PABLO ORDAZ 31 de julio de 2016
Durante
la clausura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se ha celebrado
desde el miércoles en Cracovia (Polonia), el papa Francisco ha pedido ante más
de un millón de jóvenes que luchen por "una nueva humanidad sin odios ni
fronteras". Jorge Mario Bergoglio ha anunciado que Panamá será, en 2019,
la próxima etapa de la gran peregrinación que Juan Pablo II inició en 1985.
Al
igual que hizo durante el vuelo de Roma a Cracovia —“en el mundo hay una
guerra, pero no de religiones”—, Francisco ha prestado especial atención a que
sus palabras no puedan ser utilizadas por quienes, desde los sectores más
radicales del catolicismo, sí ven el islam como una amenaza, sobre todo después
del asesinato en Francia de un sacerdote a manos de terroristas del ISIS. Pero
el mensaje de Bergoglio está en las antípodas, de ahí que su última homilía en
la JMJ de Polonia haya sido solo eso, una homilía. El Papa ha animado a los
jóvenes a que dejen de lado la vergüenza y el qué dirán y se acerquen a las
enseñanzas de Jesús.
“¡Qué
duro es aceptar un Dios rico de misericordia!”, les ha advertido Bergoglio, “os
intentarán poner obstáculos, intentando que creáis que Dios es distante, rígido
y poco sensible, bueno con los buenos y malo con los malos. En cambio, nuestro
padre hace que amanezca sobre los malos y sobre los buenos, y nos invita a la
valentía verdadera: ser más fuerte que el mal amando a todos, incluso a los
enemigos”. El Papa también ha avisado a los jóvenes ante el peligro de que esa
actitud sea minusvalorada: “Podrán decir que sois unos soñadores, porque creéis
en una nueva humanidad, que no acepta el odio entre los pueblos, no ve las
fronteras de los países como barreras y cuida las propias tradiciones sin
egoísmos y resentimientos. ¡No os desaniméis!”.
Jorge
Mario Bergoglio ha utilizado un lenguaje coloquial, parecido al que utilizan
tantos jóvenes. “¡Tú eres importante!”, les ha asegurado, “y Dios cuenta
contigo por lo que eres, no por lo que tienes; no tiene importancia la ropa que
lleves o el teléfono móvil que utilices; no le importa si vas a la moda, le
importas tú”. En esa línea, el Papa ha dicho que “la memoria de Dios no es un
disco duro” que archiva todos los datos, “sino un corazón tierno de compasión”
que está "deseando borrar los rastros del mal". Y ha concluido: “Ante
Jesús no podemos quedarnos sentados esperando con los brazos cruzados; a él,
que nos da la vida, no podemos responderle con un simple mensajito”.
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