Carlos Crespo 17 de diciembre de 2017
Expertos
señalaron que la abstención de los electores opositores es aprovechada por el
Gobierno, que logra movilizar a toda su base mediante mecanismos como los Clap
y el carnet de la Patria.
“¿Es
posible una transición política en 2018?”. Este fue el título del foro
organizado por el Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica
Andrés Bello (CEP-UCAB) en el que se abordó la posibilidad de que se produzca
un cambio político en el país el año entrante, periodo en el que corresponde la
celebración de elecciones presidenciales. “El oficialismo encontró un método
para ganar elecciones siendo minoría”, expresó el director de la encuestadora
Delphos, Félix Seijas R.
Tanto
Seijas como el director del CEP-UCAB, Benigno Alarcón, resaltaron que, aunque
la oposición tiene un caudal electoral superior al del Gobierno —Seijas estima
que puede llegar a 10 millones de sufragios— el Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV) adelantó una estrategia para dividir a ese electorado entre
abstencionistas y quienes deciden votar y logró implantar mecanismos de control
social para movilizar un promedio de electores que oscila entre 5 y 6 millones
de personas. “La mitad de los opositores y de los no alineados dicen que no van
a votar con este Consejo Nacional Electoral (CNE)”, agregó Seijas.
Seijas
precisó que, según datos de su firma del mes de noviembre, un total de 3,5
millones hogares —entre 16 y 18 millones de personas— reportaron haber sido
beneficiados por las bolsas de los Comités Locales de Abastecimiento y
Producción (Clap) y que el Gobierno está logrando llegar, con este beneficio,
incluso a quienes apoyan a la oposición. “Su entrega es altamente focalizada”.
Alarcón
hizo referencia a la posibilidad de que ocurran tres escenarios en el país. El
primero de ellos lo denominó la “autocratización electoral” en la que el
Gobierno usa también otros métodos como dificultar la participación,
inhabilitar a candidatos y a partidos de la oposición, además de otros
instrumentos clientelares, que buscan ampliar su base electoral, como el carnet
de la Patria o el denominado “carrusel”, práctica mediante la cual el partido
de gobierno se aseguraría de que las personas que logran movilizar sufragan por
la opción gubernamental. “El Gobierno buscará hacer las presidenciales lo antes
posible para evitar que la oposición se organice y se prepare”.
Seijas
esbozó varios posibles resultados en unas eventuales elecciones presidenciales.
Indicó que, en un escenario polarizado y con una abstención de 20 %, la Mesa de
la Unidad Democrática (MUD) puede obtener hasta 10 millones de votos (65,6 %)
frente 5,5 millones del oficialismo (34,4 %) pero que si la abstención llega
hasta 45 %, la oposición bajaría hasta 6,5 millones de sufragios frente a 6,2
millones del chavismo cifras muy cercanas, que el Gobierno podría lograr poner
a su favor, como en el caso del estado Bolívar durante los comicios regionales.
Ambos
analistas no descartaron que, si la oposición logra recomponerse y lanzar un
candidato unitario, el Gobierno decida suspender los comicios, como sucedió con
las elecciones regionales. “El Gobierno tendrá que pensar si va o no o esperan
a que se recupere el precio del petróleo y tener flujo de caja. Si ven que no
pueden ganar, suspenden las elecciones”, indicó Alarcón.
El
analista añadió que también es posible que el Gobierno decida profundizar su
“autocratización” a través de elecciones de partido único o un fraude
electoral. Indicó que si logra algunas de estas opciones conseguirá mayor
estabilidad política. “En esos casos el Gobierno se estabiliza por la fuerza o
sale por la fuerza”.
Oposición
debe recomponerse
Los
analistas coincidieron en que la oposición debe reorganizarse con rapidez y
acordar un método para seleccionar un candidato unitario. Ambos consideran que
las primarias no es necesariamente el mejor método para escoger al abanderado.
El consenso sobre una figura, no necesariamente un político tradicional, surgió
como una opción para evitar el desgaste y las divisiones de unas primarias.
Alarcón también propuso unas primarias de “elección múltiple” —los electores
pueden seleccionar más de una opción— para determinar cual candidato genera más
consenso. “La manera cómo se escoja al candidato es importante”, argumentó.
Añadió
que es necesario desarrollar una “campaña inteligente” que logre que entre 3 y
4 millones de personas vuelvan a votar y también prepararse para un posible
fraude electoral. “El caso Bolívar demuestra que se puede ganar y no se cobra.
Hay que prepararse para ese escenario”.
Seijas
añadió que es necesario realizar una campaña sobre la importancia de que las
personas se inscriban como testigos para los comicios. Señaló que, según datos
del Observatorio Electoral Venezolano (OEV), 40 % de las mesas electorales
durante las municipales no pudieron instalarse debido a la ausencia de los
miembros de mesa. En estos casos son militantes del PSUV los que suelen asumir
el control del proceso electoral. “Hay que trabajar desde ya en esa campaña,
para que la gente no se mueva de ahí, para que no salgan corriendo a la primera
y se queden ahí”.
La
internacionalista Elsa Cardozo también señaló que es necesario que la oposición
se reagrupe y dé una mayor imagen de coherencia ante la comunidad
internacional, para que esta se siga movilizando a favor de una transición
democrática a través de acciones como las condenas, resoluciones y las
sanciones internacionales.
“La
presión internacional no funciona por sí sola. El punto de apoyo de esa palanca
es la organización. Se requiere de una agenda común, una narrativa inspiradora
que movilice a lo interno y no desmovilice a la comunidad internacional. Es
lamentable que la división de la oposición se proyecte a los actores
internacionales”, señaló.”
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