Luis Manuel Esculpí 16 de septiembre de 2014
El gobierno no conforme con la
existencia de un "Cerco Mediático"que le permiten el control de la
mayoría de los medios impresos y audiovisuales, tal como describí en la columna
de la semana pasada; ha acentuado un rasgo que le ha sido característico en su
comunicación con el país, como es la ausencia de transparencia en la
transmisión de la información.
La red del medios del estado y sus
aliados comunican exclusivamente la información sesgada, los que no son de su
agrado les impide el acceso a sus actos y el ejercicio del más elemental
derecho de los periodistas, como es el de interrogar a los voceros
gubernamentales en sus sui géneris ruedas de prensa.
El acceso a la información es una
conquista de las democracias modernas, donde se concibe una relación cada vez
más transparente entre el gobierno y la sociedad,en la mayoría de los países,
se ha legislado para garantizar ese derecho, reduciendo al mínimo
imprescindible el "secreto de estado", incluso contemplado
desclasificar los documentos clasificados como tales,al cumplirse un periodo
determinado. Muy por el contrario los regímenes autoritarios se caracterizan
por el secretismo y la opacidad que constituyen elementos consustanciales a su
condición, para así ejercer el poder sin limitaciones.
Aún recuerdo la única reunión que la
Dirección del partido en el cual militaba realizó con el entonces candidato
Hugo Chávez quien asistió acompañado de una delegación, donde no por cierto,
mestaba Maduro, en el debate plantee el tema de la reducción de las materias
que contemplaban el secreto militar y más ampliamente lo relativo al debido
acceso a la información como un derecho;en aquella oportunidad el invitado
afirmó estar totalmente de acuerdo con nuestro planteamiento. En verdad esa
sesión fue un acto formal porque ya prácticamente estaba tomada la decisión,
con la que no estuvimos de acuerdo, de asumir su candidatura presidencial para
las elecciones de 1988.
No hubo que esperar mucho tiempo en
"la bajadita" para observar como el famoso discurso del Ateneo al ser
electo, así como el supuesto acuerdo de legislar para acceder a todo tipo de
información quedara en el olvido, se evidenció claramente el propósito,
continuado con Maduro, de una política informativa signada por la falta total
de trasparencia.
Dos hechos recientes resultan
emblemáticos el manejo que se ha hechos de la información: cambiar los patrones
de medición de las cifras que debe proporcionar el Banco Central para
maquillarlas y el intento de ocultar los lamentables sucesos ocurridos en el
Hospital Central de Maracay son el reflejo nítido de una gestión, que cada vez
más reduce los espacios democráticos y aumenta sus rasgos autoritarios. La
claridad esta reñida con el ejercicio de sus funciones, por el contrario la
opacidad es la que la define su conducta política. Sobran razones que destacan
la necesidad de conformar una nueva y sólida mayoría para el cambio político, y
poder colocarnos a la altura de las democracias modernas a tono con los tiempos
actuales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico