Freddy Paz 03 de septiembre de 2017
@freddyspaz
La
actual crisis que vive nuestro país demanda algo mas allá que diatriba política
y excusas, demanda soluciones efectivas e inmediatas. Ya no se trata de
“encender motores”, ni de medidas promisorias hechas siempre hacia un futuro
incierto y que nunca se concretan. Los venezolanos ya nos encontramos en estado
de supervivencia.
El
pueblo está sometido a una presión de magnitud incalculable para poder cubrir
sus necesidades más básicas. La inflación acumulada más alta del mundo, una
moneda devaluada al punto de que el costo de la fabricación de los billetes es más
alto que su valor nominal, una escasez devastadora que tiene a la gran mayoría
de los ciudadanos del tumbo al tambo persiguiendo los alimentos y medicinas que
necesita y obligándolo a acudir a un mercado negro que el gobierno no ha
querido o no ha podido controlar, no son más que el resultado de casi 19 años
de derroche, corrupción y políticas económicas erradas.
Cuando
un padre de familia se ve obligado a pagar hasta 18.000 Bs por un kilo de
arroz, o 20.000 Bs. por un kilo de pasta, o meterse la mano en el bolsillo para
sacar hasta 25.000 Bs por un kilo de carne, surgen las grandes interrogantes… Qué
pasó? Con las miles de hectáreas de tierras productivas que fueron expropiadas
o confiscadas, en todo el País. Cuáles son los resultados…? quiebre de la
producción nacional.
Cuando
las personas de la tercera edad, se enfrentan en el mostrador al dependiente de
una farmacia y se ven obligados a pagar el monto de su exigua pensión (que en
la mayoría de los casos es insuficiente) para comprar los medicamentos que le
son imprescindibles para cumplir con sus tratamientos y se ponen en la
disyuntiva de comer o medicarse, y también se le vienen a uno a la mente. Dónde
se invirtieron o que se hicieron los más de dos Billones de dólares que ingresaron
al país en los años de la bonanza petrolera?.
Por
qué razón en pleno siglo XXI, en Venezuela, los hospitales son prácticamente
cascarones vacíos, donde el personal médico y de enfermería lucha con las uñas
y armados solo con su ética y su dedicación para salvar vidas, porque no hay ni
inyectadoras, ni gasas, ni medicamentos ni mucho menos material médico
quirúrgico, Seria también bien bueno que se le explicara a los habitantes de
esta tierra venezolana, la razón por la cual han reaparecido con inusitada
fuerza enfermedades como la malaria y la difteria que habían sido erradicadas
en nuestro país en la mitad del siglo pasado o que también se les dijera a la
gente, porque mueren los niños en hospitales por no haber tratamientos de
quimioterapia.
Ya perdimos
la cuenta de los planes de seguridad ciudadana que se han implementado en estos
casi 19 años, y es difícil, o casi imposible hablar con algún habitante de esta
nación que no haya sido tocado directa o indirectamente por el hampa
desbordada.
Los servicios
en nuestro país son paupérrimos. Los cortes de luz son casi a diario, el agua
no llega a muchas comunidades de todo el país, otros reciben agua no apta para
el consumo humano; la vialidad y la infraestructura del país es prácticamente
la misma que existía hace 19 años, evidentemente en terrible estado por el paso
del tiempo y la falta de mantenimiento.
El
éxodo de coterráneos que han abandonado el país empujados por la terrible
crisis que hoy nos agobia, se calcula ya por encima de dos millones y medio de
almas. Gente joven, preparada, en plena actividad productiva que en vez de
estar colaborando con el progreso de la nación, van a dejar sus mejores
esfuerzos y conocimientos a tierras extranjeras, lejos de sus familias.
Si
todo fuese tan bien como se trata de hacer ver, si los motores hubiesen
arrancado, si los planes de seguridad hubiesen funcionando, si los dos billones
de dólares del petróleo se hubiesen utilizado para ser invertidos en producir y
estimular el emprendimiento, en salud, educación e infraestructura, si la
necesidad por hacer grandes y jugosos negocios hubiesen estado enfocados al
bienestar nacional, de seguro que no estuviésemos viviendo este profundo drama
económico y social que hoy nos asfixia a todos.
En
nuestra sagrada y querida nación, no hacen falta poderes supraconstitucionales,
ni decretos ley de emergencia económica, ni reuniones tediosas y bizantinas. No
hacen faltan más promesas que no se vayan a cumplir ni más “motores
intangibles”, ni el ya consabido “yo no fui” o “es por culpa del imperio ó de
la burguesía. Aquí lo que hace falta es voluntad política para acometer con
ganas la recuperación del país. Deben entender que las necesidades de una élite
gobernante o un grupito no pueden estar por encima de las de todo un pueblo.
Son ya
casi 19 años, la gente quiere soluciones.
@freddyspaz
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