Por Adelaida Padrón
Aunque el Gobierno señala que
2017 marca el inicio de la recuperación, todo apunta a que el cuadro de deterioro
productivo se prolongará durante los próximos 12 meses
La ausencia de cifras
oficiales por parte de las autoridades venezolanas complica la evaluación
formal de la economía. Sin embargo, esta ausencia de estadísticas no impide que
la población viva de forma directa el deterioro que genera la precaria
actividad productiva del país.
Varios organismos y analistas
han hecho el ejercicio de calcular el comportamiento de las principales
variables económicas de Venezuela, lo que ayuda a cuantificar lo que de forma
indirecta resiente el venezolano sobre su calidad de vida.
De acuerdo con la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el año 2016 Venezuela
experimentó una caída de -9,7% en su Producto Interno Bruto, muy similar a la
estimación del Fondo Monetario Internacional, que calcula la contracción en
10%. Otras firmas tienen visiones más negativas sobre el comportamiento de la
economía, como Ecoanalítica, que la calcula en 11,3%.
Conforme señalan
representantes de Conindustria, con estimaciones hasta mediados de 2016, el
sector industrial del país vive una contracción parecida a la Gran Recesión
experimentada a inicios de los años 30 por Estados Unidos, pues la capacidad
utilizada de la manufactura cayó a 35,2% y 83,9% de las empresas reportan un
descenso en la producción.
Foto: Archivo
Este enfriamiento productivo
viene de la mano de los menores ingresos petroleros reportados desde 2013 a la
fecha, lo que incidió en un recorte profundo en las asignaciones de divisas
para importación de materias primas y bienes de capital, a la par de los
controles de cambio y de precios.
Infografía: Rafael Farrera
El empleo
A pesar de que el Gobierno
decretó el Estado de Emergencia Económica, instauró la Agenda Económica
Bolivariana y esquematizó un plan de impulso a través de 15 motores, la
economía se desplomó.
Foto: Ivonne Morales
No obstante, el vicepresidente
de Planificación, Ricardo Menéndez, ha asegurado que las cifras más bajas de
desempleo en Venezuela se han registrado en los últimos tres años, gracias al
esfuerzo del Gobierno por blindar el sistema de protección social al pueblo. No
obstante, las cifras de empleo del Instituto Nacional de Estadística no se
actualizan desde abril, cuando la tasa de desocupación de calculaba en 7,3%.
Sin embargo, los expertos
observan que ha ocurrido un deterioro en el empleo en Venezuela, ya que a pesar
de la existencia de la “estabilidad laboral” o inamovilidad permanente muchas
empresas han pactado salidas voluntarias de su personal debido al bajo nivel
productivo que experimentan. En otros casos, las industrias llegan a acuerdos
con el personal para que permanezcan por meses en sus hogares, fuera de sus
lugares de trabajo, cobrando lo básico por esa misma razón.
Foto: Archivo
Un ejemplo reciente de esta
práctica, que es común en las zonas industriales del país, es el caso de Ford
Motors que suspendió operaciones en el país hasta abril de 2017, tal como lo
confirmó su presidente para América Latina, Lyle Watters.
Maryolga Girán, presidente de
la Comisión de Asuntos Laborales de Conindustria, ha señalado en varias
ocasiones que muchos de estos trabajadores han buscado opciones en el mercado
informal como bachaqueros, ya que el empleo formal se ha precarizado. Lo más
grave de esto tiene que ver con las perspectivas del mercado ya que, según sus
estimaciones, se está perdiendo al talento joven que se marcha del país sin que
las empresas puedan retenerlo, porque no tienen capacidad de ofrecerles algo
atractivo.
Lo alarmante de los distintos
cálculos de organismos y firmas de economistas sobre la evolución del PIB es
que todas coinciden en que durante 2016 la economía tuvo una actividad muy
inferior a la reportada en 2015. En 2014 el PIB se contrajo en 3,9% y en 2015,
5,7%. Esto implica que el país suma así 12 trimestres consecutivos de caída
general en su producción de bienes y servicios, descenso que se profundiza más
cada vez.
Foto: Jonathan Lanza
Para Ecoanalítica la nación
está sumida en una recesión económica de una magnitud significativa, lo que se
hace evidente si se le compara con las experiencias de otros países que han
vivido algo similar incluso por períodos más largos.
