Por Miguel Velarde, 08/07/2014
Urge una renovación en la dirigencia opositora y una legitimación de su liderazgo
Desde hace algunos años, la Unidad ha sido el objetivo más preciado de la oposición venezolana. Construirla no fue fácil, porque en ella debían caber factores muy disímiles. Pero se logró, y a pesar de que los objetivos más importantes no se alcanzaron, el proceso fue exitoso y hasta un ejemplo en otras latitudes del mundo.
Una de las variables más importantes para construirla fue la electoral. Se necesitaba una oposición unida con candidaturas únicas para cohesionar el voto antichavista y lograr, a través de primarias, incrementar las posibilidades en las elecciones presidenciales, estadales y municipales desde el año 2012 hasta el último 8 de diciembre.
Lamentablemente, en el proceso, la Mesa de la Unidad empezó a atribuirse tareas diferentes a las que se le habían encomendado en un principio. Un ente electoral como la MUD y sus dirigentes, quienes tenían un mandato muy concreto, pretendieron convertirse en el liderazgo político de toda la oposición usando a la Unidad como chantaje y acusando a quienes planteaban visiones distintas y su desacuerdo con ciertas prácticas fracasadas como “divisionistas”.
Hoy la realidad política es muy diferente a la de hace pocos meses. Desde el inicio de las protestas han surgido nuevos liderazgos que no pueden ser ignorados. Los estudiantes y la sociedad civil asumieron con valentía un rol histórico que busca el rescate de la democracia y las libertades en el país.
Es por eso que ni la dirigencia de la MUD ni quien en algún momento fue su candidato presidencial pueden pretender mantener el status quo por ambiciones personales. Criticar a compañeros de la Unidad porque plantean una renovación de liderazgos y nuevas estrategias de lucha no solamente es miope, sino también mezquino. Olvidan que fue gracias a “La Salida” y a la lucha de los jóvenes en la calle que ellos pudieron sentarse en Miraflores en un “diálogo” que, dicho sea de paso, fue un rotundo fracaso.
La Unidad no es solamente valiosa, sino también imprescindible para los demócratas venezolanos. Sin embargo, ella debe ser mucho más amplia, incluyente y efectiva de lo que ha sido hasta hoy. Urge una renovación en la dirigencia opositora y una legitimación de su liderazgo. Quienes se oponen a esto están poniendo en grave riesgo a la Unidad y deben ser reemplazados.
Son ellos quienes en verdad dividen a las fuerzas democráticas.
mvelarde@guayoyoenletras.com
http://www.guayoyoenletras.net/index.php/2012-08-06-05-07-46/editorial/1565-editorial-216-divisionistas
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