Freddy Paz enero 16, 2015
Todos
los países aspiran a tener un crecimiento económico alto y sostenido, pues así
es mucho más factible la reducción de la pobreza y la expansión de
oportunidades para todos los ciudadanos.
Ante
el desafío de cómo conseguir aumentar el crecimiento económico venezolano, un
diálogo abierto con una pluralidad de opiniones aportaría soluciones al
esfuerzo de construir una estrategia de crecimiento bien definida.
Venezuela
es un país inmensamente favorecido por Dios con recursos naturales. Pero
la riqueza debemos crearla, y el estado tiene una inmensa
responsabilidad para poder lograrlo y para vivir mejor, sí entendemos que
debemos producir más, dándole oportunidades a la gente, que produzca en el campo,
en la ciudad, con seguridad jurídica, con leyes, reglas justas, oportunidades
para todos, y tranquilidad para la nación.
Según
datos de la Starwood, el promedio de edad global de los millonarios en el mundo
oscila entre los 66 años. Los chinos con 39; los rusos: 46; estadounidenses: 53
y los brasileños 53. Y según la Agencia Tributaria de Estados Unidos.
(Actualmente las mujeres poseen 48% de la riqueza personal de Estados Unidos,
pero esto podría aumentar a 60% para el año 2025). En china, 30% de los
millonarios chinos son mujeres. Y en Venezuela…?.
Ahora
bien, la respuesta a la pregunta de ¿por qué hay países ricos y pobres?, ha
ocupado a los más diversos pensadores y se puede analizar desde distintos
puntos de vista. Sin embargo, el filósofo y economista escocés, Adam
Smith, hizo consideraciones particularmente acertadas sobre la prosperidad de
los países en su obra clásica, una investigación sobre la naturaleza y causa de
la riqueza de las naciones, escrita hace doscientos treinta y nueve años. Se
considera que el documento de Adam Smith fue el primer estudio formal de
economía moderna, publicado en 1776 plantea principios que mantienen su validez
a través del tiempo pero que muchos parecen ignorar.
El
libro tiene imprecisiones propias de su época y argumentos que hoy parecen
simples, pero nadie puede rebatir que el ahorro, la inversión y la expansión
del comercio, así como las finanzas públicas sanas, favorecen la riqueza de las
naciones. Los gobiernos que gastan más allá de sus ingresos generarán deudas
con fuertes cargas para las futuras generaciones, y terminan por secuestrar las
oportunidades a todos.
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