Por Edward Rodríguez
Entramos en la recta final. El
próximo domingo 15 de octubre #15Oct los venezolanos tenemos una
cita más en la lucha por el Cambio en Venezuela.
Quizás usted, apreciado
lector, ya esté saturado de los números con los que cuenta la Unidad; todos los
estudios de opinión, menos el de Hinterlaces, indican que el régimen
resultará severamente castigado; y no es para menos ya que sin lugar a duda puso
a los venezolanos a pasar hambre, miseria y a morir de mengua por falta de
medicinas.
El tema
del hambre es desgarrador y sin precedentes en la historia de
Venezuela. Resulta increíble y difícil de aceptar, saber que seis de cada diez
venezolanos comen dos o menos veces al día; y a veces ni comen. Esto, sin duda,
es una de las principales razones para ir a votar.
Para que no sea en vano la
lucha en la que fueron brutalmente reprimidos millones de venezolanos durante
cuatro meses ininterrumpidos, y asesinados 120 jóvenes como David Vallenilla,
Armando Cañizales, Neomar Lander, Paúl Moreno; y las otras 116 víctimas que no
nombro por cuestión de espacio, pero que están presentes; hay que ir a votar.
La tercera razón, de las miles
que hay, por la que debemos salir a votar el 15 de octubre, y seguro estoy de
que usted también lo hará, es por nuestro futuro. No hay mejor país
en el mundo que Venezuela; fue en ella donde nos graduamos, donde seguimos
trabajando y seguimos luchando con el alma y nuestras fuerzas para recuperarla;
pero como deseos no preñan; además de votar, se tiene -y se debe- defender
el voto.
En el 2007 la voluntad de
todos y cada uno de los venezolanos que participaron en la enmienda
constitucional del 2007, fue defendida; lo mismo ocurrió en las elecciones
parlamentarias del 6 de diciembre de 2015; donde la Unidad ganó 113 diputados;
cuando las encuestas más alentadoras apuntaban a que serían entre 70 y 80.
Con toda la responsabilidad
del caso, hoy podemos decir que el próximo domingo, la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) ganará entre 17 y 19 gobernaciones; mientras que
el Psuv sólo obtendría entre siete y cinco; lo que se traduciría en
el segundo peor momento para el partido de Gobierno; sobre todo después de los
supuestos ocho millones de votos que obtuvieron en la elección de la
fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente hace dos meses y medio.
Como deseos no empreñan; y
encuestas tampoco, el verdadero resultado está en la participación y
en el compromiso de defensa de la voluntad de cada venezolano que
acudirá a las urnas electorales con la esperanza y la convicción de lograr el
Cambio. El triunfalismo en base a encuestas es dañino; la
elección se gana con participación.
Hay que animar al que todavía
tiene el casete en su cabeza de la abstención, hay que movilizar y ayudar
en el traslado a quien no puede llegar al centro electoral, ofrézcase
como voluntario para ser testigo o miembro de mesa; vote por la
tarjeta donde esté la cara del candidato; si todo esto se cumple al pie de la
letra, no tenga la menor duda de que el Cambio se logrará.
Como dice la letra del jingle
de esta contienda electoral de la Unidad: “Somos un pueblo que nadie domina,
desde hace tiempo somos mayoría (…) Vota en protesta. Si vas a votar ganamos la
partida”.
La peor diligencia es la que
no se hace, y en tiempos como los que vivimos es mucho peor; por eso cierro
este artículo con una frase que hace unos día me dijo la señora Amelia y que no
deja de retumbar en mi cabeza: “dejar de votar no tiene perdón de Dios”.
10-10-17
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