Por Eddie Ramírez,
19/05/2015
La Polar es la
estrella que señala el norte, lo cual permite la orientación de quienes tienen
el rumbo perdido. Sin embargo, los rojos prefieren guiarse por el planeta
Marte, el dios de la guerra. Solo unos pithecantropus tienen la osadía y la
perversidad de descalificar y acosar a nuestra empresa estrella y a sus
emprendedores propietarios. La Polar es un ejemplo de lo que deben ser las
empresas venezolanas y extranjeras, sean públicas o privadas.
Es un ejemplo,
porque cumple con todos los requisitos de ser socialmente responsable: Sus
productos son de calidad, la producción y la productividad son elevadas, sus
trabajadores disfrutan de buenos beneficios, la seguridad en el trabajo y la
higiene ocupacional son estrictas, vela por el cumplimiento de normas
ambientales, cancela puntualmente los impuestos y lleva a cabo numerosos
programas para disfrute de sus trabajadores y de las comunidades aledañas a sus
fábricas. Quizá el más conocido es el del incentivo al deporte.
Además, a través de
la Fundación Polar, el grupo realiza una encomiable labor apoyando a la
ciencia, la tecnología y las artes, y la Fundación Danac es un importante
respaldo a la agricultura. Es tal su responsabilidad con el pueblo venezolano
que incluso continúa produciendo a pérdida la conocida Harina Pan, a la cual el
régimen no le reconoce el “precio justo” que predica para la gasolina.
Tiene fábricas en
Colombia y creo que también en Estados Unidos, pero sus propietarios han
demostrado su compromiso con Venezuela. Permanecen y permanecerán en el país a
pesar de todos los obstáculos y amenazas gubernamentales. Al respecto, en días
pasados, su presidente Lorenzo Mendoza dirigió una emotiva comunicación a su
personal ratificando este compromiso.
Si este es el caso,
lo cual es fácilmente comprobable, ¿cuál es la razón de los groseros insultos a
Lorenzo Mendoza, a quien por cierto no conocemos, por parte del inmaduro
presidente de facto, del energúmeno que preside la Asamblea Nacional y de
diputados mediocres como Gladys Requena y otros? ¿Con qué autoridad moral se
atreven a descalificar a un empresario exitoso, cuando todos los presidentes y
gerentes de las empresas públicas han fracasado y las mismas están quebradas?
¿Resentimiento? ¿Envidia? Quizá hay de todo un poco, pero el asunto es mucho
más grave. Los ataques son contra el sector privado, al cual los rojos quieren
destruir.
¿Cuál es el
objetivo? ¿Acaso no están conscientes de que quebraron a todas las empresas a
las que tomaron por asalto? ¿Acaso no se percatan de que los balances de Pdvsa,
Cantv, Corpoelec, Sidor, Alcasa, Agropatria, Pdval, cementeras y empresas
agropecuarias, industriales y de servicios que estatizaron están todos en rojo?
Claro que conocen de su impericia, pero el objetivo es que la mayoría de los
venezolanos dependamos del Estado para tenernos sometidos. ¡No lo lograrán!
Esta es una sociedad indoblegable. La Polar seguirá siendo una estrella que
señala el rumbo.
Como en botica: Felicitaciones
a los ganadores de las primarias. Particularmente complacen los triunfos de
José Guerra, Ceballos, Scarano y Gaby. Cuando fijen las elecciones
parlamentarias acudiremos a votar. Intentarán hacer trampas, como en otras
ocasiones, pero es un medio más de lucha en momentos en que las encuestas
indican que los demócratas somos una gran mayoría. Las circunstancias son muy
diferentes a las del 2005, cuando solo podíamos obtener menos de una docena de
diputados y por ello los partidos políticos y los ciudadanos independientes
decidimos abstenernos para exigir un CNE transparente. Las protestas en el
Centro Comercial de El Valle y las declaraciones de una valiente mujer del
pueblo evidencian que el régimen está de capa caída y anticipan su salida. La
Fiscal Ortega no cumple con su deber de imputar a los paramilitares
oficialistas que han cometido numerosos asesinatos, entre ellos el de José
Manuel Vilas que hemos denunciado repetidamente y cuyos autores están
identificados. Prefiere utilizar su tiempo, que pagamos los venezolanos, en
hacer declaraciones temerarias para desacreditar a nuestras universidades
autónomas y a todas las mujeres que con créditos académicos ingresaron a esos
centros de estudios. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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