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jueves, 7 de enero de 2016

Los entretelones de la instalación, café en mano por @Laura_Weffer


Por Laura Weffer Cifuentes


El cubículo en el que sirven café es el espacio más popular de la Asamblea Nacional, justo al lado del hemiciclo de sesiones. Es pequeño, y por fuerza quien entre queda codo con codo con su vecino. Además, es un espacio de igualdad social y política. Beatriz tiene 23 años sirviendo los vasitos de plástico con la misma deferencia a chavistas, adecos, justicieros, masistas o comunistas. Y a todos les toca hacer la cola. El único que tiene el “privilegio” de que le sirvan en un pote de comida china es quien está al frente de la directiva; pero aclara, hoy esta prebenda es exclusiva para “el nuevo presidente”.


“El mejor café” dice María Corina Machado, mientras le estampa un beso a Beatriz en la mejilla. A su lado está el diputado José Ávila, del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) con una chaqueta roja. Se saludan con cariño y él le comenta a la diputada sobre su ingreso, luego de ser despojada de su cargo en 2014. “Hay mucha gente que está contenta de volver a verla”. A su lado, un hombre serio, con un traje oscuro y corbata roja, responde: “Pues yo no”. Era Hugo “El Pollo” Carvajal que se estrena en su curul.

Dentro del hemiciclo la sesión empezó a las 11:25 am. Pero en los pasillos, la actividad, mucho antes. Alfredo Ramos (Causa R) recuerda, con cierta nostalgia, señalando el cuartico del café: “yo me la pasaba allí”. Minutos antes ingresa la representación del cuerpo diplomático de países como Francia, Reino Unido, Unión Europa y Estados Unidos. Sí, Estados Unidos.

El expresidente colombiano, Andrés Pastrana, llega rápido y sin mirar hacia los lados. Precedido por la madre de Leopoldo López y la esposa del preso político, Lilián Tintori. Dos minutos después, entra el exministro del Interior en tiempos de Rafael Caldera, Asdrúbal Aguiar.

Pedro Carreño (Psuv) llega como primera avanzada de la bancada del Gobierno. Le comentan que parece poco feliz y responde que es hombre de pocas sonrisas. Veinte minutos se escucha un murmullo y luego crece. Crece y crece. Hasta que se distingue. Son las barras de los diputados chavistas que llegan en bloque. El lema: “Chavez vive, la lucha sigue” acompañan el transitar de Diosdado Cabello, que encabeza el grupo, seguido de Cilia Flores desde la puerta del Hemiciclo hasta la sala de sesiones.

Los retienen durante unos segundos porque la entrada es angosta. Entonces, deben pasar de dos en dos. Muy diferente a la situación que les tocó a los legisladores de la bancada de la oposición, que respondieron al llamado tempranero.

A las 8:00 am un grupo de aproximadamente 60 diputados espera pacientemente que un piquete de la Policía Nacional Bolivariana los deje ingresar por la esquina Dr. Díaz en el centro de Caracas. La mayoría con gorra de bandera tricolor. Insisten y nadie les da respuesta. Juan Requesens (Primero Justicia) manotea y exigen que lo dejen pasar. Se abre un resquicio entre las barreras y ahí comienza el forcejeo. Los efectivos empujan, los diputados responden. Alguna que otra mano. Ismael García (PJ) grita “a mi no me tocas, carajo!”. El concejal Alejandro Vivas increpaba a los uniformados. Les habla de Derechos Humanos e inmunidad.

Al final, después de superar tres piquetes, llegan a la esquina de Pajaritos. Allí ponen en el mismo lote a medios y diputados. Durante tres horas hay empujones, gritos insultos. Todos quieren entrar y solo dejan entrar de uno en uno.

Ya el trato adentro es otro. Muchos llegan directo al cuartico del café. Pero pidiendo agua. Al final de la jornada, la jarra plateada está vacía. Los vasitos se acabaron. Pero habrá que reponerlos. Porque convocaron la sesión el miércoles a las 10:00 am. Ya Beatriz se prepara. Tendrá que aprenderse nombres nuevos y abrazar a otros que regresan. Ahora es que vendrán jornadas. Ahora es que apenas comienza.

05-01-16




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