Por Alberto Lovera
El oficialismo está
aterrorizado con la posibilidad de verse obligado a medirse en unas votaciones,
sea un referéndum revocatorio, las elecciones regionales o una eventual
elección presidencial. Se jactaba de su apoyo electoral mayoritario, que lo
tuvo, pero ahora que los números no le dan pretende evadir el veredicto popular
haciendo un uso abusivo de los resortes de poder que le quedan, que no son
pocos, pero al alto costo de violar flagrantemente la Constitución y colocar a
nuestro país al borde de un estallido si se bloquea la ruta constitucional,
electoral y pacífica para destrancar el impase en que se encuentra, dado que el
modelo político y económico que emprendieron a partir de 1999 está haciendo
aguas por todas partes.
Cuando se llega a la
situación crítica que vive y sufre la sociedad venezolana y la camarilla en el
poder ya no puede (o no quiere) rectificar el rumbo, lo sensato es apelar al
soberano para que se pronuncie. Negarse a ello para intentar perpetuarse en el
poder a cualquier costo es absolutamente irresponsable.
Empeñarse en la insensatez
de ignorar que la correlación de fuerzas políticas y sociales cambió y
pretender prolongar un mandato cuya fragilidad es más que evidente, no sólo una
afrenta a la expresión mayoritaria que exige cambio, sino un suicidio
político si quieren perdurar como opción eventual de cara al futuro.
A menos que esta actitud
sólo busque proteger los intereses crematísticos de los nuevos ricos a la
sombra del Estado, dejando de lado como sólo una retórica el beneficio de las
grandes mayorías que decían defender.
Intentar bloquear la
convocatoria de un referéndum revocatorio es una tarea que ignora los datos
duros del cambio de la correlación de fuerzas. Cómo si la MUD logró más de
siete millones setecientos mil votos en las elecciones parlamentarias, no puede
lograr (como logró, doblando la cifra) más de 200.000 adherentes, cómo con ese
apoyo electoral no puede lograr 4 millones para obligar a su siguiente etapa
que se active dicho evento electoral.
Si en verdad creen en el
veredicto popular, deberían estar dispuestos a lograr que en el referéndum
revocatorio no se pueda rebasar los votos con los que fue electo Maduro. Estos
cálculos los mostró un chavista, pero parece que en la cúpula gobernante no
fueron leídos, algunos en el PSUV como que no saben sumar.
Pretender que con
triquiñuelas institucionales pueden evadir la demanda de someter al veredicto
popular la continuidad del actual régimen es insensato e irresponsable. Ya
vimos que la ciudadanía protagonizó una jornada épica, venciendo obstáculos
inimaginables reclamando que se produzca un evento electoral donde su ausculte
la opinión del pueblo.
La gente está optando por un
mecanismo constitucional, pacífico y electoral para salir de este atolladero en
que se encuentra nuestro país. Es un signo auspicioso. El oficialismo debería
entender que esta es oportunidad para un desenlace pacífico de un ciclo
político que está llegando a su fin. Bloquearla, como viene haciendo, nos
conduce a una calle ciega a la cual no queremos llegar porque todavía hay
tiempo para canalizar el descontento y la demanda de cambio, si se es capaz de
interpretar lo que le está diciendo el pueblo venezolano a los inquilinos del
poder.
Fueron mayoría y ahora no lo
son. Saquen cuentas y dejen que el pueblo soberano decida. De otro modo como
alternativa política sólo podrán recoger despojos. No habrá manera de
sobrevivir políticamente si pretenden sacrificar al pueblo por el empeño de
perpetuarse en el poder de manera ilegítima, o si por su insensatez siguen
empeñados en violentar el orden constitucional.
Todavía estamos a tiempo de
salir en paz de esta situación. Aprendan a sumar y entender que en política los
apoyos, como la marea, suben y bajan. Y en un entorno democrático, hay que
someterse al veredicto popular, nos guste o no.
01-07-16
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