Por Nelson Freitez Amaro
La acción de promoción y
defensa de derechos humanos tiene como propósito central lograr incidencia en
las instancias del Estado a objeto de que éstas modifiquen, restablezcan o
reparen las violaciones o afectaciones a tales derechos. Considerando que el
Estado es el principal garante en el cumplimiento de los DDHH, y sus diversos
entes responsables de su plena realización, los múltiples esfuerzos de
documentación, sistematización, denuncia, movilización y demanda sobre el
cumplimiento o violación de los mismos, buscan al final que las instancias
estatales adopten las medidas, decisiones, planes, proyectos o recursos que posibiliten
la realización plena o parcial de determinados DDHH. En tal sentido, la
noción de incidencia es clave para valorar la acción de promoción y defensa de
los DDHH, sus grados de efectividad y de logro de los propósitos perseguidos.
La razón de ser de las organizaciones de DDHH está en gran medida asociada al
logro de esa incidencia pública.
Esa efectividad de la
incidencia pública que se busca ejercer sobre el Estado, está condicionada por
el contexto político-institucional y socioeconómico de la sociedad en la que se
actúe. En la medida en que el régimen político-institucional presente grados de
apertura democrática o de autoritarismo frente a las aspiraciones, derechos y
acciones de la ciudadanía, serán muy diferentes tanto el portafolio de estrategias
y recursos que se utilicen como las posibilidades de logro en la incidencia que
se busca alcanzar sobre las agencias del Estado. Un Estado que se niegue a
sistematizar registros periódicos sobre condiciones de vida de la población;
cuyos entes de fiscalización y protección de derechos de la población no actúen
con independencia del Poder Ejecutivo; que invalide las actuaciones de poderes
públicos electos por la población, utilice al poder judicial para criminalizar
las demandas ciudadanas por DDHH y enjuicie a ciudadanos que los exigen o
censure a los medios de comunicación que difundan información sobre tales
violaciones, le impone crecientes bloqueos al ejercicio de la incidencia
pública por parte de quienes se plantean la promoción y defensa de esos derechos.
En la Venezuela de hoy, cada
vez existen mayores obstáculos para ejercer incidencia en la defensa de DDHH.
Ante el incremento de las restricciones, bloqueos y falta de independencia de
los poderes públicos en el aparato de Estado, en un contexto de creciente
emergencia humanitaria y un acelerado y masivo deterioro de las condiciones de
vida y de pérdida de las mismas, es imperativo recrear, diversificar y ampliar
las formas y los ámbitos de ejercicio de la incidencia.
En esta dirección, cada vez
se actúa más en redes sectoriales, regionales y nacionales en un proceso de
articulación que busca lograr mayor impacto de las acciones. Por otro
lado, se amplían las identidades de quienes se asumen
como defensor@s de DDHH incorporándose diversos activistas sociales
de gremios, sindicatos, iglesias, universidades. En otra dirección, se expresan
formas novedosas y creativas de la protesta pública de calle que –trascendiendo
el repertorio conocido de las marchas y las trancas de vías–, se manifiestan
por medio del arte, de nuevos códigos de la comunicación digital y con otras
formas de presencia social en el espacio público. Así también, cada vez más se
apela a la presencia en el ámbito internacional, tanto con informes, denuncias
y pronunciamientos en instancias multilaterales de defensa de DDHH como en
interlocución con actores sociales de diversos países para comunicar las
realidades del país y procurar alianzas que puedan incidir en las posiciones de
los Estados respectivos.
La calidad de esos nuevos
repertorios de la acción de incidencia deviene, en buena medida, de la
capacidad de monitoreo y comprensión del contexto y de sus aceleradas
modificaciones. Comprender los planes y estrategias de los factores de
dominación, de sus iniciativas y proyectos, por ejemplo llevó a Provea a
caracterizar públicamente al actual régimen político como una Dictadura, en lo
cual fue pionera en el universo de los DDHH, lo cual le ha permitido actuar en
correspondencia tomando al respecto diversas iniciativas. De allí que se esté valorando
y afinando los procesos de seguimiento y evaluación del entorno para construir
escenarios y trazar estrategias apropiadas en función de orientar acciones,
alianzas y rumbos de corto y mediano plazo
De tal forma, la complejidad
autoritaria del contexto que vivimos está demandando una correspondiente
adaptación de la acción de promoción y defensa de DDHH en búsqueda de la
necesaria efectividad en la incidencia pública. Sobre todo ahora que se
extiende una voraz emergencia humanitaria que se lleva por delante vidas,
esperanzas y capacidades.
02-01-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico