Transeúntes pasan cerca a un quiosco con un grafiti alusivo el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez en el sector popular 23 de enero, ... |
María Denisse Fanianos de Capriles 05 de septiembre de
2014
@VzlaEntrelineas
Hace días en una reunión política del
actual régimen venezolano se rezó una plegaria donde se manipulaba la oración
por excelencia del cristiano: El Padrenuestro, para rendirle culto a una
persona ya fallecida.
Ese día, en el tuiter, se pudo leer
cómo cientos de católicos y no católicos (aún algunos simpatizantes de este
régimen) mostraron su descontento por tal acción y exigían un pronunciamiento
de nuestros obispos ante tal manipulación.
El primero que emitió un comunicado
fue Monseñor Mario Moronta quien claramente dijo que: “el Padre Nuestro no se
debe trastocar, ni cambiar, ni parafrasear en su contenido, pues fue inventada
por el mismo Dios que se hizo hombre: Jesucristo”. Este pronunciamiento del prelado tachirense
tiene gran valor, no sólo por su cercanía con el fallecido Presidente, sino
porque él es asesor de la Congregación de la Doctrina de la Fe, ministerio del
Vaticano que vela por las tradiciones y doctrina de la Iglesia.
Seguidamente los obispos de Caracas,
encabezados por nuestro Cardenal Jorge Urosa Savino, emitieron otro comunicado
diciendo que: “El Padre Nuestro lo enseñó Cristo en el Sermón de la Montaña y
por ello es intocable”… “Así como a nadie se le permitiría cambiar la letra del
Himno Nacional para honrar a una persona, tampoco a nadie le es lícito cambiar
el Padre Nuestro o alguna otra oración cristiana, como el Credo. Los símbolos,
oraciones y elementos religiosos católicos se deben respetar”… “Quien dijera
esa versión nueva e indebida del Padre Nuestro ateniéndose al texto literal
estaría cometiendo el pecado de idolatría, por atribuir a una persona humana
cualidades o acciones propias de Dios”… “Respetando el afecto que muchos
venezolanos tienen por el difunto Presidente es preciso recordar que el Padre
Nuestro forma parte del patrimonio sagrado de la Iglesia Católica y de todas
las Iglesias Cristianas, en el mundo entero. No es lícito modificarlo,
manipularlo, instrumentalizarlo. Los católicos exigimos que se respete el Padre
Nuestro”. Por ello, pidió a los dirigentes evitar la difusión de esa supuesta
oración, para que no haya otro motivo de división del pueblo venezolano.
Luego de estos pronunciamientos
¡necesarios y muy acertados de nuestra jerarquía eclesiástica! algunas
autoridades del gobierno señalaron a nuestros obispos como un grupo de
inquisidores que “no sabían entender y amar al pueblo”.
Como católica que soy de este país
puedo decir que los obispos emitieron esos comunicados respondiendo a las
exigencias del pueblo católico, quien no quiere que nuestra religión sea
manipulada con fines políticos.
Los políticos que nos gobiernan tienen
que entender que una cosa es la fe y otra la política, y que nuestros símbolos
y creencias religiosas son sagrados y que no pueden ser manipulados (bajo
ninguna circunstancia) para rendir idolatría a un hombre o a un sistema.
Es necesario que los políticos
venezolanos se aboquen a poner fin a la descarada corrupción que existe en
nuestro país y a resolver los miles de problemas que los venezolanos estamos
padeciendo día a día.
¡Dejen a nuestra Iglesia Católica y a
nuestra jerarquía en paz! ¡Ya basta de manipular nuestra Fe! ¡Ya basta de
insultos contra nuestros obispos! ¡Todos ellos están cumpliendo una labor
pastoral ejemplar de entrega y dedicación absoluta a las necesidades de su
grey! ¡Ellos han sido perseguidos, insultados y maltratados como nunca antes en
nuestra historia! ¡Ya basta de querer seguir desprestigiándolos a través de los
medios del gobierno!
¿Es que acaso nuestras autoridades no
entienden que los millones de católicos que cada día más asisten a nuestras
iglesias a rezarle a Dios por nuestro país y sus necesidades saben muy bien de
que lado están nuestros obispos? Están del lado de la Verdad, de la Justicia,
del pueblo, del lado de los más necesitados, del lado de quienes no consiguen
comida, de quienes no consiguen sus medicinas, de quienes no pueden comprar los
útiles para sus hijos, de quienes no tienen trabajo, vivienda… Ellos están
dejando su vida por este país y por sus hijos venezolanos. ¡Ya basta de decir
falsedades e injurias sobre lo que ellos son, sobre cómo viven y sobre lo que
hacen!
No sigan jugando con la Iglesia,
porque la Iglesia es santa. No sigan jugando con el pueblo católico venezolano
y mucho menos con el sagrado nombre de Dios. Dedíquense a resolver los
problemas y dejen a nuestra Santa Iglesia Católica en paz.
Pidamos, como pidió nuestro Cardenal
al final del Comunicado, la protección de la Virgen de Coromoto y a “unirnos en
torno a Jesucristo, Dios y hombre verdadero, rezando el auténtico Padre
Nuestro, para pedir a Dios la paz y la concordia en nuestra querida Venezuela”.
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