Por Gustavo Yepes, 10/03/2015
Si yo fuera uno de ellos... me imagino que no podría conciliar el
sueño, con todas las consecuencias físicas y emocionales que eso conlleva.
Si yo fuera uno de ellos... estaría muy preocupado, e incluso asustado,
porque mi nombre se encuentra grabado en una lista deshonrosa, que será
recordada para siempre y que tendrá consecuencias a su debido tiempo.
Si yo fuera uno de ellos... no dejaría pensar en cómo mi situación
afecta a mis seres queridos, en especial a mis hijos.
Si yo fuera uno de ellos... me sería harto difícil disimular la
vergüenza que siento, más aún cuando me apuntan los focos de las cámaras.
Supongo que mi rostro reflejaría lo que refleja el de ellos.
Si yo fuera uno de ellos... mi preocupación aumentaría cada vez que el
gran culpable, y los grandes cómplices, intentaran defenderme, porque sé que lo
que hacen es hundirme más y más.
Si yo fuera uno de ellos... trataría de pensar en la forma menos
dolorosa de terminar con esta pesadilla, sabiendo que tengo dos opciones
claras: aferrarme hasta donde pueda al gran culpable o abandonarlo en un
intento de limpiar mi nombre. Difícil dilema el que tendría. Sabría que hay
otras opciones, pero no me atrevería ni a pensar en ellas.
Si yo fuera uno de ellos... me sentiría impotente, al saber que mi
futuro, mi nombre, mis posesiones, y la “tranquilidad” de mis seres queridos,
dependen de la continuidad en el poder del gran culpable.
Si yo fuera uno de ellos... no quisiera ni pensar en todos los que han
vivido situaciones similares y al final, a veces más temprano, a veces más
tarde, han sido o serán sentenciados por la justicia, la humana, la divina o
ambas.
Si yo fuera uno de ellos... me atrevería a averiguar de una vez por
todas de que trata el tan cacareado “Estatuto de Roma”.
No soy uno de ellos. Sólo soy una víctima más que ha sufrido, en carne
propia y ajena, todas y cada una de las violaciones a los Derechos Humanos que
se han cometido en el país, en nombre de una revolución que conduce a la
miseria al pueblo que dice amar y le da unos inmensos, pero temporales
beneficios, a quienes se aprovechan de ella.
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