Por Luis Ugalde S.J.
Estado docente en Cuba
En la Constituyente de
1999, los chavistas defendieron el “Estado docente” exclusivo en
educación. Afortunadamente no lograron aprobarlo. Una cosa es afirmar el papel
central del Estado en el sistema educativo nacional y otra excluir a la familia
y al resto de la sociedad de sus responsabilidades educadoras.
En Cuba, el
Estado-partido reinante impone la exclusiva del “Estado docente”: la
formación y nombramiento de educadores, los programas, los textos escolares, la
sumisión al partido… La exclusión de la familia llegó a tanto que los niños de
La Habana el lunes eran llevados a su escuela en el campo y regresaban el
viernes. Así los educadores del régimen evitaban la contaminación educativa de
las familias.
En Venezuela, la
Constitución admite iniciativas educativas no estatales; incluso en la
Exposición de Motivos de la Constitución (Cap. V) se afirma que para realizar
sus derechos sociales las comunidades ciudadanas deben desarrollar “la tríada
solidaria entre sociedad, familia y Estado” que es el secreto de aquellas
escuelas que funcionan con gestión propia y autónoma.
Pero, en la práctica,
han hecho lo posible por ahogar la educación no estatal y han tratado de
excluir a los nuevos educadores que no vengan de universidades del régimen,
como Misión Sucre, la Bolivariana y UNEFA. A las universidades privadas les
han negado carreras nuevas y cambios sustanciales en las existentes.
Escuela abandonada en
Venezuela
La gestión de la
dictadura venezolana ha fracasado en todas las áreas menos en el control del
Estado y de su poder de represión. Ahora, desesperados con la pandemia y
quiebra del Estado, abren la puerta a las iniciativas “liberales” de la
sociedad en actividad petrolera, cobro dolarizado de gasolina y otras. Al
terrible fracaso en educación, con escuelas abandonadas, sin recursos para
mantenerlas y con maestros en fuga por salarios vergonzosos, ofrecen dos
respuestas verbales que suenan bien, pero que resultan burlas por vacías e
irreales.