Omar Barboza Gutiérrez 17 de julio de 2016
Como
consecuencia del fracaso del modelo en el gobierno que hoy representa Nicolás
Maduro en la Presidencia de la República, y conociendo además la falta de
disposición gubernamental para rectificar, llegamos a la conclusión de que un
cambio urgente del gobierno es la primera necesidad nacional, lo cual es
compartido por la inmensa mayoría de los ciudadanos.
Colocados
en esta situación y con el objetivo de lograr una solución política este mismo
año, evidentemente que la convocatoria del Referendo Revocatorio presidencial
antes de finalizar el 2016 es la solución lógica que respeta un derecho
constitucional de los venezolanos y para cuya realización hay el tiempo
suficiente; lo que no se ha visto hasta ahora es la voluntad del gobierno y de
los poderes sometidos a él, para respetar la Constitución, evitar la
confrontación violenta, y contribuir a que sea la voluntad libre del pueblo
venezolano la que decida la manera de solucionar la crisis política. La enorme
responsabilidad histórica que tienen sobre sus hombros los integrantes del CNE,
nos motiva a darles el beneficio de la duda y esperar que cumplan su deber de
facilitar, de manera oportuna, que el pueblo se exprese con su voto a través
del revocatorio.
Si el
drama que vive Venezuela fuera capaz de conmover al gobierno y lo motivara a
buscar una solución democrática, y si el diálogo no lo utilizara Maduro como
una estrategia dilatoria como ha sido hasta ahora, también es posible conseguir
fórmulas constitucionales y electorales para ponerle fin a su mandato a través
de una Enmienda Constitucional concertada que recorte el período presidencial a
4 años, y establezca otras disposiciones para una transición consensuada que
ponga en manos de los ciudadanos la decisión final sobre el cambio político, y
la manera de afrontar nuestras graves dificultades.
Pero
si la cúpula que está gobernando al país se empeña en mantenerse en el poder
profundizando la crisis y utilizando como argumento central el uso de la
fuerza, el pueblo venezolano debe estar preparado para que a través de
movilizaciones populares permanentes y todas las formas posibles de protestas
democráticas, exigirle al Presidente Maduro que por el bien y la paz de
Venezuela renuncie a la Presidencia de la República; lo cual, de acuerdo al
Artículo 233 de la Constitución vigente, es una forma de ponerle fin al mandato
presidencial. Precisamente esa disposición tiene la virtud de darle salida
dentro de la Constitución a una situación de salud que impida el ejercicio del
cargo, o a la solución de una crisis política cuya continuación le hace daño al
país y puede generar situaciones de anarquía, ingobernabilidad, o violencia.
El
primer Gobierno que tuvo Venezuela por voluntad del pueblo, fue consecuencia de
una renuncia, la de Vicente Emparan, que dio lugar a que el Ayuntamiento de
Caracas el 19 de abril de 1810 asumiera el gobierno de los territorios que
componían la Capitanía General, y anunciaron que ejercían el derecho de
soberanía recaído en el pueblo que ellos representaban. Con esa renuncia se
inició el proceso de nuestra independencia.
El
mundo quedó estupefacto cuando el Papa Benedicto XVI presentó su renuncia al cargo
por considerar que no se encontraba en condiciones de ejercerlo bien, a pesar
de ser uno de los grandes pensadores de la Iglesia, a la que sigue ayudando con
sus profundos aportes intelectuales.
Otro
gran líder que con su renuncia le acaba a dar un gran ejemplo de democracia al
mundo, es
David
Cameron que hace unos días renunció a seguir siendo el Primer Ministro del
Reino Unido (Inglaterra) porque su posición política, de que su país debía
mantenerse dentro de la Unión Europea, perdió un referéndum consultivo; es
decir, un referéndum no vinculante, pero su dignidad personal y política junto
con su sincera condición democrática, lo condujo a la conclusión de que el
pueblo le había negado su confianza, y aunque esa decisión legalmente no lo
obligaba a renunciar, si lo obligaba su concepción ética del ejercicio de la
política.
Ante
los partos difíciles, los médicos utilizan fórceps para hacer posible el
nacimiento del niño. Para que nazca la nueva Venezuela la renuncia de Maduro
sería una solución.
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