“Aunque Venezuela solo tiene
tres años continuos de contracción económica (2013-2016), en Ecoanalítica
estimamos que ha registrado una disminución de su producto en este período
incluso mayor que la que experimentó Nicaragua en nueve años (1984-1993), con
una caída de 19,6%”.
Foto: Archivo
Por su parte, el Banco Mundial
lo ve de la siguiente manera: “Venezuela atraviesa una severa estanflación
(estancamiento más inflación). Se estima que el PIB se contrajo por encima del
10% en 2016, lo cual muestra una contracción
acumulada del producto de más del 20% desde 2013”.
Lo que viene
De cara a 2017 el panorama no
luce mucho mejor, ya que todo apunta a que sería el cuarto año consecutivo de
contracción de la economía. La producción lograda en el período sería inferior
a la reportada en 2016. Es decir, caída sobre caída.
Foto: Anthony Ascer Aparicio
Estas perspectivas se
sostienen sobre la premisa de que el modelo económico seguirá sin variaciones
de fondo en un contexto de bajos ingresos, aunque se espera que el mercado
petrolero se recupere. Los mejores escenarios indican que la cesta de
hidrocarburos de Venezuela podría promediar 45 dólares por barril en el año, lo
que implicaría un alivio con respecto a 2016, cuando promedia 34,94 dólares por
barril. No obstante, ese pequeño margen adicional es insuficiente para atender
las necesidades de la economía y, a la vez, honrar compromisos externos de la
nación y de Pdvsa, que se acercan a los 14 millardos de dólares el próximo año.
A juicio de Ecoanalítica, para
cerrar la brecha externa en 2017 Venezuela necesita que la cesta petrolera
promedie 62 dólares por barril.
Asdrúbal Oliveros, director de
esta firma, estima que en el mejor de los casos el desempeño del PIB puede ser
igual a cero, o sea, permanecer sin mayores variaciones con respecto a lo
reportado este año. El Fondo Monetario Internacional, por su parte, cree que la
caída será de 4,5% y la Cepal, de 4,7%.
Foto: Anthony Ascer Aparicio
La traducción de esto es que
el tamaño de la economía venezolana se seguirá reduciendo y que el músculo
productivo se debilitará aún más, lo que incluye más contracción del tejido
industrial, aumentando la propensión de concentrar los esfuerzos de producción
en algunos rubros, con más cierres de líneas de manufactura o incluso de
plantas.
Esta tendencia de los últimos
años se traduce en una menor oferta de productos con la desaparición total de
algunas marcas y presentaciones, algo que limita la capacidad de elección del
venezolano.
En general, las
transnacionales han decidido dejar de inyectarle recursos a sus subsidiarias en
Venezuela, mientras una porción desconsolidó las operaciones locales para
evitar que siguieran afectando sus resultados económicos globales y otra parte
simplemente abandonó el país. Han sido emblemáticos algunos casos este año, como
los de Kimberly Clark y Guardian de Venezuela.
Pero esta realidad no solo se
vive en las grandes empresas. También las pequeñas industrias y los comercios
formales sufren el rigor de la debilitada actividad económica, en un contexto
donde periódicamente se decretan aumentos salariales que no están atados a la
productividad, entre otras obligaciones y regulaciones de difícil cumplimiento.
Oferta oficial
Sin embargo, las proyecciones
desde el Gobierno son más optimistas. Para el ministro de Comercio Exterior e
Inversiones, Jesús Faría, “el año que viene tendremos por primera vez, en tres
años, un repunte de la actividad económica”, que él calcula “entre 1,5 y 2
puntos del Producto Interno B”. La razón de este repunte se centra en el
control de la especulación y de la inflación, y en el estímulo a la actividad
productiva que dará el Gobierno.
El propio Presidente Nicolás
Maduro ha señalo que “2017 y 2018 tienen que ser dos años de la recuperación,
de la contraofensiva victoriosa económica, política, social, cultural de la
revolución y de la patria toda, son dos años de la contraofensiva, es una
agenda de la contraofensiva del Plan de la Patria”.
Según sus estimaciones, vienen
“dos años de ofensiva”, luego de haber vivido el período 2013-2014 de “arranque
de la guerra económica (…) y luego 2015-2016 dos años de agresión oligárquica
nacional y del imperialismo internacional, y ya vamos saliendo de esa
situación. 2017 y 2018 tienen que ser los años de la recuperación”.
01-01-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico