden a aparecer con frecuencia como catalizadores de estos procesos. No significa que todas estas condiciones deben cumplirse, sino que la interacción entre ellas permite favorecer el paso a la democracia.

El primer factor crítico es la demanda creciente de la población en los países por superar las autocracias. Esto se expresa a través del clima de descontento general por los efectos en las condiciones políticas y en la situación de bienestar de la población. Este factor está presente en países de distintos continentes, culturas, contextos poblacionales y geográficos.

La canalización de estas demandas requiere la intervención de otros tres factores, a saber, (1) las alianzas políticas de los sectores opositores, (2) la existencia de una coyuntura institucional que promueva el inicio de los cambios, y (3) la acción concertada de actores internacionales.

Las alianzas políticas se pueden realizar entre partidos, como en el caso de Perú, o incluyendo sectores de la sociedad civil como en Nepal. Lo fundamental es que la consolidación de estas alianzas permite establecer objetivos comunes para el inicio y el sostenimiento de la transición. La cohesión y sostenibilidad de estas alianzas políticas determina la efectividad de la transición. De hecho, estos aliados en la oposición se convierten en los actores centrales para las tareas del nuevo gobierno.

El inicio de la transición está asociado con una coyuntura institucional que permita cristalizar la tendencia democratizadora. En Perú esta coyuntura fue la realización de elecciones que generaron una secuencia de eventos, facilitados por el control del Congreso por la oposición surgida de esos comicios. En el caso de Nepal fue la supresión del poder legislativo que ameritó la aparición de un vasto sector opositor organizado. En Timor-Oriental fue el respaldo de Naciones Unidas para la realización de un referéndum para decidir la independencia de Indonesia. En Gambia fue la realización de elecciones con el consiguiente desconocimiento de resultados, lo cual generó la confluencia de la reacción nacional con la presión internacional. En Lesoto y Seychelles los cambios en los sistemas electorales dieron paso al establecimiento de gobiernos de base democrática.

La dimensión internacional juega un rol de alta relevancia para favorecer las condiciones de democratización. En el caso de Perú fue la instalación de la Mesa de Diálogo con el patrocinio de la OEA. La alianza de la Comunidad Económica de África Occidental fue de especial influencia en el reconocimiento de los resultados electorales en Gambia, y la apertura democrática consiguiente. La relevancia estratégica de Seychelles como país de encuentro de múltiples intereses internacionales influyó en la búsqueda de reformas electorales que permitieran la renovación y apertura del marco político.

La articulación estratégica de estos cuatro factores (demandas democráticas, unidad de los sectores opositores, coyuntura institucional, y el apoyo internacional) puede aumentar las posibilidades de transición democrática. Sin embargo, las condiciones particulares de las autocracias, especialmente aquellas que alcanzan severos deterioros institucionales y de derechos humanos, pueden presentar restricciones significativas.

Queda bastante claro que alcanzar o restaurar la democracia es mucho más que actos declarativos o emociones, responde más bien a esfuerzos sistemáticos y estratégicos que requieren altas dosis de apertura, visión de conjunto, y habilidad para acordar e incluir.

La experiencia global en lo que va del siglo XXI demuestra que llegar a la democracia es fundamentalmente una travesía de comprensión histórica, propósito de coincidir, capacidad para construir en conjunto, y una gran dosis de tesón.

https://talcualdigital.com/lecciones-de-las-transiciones-democraticas-en-el-siglo-xxi-por-marino-j-gonzalez-r/

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La Navidad y la Psicología / Ángel Oropeza @angeloropeza182

 


Más allá de su profundo y fundamental sentido religioso, centrado nada menos que en el nacimiento de Jesús de Nazareth, la Navidad es una de las celebraciones más importantes en la mayoría de los países del mundo. En esta festividad de esencia religiosa conviven en la actualidad una serie de elementos transculturales que se han venido añadiendo con el tiempo y que convierten esta fecha en una oportunidad ya no sólo para la introspección espiritual y la renovación del compromiso cristiano, sino en un disparador de emociones y comportamientos que en la práctica representan un profundo impacto psicológico en muchas personas.

Este impacto psicológico de la Navidad tiene tanto aspectos positivos como elementos de riesgo psicosocial, y es importante conocer ambos, tanto para reforzar los primeros como para levantar a tiempo antídotos que minimicen el efecto de los últimos. 

Desde el punto de vista estrictamente psicológico -y, de nuevo, más allá de las repercusiones positivas de la reflexión religiosa a la que invita- la Navidad puede representar una oportunidad de desarrollo y fortalecimiento personal al menos por tres vías.

La primera deriva de la importancia de las tradiciones y prácticas propias de estos días.  Preparar la cena de Nochebuena, montar el pesebre, compartir celebraciones con los amigos, intercambiar regalos, decorar el árbol o asistir al culto religioso, ayudan a reforzar en la persona tanto el sentido de identidad y pertenencia como el de una sana continuidad psíquica. El primero se ve alimentado por las experiencias agradables de unión y alegría junto a la familia, mientras que la repetición tradicional de tales rituales navideños contribuye a mantener una sensación de estabilidad y certidumbre en un entorno cada vez más incierto y discontinuo. 

En segundo lugar, y fuera de la tentación consumista con la que el mercantilismo avasallador ha logrado contaminar la Navidad, lo cierto es que ella se asocia, desde siempre, con un profundo sentido de la generosidad. De hecho, la tradición de dar regalos en Navidad, así como el participar en actividades de caridad y solidaridad social propias de estos días, activa la liberación de dopamina y estimula áreas cerebrales relacionadas con la satisfacción y el bienestar emocional. 

Y la tercera vía por la cual la Navidad ejerce un impacto psicológico positivo en las personas tiene que ver con los sentimientos de añoranza y nostalgia. Esto ocurre porque las reminiscencias de Navidades pasadas pueden ayudar a revivir experiencias gratificantes y a reencontrarnos con valores que han dado significado y sentido a nuestras vidas. Sin embargo, la nostalgia puede también ser un disparador de episodios de tristeza, sobre todo en los casos de personas que han perdido a sus familiares, o se encuentran separados de ellos por razones de la migración forzada, o han sido víctimas de transformaciones no deseadas en sus vidas. 

Al lado de estos efectos, la época navideña también puede generar consecuencias de naturaleza menos positiva, como las asociadas con expectativas irreales de presión social, estrés y sentimientos de soledad. Así, por ejemplo, la percepción de sentirse obligado a gastar dinero más allá de lo financieramente disponible para cumplir con las expectativas sociales de celebración o de regalos, o el hecho de encontrarse en estas fechas sin las personas que se desearía o sin mayores redes de apoyo emocional, suelen generar reacciones de disconfort psicológico en ocasiones abrumadoras y desgastantes. 

jueves, 19 de diciembre de 2024

Homenaje a la hallaca / Antonio Pérez Esclarín @antonioperezesclarin

 


La hallaca, plato navideño por excelencia en Venezuela, es mestiza como su gente: síntesis de muchos pueblos, de muchos platos. Con los españoles, llegaron las aceitunas griegas y romanas, las alcaparras y almendras de los árabes, la  carne de gallina, res y cerdo de los pobladores de Castilla. Los indígenas contribuyeron con el maíz, e indígenas y africanos con el bijao.

Parece ser que la inventaron los esclavos que reguisaban los restos de las comilonas navideñas de sus amos dentro de sus típicos tamales o bollos de maíz. En cuanto a su nombre, lo más seguro es que provenga de la voz indígena “hayaca” que significa precisamente “bojote” o “atado”.

La hallaca ha pasado a ser expresión genuina de nuestra identidad y cultura. De hecho, en Venezuela, son inconcebibles las navidades sin hallacas, y, a pesar de la crisis, la gente se las ingenia para hacerse unas hallaquitas posiblemente más pobres, sin las abundancias de antes. En torno a su preparación, que constituye todo un ritual, suele unirse toda la familia. Luego, el intercambio o regalo de hallacas ha llegado a ser expresión privilegiada de aprecio y amistad. Si bien hay tantas variedades de hallacas como regiones o incluso como familias, pues cada una le añade su toque personal, por ser una fiesta de hondo contenido familiar, las mejores hallacas terminan siendo siempre “las de mi mamá”.

Resulta curioso que Don Andrés Bello, quien en su “Silva a la Zona Tórrida” se regodeó tanto con los frutos tropicales, no mencione la hallaca ni siquiera en la estrofa consagrada al maíz. Tampoco aparece mencionada por Bolívar ni siquiera en sus cartas personales e íntimas. Tampoco se encuentra ninguna huella de ella en los escritos de los viajes de Humboldt y Depons.

Sin embargo, nuestros escritores costumbristas van a meter a la hallaca en todas sus obras literarias. Nicanor Bolet Peraza, a mediados del siglo XIX, lleva a su extremo la alabanza a “las imponderables hallacas…sabrosísimo manjar que no conocieron ni cantaron los dioses del Olimpo”. Luis Manuel Urbaneja Archepol, en un cuento publicado en 1905, escribe: “En la madrugada pasamos por Maracay, y ya hemos dejado atrás a La Victoria. Esta noche comemos las hallacas en  Caracas, Dios mediante”. También van a meter en sus obras a la hallaca Rómulo Gallegos, Romero García en “Peonía”, Teresa de la Para en “Memorias de Mamá Blanca”, Mariano Picón Salas en “Viaje al Amanecer”, Antonia Palacios en “Ana Isabel”, y en general todos nuestros escritores más recientes. Rómulo Betancourt, famoso por su lenguaje barroco, las llamaba, en una frase que hizo historia, “las multisápidas hallacas”.

Para terminar y como regalo navideño, les ofrezco estas estrofas de Aquiles Nazoa:

Pasadme el tenedor, dadme el cuchillo, / arrimadme aquel vaso de casquillo

y echadme un trago en él de vino claro, / que como un Pantagruel del Guarataro

voy a comerme el alma de Caracas,/ encarnada esta vez en dos hallacas.

¡Hay, de sólo mirarlas por encima, / hasta un muerto se anima!

Pero desenvolvamos la primera, / que ya mi pobre espíritu no espera.

Con destreza exquisita, / corto en primer lugar la cabuyita

y con la exquisitez de quien despoja, / de su manto a una virgen pliegue a pliegue,

levantándole voy hoja tras hoja, / cuidando de que nada se le pegue.

Hasta que al fin, desnuda y sonrosada, / surge como una rosa deshojada,

relleno el corazón de tocineta / y de restos avícolas repleta,

mientras por sus arterias corre un guiso, /que levanta a un difunto, vulgo occiso.

pesclarin@gmail.com

www.antonioperezesclarin.com

https://www.eluniversal.com/el-universal/197170/homenaje-a-la-hallaca

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Qué pedir y qué llevar al Niño / Luisa Pernalete @luisaconpaz

 


“Al Niño le pido le pido en la Navidad/ traiga de regalo más fraternidad// Al Niño le proteja a mi escuela/ y a mis maestras/ que son todas bellas//”

Cuando un niño nace, los familiares y las amistades llevan regalos para el recién nacido, pero en el caso del Niño Jesús se le pide: los niños le piden juguetes y los adultos podemos pedirle muchas cosas, para nosotros, para nuestras familias, para las escuelas, para la comunidad, para el país, para el mundo.

Hoy, previo al comienzo de las misas de aguinaldo van mis peticiones, y algunas las mando en estrofas, así pueden utilizarse para las parrandas y aguinaldos entre vecinos, costumbre muy bonita en Venezuela. También escribiré los regalos que podemos llevarle al Niño al pesebre. Sigamos con las peticiones.

Al Niño Jesús/ le vengo a pedir/ que el agua por tubo/ me vuelva a salir// ¿A quién de ustedes no se le va el agua? Y sigamos con los servicios: A José y María/ en la navidad/ pido no se vaya la electricidad// ¿No piden ustedes lo mismo? Sigo con la escuela: Yo le pido al Niño/ en esta oración/ que todos los chamos/ tengan educación//

Como soy maestra/ yo le pido al Niño/ que a los estudiantes/ se les de cariño// Los NNA tienen derecho al buen trato, recuérdenlo.

San José y María/ fueron caminantes/ hoy le pido al Niño/ por tanto migrante// ¡Mucho por quién pedir! ¿Verdad?

Yo le pido al Niño/ que nos dé una mano/ para que podamos vivir como hermanos//

Agregue usted sus peticiones.

Y ahora, ¿qué podemos llevarle de regalo al Niño lindo?

Comienzo con el coro y una estrofa de un aguinaldo que me encanta: La parranda del sol.

Esta es la parranda que nació del sol/ para que se alumbre nuestro Redentor// y va mi estrofa: Démosle cuadernos para dibujar/ y después se ponga conmigo a jugar// Podemos darle cuadernos y colores a otros niños que no tienen y eso les alegraría la Navidad.

Ser amables con los demás, sería un buen regalo para el Niño. En este país con tanta violencia verbal, gestual, generalizada, tanta gente sola, angustiada, con los suicidios creciendo… Palabras bonitas/traen en el morral/ todos esos niños que van al portal//

Yo le llevo al Niño/ tiempo para escuchar / a tanta gente sola / que hay que acompañar // Podríamos acompañar este regalo con visitas a ancianatos y hogares de niños sin familia. Y seguro que en su familia o entre sus vecinos hay alguien que toca cuatro y otra persona tal vez toca maracas. Cantar a otros aguinaldos y parrandas siempre alegra a los demás. Yo lo hago, invito a unas vecinitas, que son parte del Sistema de Orquesta y salimos a cantar a los vecinos, y a gente que nos sirve todo el año: el señor Ángel, que vende piñas, la panadería donde voy con frecuencia, el señor Gregorio que cuida mi carro cuando voy al banco… la emisora que me entrevista todas las semanas… y así vamos sembrando alegría…

Se de una vecina que hace arepas y el 24 las reparte entre esas personas en silla de rueda, niños que limpian parabrisas, usted sabe pues, lo que vemos en cualquier esquina del país. ¡Imaginen el rostro de quien recibe esa arepa! Los testigos de esas buenas acciones también nos alegramos sólo con ver esas escenas de solidaridad.

