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viernes, 6 de junio de 2014

¿La Patria ó Yo?, Juan Marcos Colmenares


Por Juan Marcos Colmenares, 05/06/2014

“Libertad individual, gobierno limitado, mercado libre y paz”

“Mío” es una de las primeras palabras que aprende a decir un niño y es la primera manifestación del derecho de propiedad y de individualismo. De ninguna manera podemos calificarla como una expresión de egoísmo, sino más bien como una afirmación natural de individualismo, sistema de organización social que promueve las instituciones que se centran en la protección de la persona, del individuo, y que son el fundamento de la civilización, del progreso y de la evolución de la sociedad. En sentido opuesto tenemos un sistema que le da mayor importancia a la nación, al pueblo o a la patria, colocando estas entelequias sobre la persona natural. Un sistema que limita la libertad individual, controla los derechos de propiedad y la actividad económica, buscando una aparente justicia social. Este sistema podemos llamarlo colectivismo, comunismo, nazismo, fascismo, socialismo del siglo XXI o simplemente chavismo.

¿Cuál de estos sistemas nos garantiza mayor prosperidad, más felicidad y mejor calidad de vida?

El colectivismo o comunismo considera justo obligar al individuo a ceder su soberanía personal a favor del bien común y le impone todo tipo de prohibiciones, trabas y obligaciones, restringiendo su creatividad y el emprendimiento. Una de sus primeras medidas consiste en controlar los derechos de propiedad, controlar la actividad económica, reducir la iniciativa empresarial e imponer un “plan de la patria”, buscando una distribución equitativa de la riqueza y justicia social. Para lograr eso hace uso de la fuerza pública, estatiza la economía, expropia a las personas de sus bienes o derechos y se los entrega a otros. En este tipo de sociedades no interesan las preferencias o deseos de las personas, quienes al final deberán adoptar un mismo pensamiento, un único partido y un uniforme de un mismo color.

En cambio, el sistema individualista cree en las libertades, en el ser humano, en la persona, en el estado de derecho y en el libre mercado para la superación de la pobreza. No cree en la planificación económica, ni en la ingeniería social y rechaza todo plan maestro estatal o “plan de la patria”. Está comprobado que el fortalecimiento de la libertad y el fomento del emprendimiento favorece la movilidad social. Al reducirse los controles, la fuerza de la libertad económica crea el ambiente laboral y el empuje para alcanzar los sueños y librarse de la pobreza.

El Índice de Pobreza Multidimensional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) concluye que, en los países que tienen altos niveles de libertad económica, las carencias a nivel individual en educación, servicios médicos y nivel de vida son inferiores. Igualmente el Índice 2014 de Libertad Económica de La Fundación Heritage comprueba que los países con mayor nivel de libertad económica tienen un desempeño superior en: Crecimiento económico, ingresos per cápita, sistema de salud, educación, protección del medio ambiente, reducción de la pobreza y bienestar en general. Demuestra, que la variable más importante para el sostenimiento de la riqueza de las naciones, así como el medio más efectivo para eliminar la pobreza, es la libertad económica. Su resultado clasifica en 177 posiciones a los países estudiados, siendo los primeros diez: Hong Kong, Singapur, Australia, Nueva Zelanda, Suiza, Canadá, Chile, Mauricio, Dinamarca y Estados Unidos. Nuestro país Venezuela ocupa el lugar número 174, solo superando a Zimbabwe, Cuba y Corea del Norte.

Estas reflexiones son el resultado del taller de Líderes de Vente: “Individuos o masa ¿en qué tipo de sociedad quieres vivir? Y definitivamente, quiero vivir en una Venezuela donde todos tengamos acceso a una educación universitaria de calidad y a un amplio mercado de trabajo con diversidad de opciones. Que alcancemos un alto nivel de vida que nos permita tener la vivienda, los bienes, servicios y alimentos que deseemos, todo producto de nuestra industria nacional. Y lograr tener una excelente seguridad personal y un sistema de salud del primer mundo.

Si por el beneficio del pueblo, por el cuento del bien común, por una utópica justicia social o por la falacia de la “patria”, debo aceptar la confiscación de mi libertad, la expropiación de mis bienes, el despojo de mi dignidad y la reducción de mi calidad de vida, entonces: “Yo no quiero patria”.

* jmcolmenares@gmail.com Abogado. Miembro de Vente Venezuela

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