Por Ricardo Ríos
El PSUV, en sus estertores
electorales, anda inventando de todo para ver si logra cambiar la imagen del
peor gobierno que hemos padecido, incluida la llegada de Boves a Caracas. Van
desde bajarle el precio a unos zapatos de goma hasta la intervención masiva de
las universidades autónomas.
Esta aplicación disparatada
del “Estado y la Revolución” (Lenin, 1917), ha hundido al
país en una crisis general de grandes proporciones. La corrupción y el
militarismo voraz han violentado todas las reglas del juego democrático,
copiando del libro citado la destrucción de las instituciones y “bajarle el
sueldo a los ingenieros y demás profesionales a nivel de un obrero”, como
recomendaba el autor ruso para enterrar al estado burgués, pero obviando eso de
impedir el enriquecimiento de los funcionarios…
La política salarial oficial
está orientada a desestimular la carrera académica para debilitar el prestigio
de las universidades. La FAPUV ha hecho de la defensa del salario de los
profesores un componente fundamental para la defensa de la academia, de la
universidad libre, autónoma y democrática.
Nuestras universidades,
hasta las creadas en los últimos 16 años, han sido un centro de resistencia
contra la imposición de un modelo de pensamiento único en el país. Es una
confrontación desigual, no hay guerra más asimétrica que la que libran
las universidades contra el estado petrolero que las quiere arruinar.
El sistemático cerco
presupuestario ha mermado mucho su capacidad de funcionamiento. La
política de pagar todo con créditos adicionales atrasados, destinados a cubrir
los compromisos laborales, llevó la vida de la universidad a niveles de
sobrevivencia.
Para el aparato
propagandístico oficial, la frase Universidad Autónoma es un símbolo a
derrotar, les falta poco para gritar ¡Muera la inteligencia! Ya se escucharon
los primeros acordes de esa cantata macabra en la AN, cuando aprobaron un
acuerdo nefasto, alineado en esa absurda estrategia de control total, contra
algo que no existe: nadie ha convocado a paro alguno, no hay condiciones para
trabajar.
El PSUV presentó un acuerdo
impermeable a los argumentos. La pieza oratoria del diputado Miguel Pizarro
desmontando línea por línea el adefesio intervencionista, no los motivó a
corregir ni los errores de sintaxis y prosodia que plagan ese monumento a
la mentira.
Aducen los diputados
oficiales que los profesores cobramos sin trabajar, ocultando deliberadamente
todo los que uno hace para garantizar una docencia de calidad. Usan la
estrategia vil de que acusar es rápido y explicar es lento. Apelan a la viveza
de los fulleros para contrabandear sus patrañas, incluidos exuniversitarios que
apagaron las luces de su conciencia en el altar de la sumisión, triste es
decirlo.
La idea queda clara, el 6D
hay que salir a votar. Para el abuso y la maldad es que el madurismo quiere
seguir dominado a la AN. Para defender al pueblo, para impedir que estas
estratagemas del odio sigan marcando la política nacional es que vamos a
conquistar la nueva mayoría en el parlamento.
¿Y el hombre nuevo? Anda por
ahí, ayer lo vi fajado con varios estudiantes más tratando de entender un rudo
teorema de amplia aplicación. Era una muchacha, tenía luz en sus ojos, esa luz
que vence la sombra.
05-11-15
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