Por Oswaldo Álvarez Paz, 08/02/2016
Se fue el carnaval. Triste. Sin mayores celebraciones,
inconcebibles para un pueblo sumido en la mayor de las tragedias sufridas a lo
largo de la historia contemporánea. No me refiero sólo a lo institucional, sino
y fundamentalmente, a la situación de las personas naturales y jurídicas, a las
familias y a las dificultades para poder conseguir o mantener un trabajo
estable y más o menos bien remunerado. Palabras y más palabras. Estupideces y
necedades al por mayor por parte de un régimen agotado, en terapia intensiva.
Trata de eludir su enorme responsabilidad señalando a otros, a quienes podrían
tener en sus manos la respuesta eficiente e inmediata para las necesidades
básicas del país.
Me refiero a la oposición mayoritaria en la Asamblea
Nacional, poder básico del estado para controlar, fiscalizar y legislar de
manera correcta y oportuna. Pero más que a ellos que están cumpliendo bien a un
mes del inicio de sus funciones, quiero invitar a la acción directa a todos los
demás sectores de la vida pública y privada de la Nación. A los empresarios de
la ciudad y del campo y a sus órganos de representación. A los colegios
profesionales y a sus miembros, a todas las universidades del país, a las Iglesias
y en especial a la Conferencia Episcopal Venezolana, a las Organizaciones No
Gubernamentales conocidas como ONG´s que con su constante accionar han ayudado
a mantener viva la esperanza de la gente en un futuro mejor. En este inicio de
la Cuaresma, también enviamos unas palabras llenas de comprensión y ánimo a los
millones de decepcionados que encandilados por el estilo de Chávez sienten
ahora la decepción provocada por la probada incapacidad y el estilo de la dupla
Maduro-Cabello que dirige al alto gobierno. La invitación es para que
trabajemos todos juntos por el cambio que Venezuela necesita sin demora. Las
soluciones a los problemas existen. También los hombres y mujeres capaces de
hacerlas realidad a corto y mediano plazo. Lo imperdonable sería perder este
tiempo valioso e irrepetible.
A todos debemos recordar que lo electoral es
importante en el sistema democrático, pero no es lo único y ni siquiera lo más
importante. Se trata de la existencia misma de la República, de principios y
valores que estamos obligados a sostener y defender frente a la arremetida de
los bárbaros más caros del mundo. Ya están sin dinero, sin prestigio y
cuestionados hasta por muchos de sus seguidores más cercanos. Es la hora.
@osalpaz
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