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lunes, 18 de enero de 2016

Enzarzados por @goyosalazar


Por Gregorio Salazar


Ya es demasiado evidente cómo para la cúpula en el poder aquel librito azul con el escudo nacional en la portada que el comandante esgrimía ufano en cada alocución televisiva ha dejado de ser aquel compendio amable, en cuyo articulado decían basar todas sus ejecutorias, para convertírsele letra a letra, palabra por palabra, en un verdadero estorbo, un insoportable suplicio.


Y no es que no sigan aludiendo a la ley de leyes de la República para justificar  las tropelías chicas, medianas o descomunales como las que han intentado para desconocer la nueva Asamblea Nacional, sino que al adentrarse en su contenido para vulnerarlo parecen un extraviado desnudo, cansado y sediento,  tratando de avanzar por un bosque de zarzas y  choca con el tupido ramaje que le traba el paso y lo desgarra con sus espinas.

Es triste y  patético a la vez. Si tratan de desproclamar a los diputados de Amazonas  se le encajan como aguijones los artículos 5 y 200. Uno le dice que la soberanía popular reside intransferiblemente en el pueblo, que la ejerce mediante el sufragio, y el otro lo punza al recordarle que los diputados gozan de inmunidad desde su proclamación.

Los araña y les cierra el paso esa intricada red de disposiciones, como la que le otorga la autonomía del parlamento para calificar a sus miembros, dictar decretos de amnistía, aprobar su presupuesto y hasta ese afilado espino del 48 de la Carta Magna que hace inconstitucional las intervenciones telefónicas no autorizadas, como la hechas para presentarlas como pretendidas pruebas que invaliden la votación de Amazonas.

Está claro que para pasar por encima de esa fronda de prohibiciones la cúpula roja cuentan con un gran podador que viene a ser el Tribunal Supremo de Justicia, tan enmarañado como ella y su compañero de viaje en la ruta del creciente desprestigio popular por la cual evidentemente transitan ambos. No dudamos que la mayoría democrática de la AN saldrá airosa frente a esos despropósitos.

Pero mientras esa confrontación, para muchos previsible e ineludible para la unidad opositora, copa los titulares, el drama social presagiando hambruna crece con  los días.  Por todas partes llegan los conmovedores testimonios de las angustias que viven los padres de familia para proveer del sustento a sus hijos. Del trabajador que apenas puede llevar en su vianda un poco de arroz con mantequilla o del que simplemente pierde una jornada de trabajo porque no puede ni quiere cumplirla con el estómago vacío. Del que camina kilómetros de madrugada para colocarse en una cola, de la cual saldrá cuatro o cinco horas después llevando tristemente un kilo de arroz o de harina de maíz o del que se arroja al piso a llorar cuando luego de horas de cola se acaban los productos regulados.

Maduro, el mismo del “no hay apuro”, de “el petróleo rebotará”  y el “Dios proveerá”, da alguna señal de vida y designa no un ministro sino toda una brigada de ministros de la economía, pero al mismo tiempo le entrega una más alta responsabilidad al mismo personaje que ha afirmado en varias ocasiones que “el control de cambio no es una medida económica sino política, porque si lo quitamos nos derrocan”. Si esa es la opinión que va a privar en el nuevo elenco de la economía entonces ya podemos anticipar los resultados de sus políticas.

Pareja a la crisis social va la postración del aparato económico y el estado calamitoso de las vitales instalaciones petroleras.  El día que se redactaba este texto se presentó un lockout eléctrico en las refinerías de Cardón y Amuay, algo nunca visto en la industria. Venezuela le ha quedado demasiado grande a la cúpula roja y el pueblo le está señalando la puerta de salida.

Si algo esperamos de la bancada unitaria es que nos sepa llevar sin traspiés hasta la próxima elección de gobernadores, la primera medición de los efectos devastadores que ha tenido en la base popular del gobierno chavista el triunfo democrático del 6D. El cambio es una realidad en marcha.

15-01-16




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