Por Víctor Salmerón
Luis Salas Rodríguez, el
hombre a quien el presidente Nicolás Maduro ha nombrado como Ministro de
Economía Productiva, con la misión de coordinar a todo el gabinete económico,
es Sociólogo graduado en la Universidad Central de Venezuela y director del
Centro de Estudios del Programa de Formación de Grado de Economía Política de
la Universidad Bolivariana de Venezuela.
En junio de 2015 publicó el
folleto 22 Claves para entender y combatir la guerra económica, que
usted puede consultar. Allí afirma que la inflación obedece a la tasa de
ganancia de las empresas. Dice Salas Rodríguez:
“La inflación no es una
distorsión de los mercados. Es una operación de transferencia de los ingresos y
de la riqueza social desde un(os) sector(res) de la población hacia otro(s) por
la vía del aumento de los precios. En lo fundamental, esta transferencia se
produce desde los asalariados hacia los empresarios, pero también desde una
fracción del empresariado hacia otra fracción de los mismos”
Agrega que “no tiene mucho
sentido seguir hablando de ‘inflación y escasez’ cuando de lo que estamos
hablando es de especulación, usura y acaparamiento”. Continúa:
“Los precios aumentan no por
la escasez en sí misma, sino por las relaciones en medio de las cuales se produce,
que en el caso de las economías capitalistas están mediadas por el afán de
lucro individual a través de la explotación del otro: el egoísmo, tal y como lo
llamó bien temprano Adam Smith, o la “maximización de los beneficios”, tal y
como lo dirían más tarde elegantemente los utilitaristas y neoclásicos. Ese
egoísmo y el marco de competencia sobre el cual se da es lo que lo propicia y
explica”
El ahora ministro se declara
defensor del control de precios y afirma:
“El control de precios en
los mercados es un falso problema porque en los mercados los precios siempre
están controlados: en realidad, cuando los economistas se refieren al control
de los precios como problema, se están refiriendo al control de precios del
Estado. Para la mayoría de ellos, debe dejarse que el ‘libre juego’ de la
oferta y la demanda se realice y autorregule los mercados. Sin embargo, en la
única economía donde esa autorregulación funciona es en la de los manuales con
que estudiaron dichos economistas”
No obstante estas
afirmaciones, explica que:
“…el control de precios por
sí solo no elimina el problema de la inflación. Es necesario, pero no
suficiente, y de hecho puede agravarlo si no se toman medidas complementarias a
nivel de la producción (aumentar la oferta de bienes y servicios producidos y
ofertados), así como cambiar las relaciones de producción, para evitar que la
acumulación y la ganancia sigan determinando las relaciones entre las personas”
Luis Salas Rodríguez también
considera que el sector privado venezolano es parasitario:
“La clase “empresarial”
venezolana es una clase vividora y malcriada que a lo largo del tiempo se
convirtió en un tumor económico que vive y subsiste de la renta petrolera y la
expoliación del salario de los trabajadores y trabajadoras a través de la
especulación”
Y agrega:
“…los capitalistas en
Venezuela se apropian por la vía de la especulación en la esfera del consumo de
aquello que no pueden apropiarse del todo en la esfera del trabajo, dadas las
barreras legales que tienen para ello, barreras que, como todo el mundo en este
país sabe, fueron no solo recuperadas sino llevadas a un nivel superior en los
últimos quince años”
Salas Rodríguez cree
firmemente en que Venezuela sufre una guerra económica:
“El fin último de la guerra
económica emprendida por la burguesía parásita es la consolidación de las
condiciones sociales de reproducción y explotación de los grupos concentrados,
transnacionalizados, mafiosos y especulativos sobre la sociedad, lo cual pasa
por la derrota del Gobierno, pero también por el aplastamiento de cualquier
iniciativa popular y ciudadana de oponérsele”
En materia financiera, el
nuevo ministro indica que es necesaria:
“la creación de un novedoso
sistema bancario, financiero y de intermediación distinto al privado, pero
también público, que debería erigirse a partir de la experiencia de la banca
comunal, con un doble propósito: por una parte, financiar y reproducir el
“socialismo productivo”; y por la otra, reducir y –a largo plazo evitar– que
la renta petrolera, el presupuesto público en general y los propios recursos
“hechos en socialismo” sigan drenando el capital financiero y comercial,
aumentando las condiciones de desigualdad, atrofia y concentración que
caracterizan nuestra economía y, por tanto, nuestra sociedad”
Finalmente, el nuevo
ministro considera que:
“derrotar la guerra
económica pasa en un primer momento por replicar en la esfera del consumo las
mismas garantías que la población tiene en la del trabajo, entre las cuales se
encuentra como principal la de no quedar a merced de los especuladores y tener
a dónde recurrir para exigir sus derechos. Al mismo tiempo, y en razón de lo
mismo, combatir la guerra económica implica generar una movilización popular y
ciudadana en defensa de los derechos colectivos donde, entre otras cuestiones,
la gente debe tener claro quiénes son los que especulan, dónde están y cómo lo
hacen”
06-01-16
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