Escrito por William Rodríguez Jueves, 14 de Agosto de
2014
@williancontigo
La venta de los activos de PDVSA ha
sido anunciada reiteradamente por el Ministro Rafael Ramírez con diferentes
argumentos, llegando a afirmar: "No debemos tener bienes internacionales
que son continuamente objeto de amenazas".
Desde el 2006 el Gobierno está vendiendo a
Citgo por pedacitos; vendió sus terminales, los poliductos, las estaciones de
servicio que no podía abastecer con su propia producción y las refinerías de
Lyondel y Carco en Texas, además de la Veba en Alemania, que fue la primera
refinería con la que se inició en 1983 el proceso que algunos economistas han
denominado "proceso de traslado de ganancias al exterior por medio de
precios de transferencias (contratos de suministros de crudos con descuentos)"
o lo que la meritocracia denominó "proceso de internacionalización de
Pdvsa". En el Caribe se vendió Borco, uno de los centros de almacenaje más
grandes y rentables; en él Pdvsa compensaba cuentas a un costo promedio de
0,30$/pbb y hoy después de privatizarlo, está pagando más del doble.
Pero vender Citgo por miedo a una
expropiación en EEUU, o por los litigios internacionales que hoy enfrenta, o
alegar su rentabilidad (Citgo reportó $ 2.200 millones en el período 2005-2007
durante la presidencia de Félix Rodríguez) no es más que un acto de
manipulación política. ¿Qué justifica hacer refinerías en Ecuador, Cuba,
Brasil, Nicaragua, Irán, India y China o comprar otras como la de República
Dominicana? ¿Será que éstas no van a estar sujetas a los litigios internacionales?
Esta gerencia no le ha hablado claramente al país, privatizó la Faja y, aunque
se mejoraron las condiciones al pasar las regalías del 1% a más del 16%, la
cruda realidad es demoledora: las trasnacionales que eran administradoras de
contratos ahora son socias de Pdvsa en la Faja Petrolífera Hugo Chávez y todos
los años reportan en sus balances financieros su participación porcentual en
las reservas de los bloques de la faja, en un proceso de bursatilización de las
reservas que hoy tiene en jaque a Méjico y que a nosotros nos ocurrió sin
darnos cuenta.
La venta definitiva de Citgo es una
decisión política y no económica y tiene más que ver con su valor estratégico y
el futuro del desarrollo de nuestras potencialidades energéticas. Considero que
la venta de este complejo refinador va en contrasentido al 3er Gran Objetivo
del Plan de la Patria: "convertir a Venezuela en un país potencia",
porque es contradictorio desarrollarnos como una potencia energética vendiendo
los principales activos. Por otra parte, es fundamental que se discutan las
razones para justificar su privatización, ¿en qué se usarán los recursos? ¿Para
cubrir el déficit fiscal?, lo que sería un craso error, ¿o para invertir en la
Faja? Si ésta es la razón ¿por qué no endeudamos a Citgo y le otorgamos un
bloque de la faja para su desarrollo? ¿O vamos a disminuir nuestra deuda
externa? ¿Cuánto le vamos a dejar al Tio Sam en impuestos? En definitiva los
gringos le van a temer más a un crecimiento de nuestra participación en su
mercado de combustible, que a la compra de Sukoi.
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