José Luis Farías enero de 2016
@FariasJoseLuis
Corto y Picante:
No es
ninguna exageración comenzar afirmando que enfrentamos a un régimen de
indiscutible esencia totalitaria y, aunque redundante, añadiendo: capaz de
hacer cualquier cosa, y cuando digo cualquier cosa es cualquier bajeza, hasta
la más perversa y criminal, para perpetuarse en el poder.
Si el
año 2015 transcurrió dejando el sabor de haber sido el más largo de la historia
de la república, primero por el deliberado retraso del régimen en ordenarle al
CNE la convocatoria a elecciones parlamentarias y después por la incertidumbre
de una suspensión en cualquier momento, sensación parecida dejaron también los
30 días que se sucedieron entre el 6 de diciembre el 5 de enero de 2016. Todo
producto de un régimen que mintió, robo, persiguió, apresó, torturó y asesinó
de múltiples formas fomentando la incertidumbre.
Aunque
en los últimos 30 días fue esencialmente por el ambiente creado por las
actuaciones pendencieras del régimen favoreciendo la duda sobre la posibilidad
de que no se instalara la Asamblea Nacional como lo manda la Constitución
Nacional.
Llegado
el día y pese la tensión creada, la Asamblea Nacional se pudo instalar.
Un
hecho sin mayores traumas allende las paredes del Capitolio, salvo el insólito
cierre de unas 8 estaciones del Metro, la detención de los autobuses de la MUD
en la autopista Caracas- La Guaira y Tazón, los malandrines encapuchados que ya
no asustan a nadie, la foto de Chávez rumbo a destino incierto y la salvajada
cobarde de unos “colectivos de paz” contra los reporteros de La Patilla.
Y muy
desigual en materia parlamentaria aquende el Palacio Federal, con una fracción
de “la patria” en estampida tras las payasadas de Carreño, Héctor Rodríguez
cual “muchacho de mandado”, Cilia huyendo de los narcosobrinos, los gritos de
Tania, la nada de Ortega, Diosdado chorreado ante los periodistas y la curda de
Agüero, todos contrastando con la sobriedad y la altura de Omar Barboza, los
aciertos de Luis Florido, la contundencia de Américo De Grazia, la decencia de
Chávez, la firmeza y el estoicismo de Julio Borges y la cátedra parlamentaria
de Ramos Allup. Esto se pone bueno…
@FariasJoseLuis
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