También los centros educativos pueden llevar “regalos” al Niño con la labor social que deben hacer los alumnos de 5 años. He sabido de actividades realmente conmovedoras.

Anímese usted también y lleve sus regalos a tanta gente que se alegrará con ellos, pues el Niño está en cada hermano, hermana. El pesebre puede estar en cualquier parte.

Finalmente yo le pido el Niño/ en la navidad/ traiga a Venezuela/ solidaridad. Ayudemos al Niño Jesús en esta Navidad y todo el año.

https://correodelcaroni.com/opinion/que-pedir-y-que-llevar-al-nino/

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miércoles, 18 de diciembre de 2024

El control del poder ¿Por qué y para qué? / Ramón Guillermo Aveledo @aveledounidad

 


“Todo estaría perdido si el mismo hombre o el mismo cuerpo de los principales o de los nobles, o del pueblo, ejerciese estos tres poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutar las resoluciones públicas y el de juzgar los crímenes o las diferencias entre los particulares”

Montesquieu (“El espíritu de las Leyes”1748)


El Estado de Derecho, dicho brevemente, es un orden que garantiza la libertad y los derechos de todos y de cada uno. Eso requiere que el poder esté limitado por el Derecho. El poder del Estado que no es solo el del gobierno. Y ¿para qué se controla al poder? Para que sirva a sus fines de bien común.

Porque, sencillamente, no puede haber poder sin límites. La historia de la civilización, políticamente hablando, es el tránsito del poder personal al institucional, del poder absoluto al limitado, del poder concentrado al poder distribuido. Si eso no hubiera sido así, los derechos serían mera retórica sin garantías. Cuando hay regresiones en ese curso histórico, como las ha habido y las hay, la distancia entre el dicho constitucional y el hecho vital se ensancha en perjuicio de las personas.

La noción de control del poder tiene dos facetas complementarias. Una es la de equilibrio y otra la de competencia. El control por equilibrio se patentiza en la separación de poderes que en su oportunidad dibujaron Locke y Montesquieu. El control por la competencia se concreta al atribuirle la constitución y la ley funciones contraloras a determinados órganos.

En nuestra Constitución actual, el asunto está definido en ese artículo 136 que es de mis insistencias predilectas ante los estudiantes:

“El Poder Público se distribuye entre el Poder Municipal, el Poder Estadal y el Poder Nacional. El Poder Público Nacional se divide en Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral.

Cada una de las ramas del Poder Público tiene sus funciones propias, pero los órganos a los que incumbe su ejercicio colaborarán entre sí, en la realización de los fines del Estado.”

Los fines del Estado no son los que dicte una de las ramas del Poder Público, en la Historia de Venezuela se ha creído erróneamente que es la Ejecutiva. Los fines los prescribe la Constitución misma en su artículo 2: “El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y el bienestar del pueblo y las garantías de cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución.”

Central del necesario control del poder es el control fiscal, de lo perteneciente o relativo al fisco. Se refiere a los ingresos y gastos públicos, al presupuesto, a la hacienda pública. Resulta esencial en el control del poder. Si no se controlan los dineros públicos ¿Cómo decir que el poder es limitado?

La auditoría fiscal es competencia de la Contraloría General de la República. Ese es uno de los controles constitucionalmente previstos. Pero el primero es el de la Asamblea Nacional que controla el gobierno y la administración pública nacional. El suyo es un control político, pero también más detallado en lo fiscal, pues se concreta en el presupuesto y el crédito publico, el plan de desarrollo y los contratos de interés nacional.

El Poder Judicial tiene la jurisdicción contencioso administrativa, obviamente, pero también la Sala Constitucional del Tribunal Supremo, pues la propia Constitución dicta pautas constitucionales para la actividad fiscal que pueden y deber ser tuteladas, para que no queden en enunciados. El artículo 311 establece principios de transparencia y equilibrio fiscal que deben respetarse, el 312 los límites para el endeudamiento, el 313 y el 314 la legalidad presupuestaria, el 316 y 317 relacionan la tributación con el nivel de vida, la protección de la economía y la equidad y, desde luego, el 318 dice claramente para qué tenemos Banco Central.

De que se cumpla bien esas previsiones depende la realización del fin constitucional de la “promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo”. Si no, ya sabemos lo que pasa.

https://www.elimpulso.com/2024/12/14/opinion-el-control-del-poder-por-que-y-para-que-14dic/

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