Por Mabel Sarmiento
El “madurismo” se desdibujó en
las calles de las parroquias Antímano y La Vega, donde el ambiente
preelectoral, es decir, la campaña por las elecciones presidenciales convocadas
por la Asamblea
Nacional Constituyente (ANC) para este domingo 20 de mayo,
pasó por debajo de la mesa.
No hubo despliegue de afiches,
no se rayaron paredes a diestra y siniestra y los puntos rojos se instalaron de
forma irregular.
La rutina en Antímano no
varió. Los mismos problemas: la basura, las aguas negras, la falta de
transporte público, la inseguridad y la escasez de comida están a la orden del
día.
Solo el pasado 11 de mayo se
vio una mejor cara a la parroquia por los alrededores de Carapita. Varias
cuadrillas limpiaron la avenida principal, arreglaron el ornato y colocaron
luminarias que tenían años dañadas. Nicolás Maduro embarcó a sus seguidores de
Antímano, parroquia que se decía “chavista”.
Sin embargo, las elecciones,
ilegítimas o no, están de boca en boca en esta comunidad del oeste capitalino.
En las paradas, en las colas
del mercado, en la estación del Metro, en las plazas, siempre que alguien hace
mención al costo de algún producto, sale a relucir el tema: “Por eso es que yo
sí voy a votar”.
En el terreno electoral
La ANC de Venezuela aprobó un
decreto con el cual convocaba a elecciones presidenciales y de Consejos
Legislativos y Municipales para el 22 de abril. Luego las rodó para el 20 de
mayo.
La Mesa de la Unidad
Democrática (MUD), a mediados de febrero, anunció que no participaría en las
elecciones presidenciales del 22 de abril si no había cambios en las condiciones electorales, aunque dejó la puerta
abierta a concurrir si el Gobierno aceptaba las propuestas hechas en República
Dominicana.
La MUD ratificó la medida y
exigió que las rodaran para julio, petición que no fue escuchada.
Luego, con la creación, en
marzo pasado, del Frente Amplio Venezuela Libre, donde se incluye a la MUD y a
la sociedad civil organizada, se da la orden de no votar para no legitimar el
régimen de Nicolás Maduro; este, desde el poder, se valió de aumentos y de
entrega de bonos para “mantener” los votos.
Entonces, frente a la
dicotomía votar o no votar, Crónica.Uno se fue barrio adentro para
tomar el pulso al tema electoral y despejar así un poco este dilema.
En el caso de Antímano, se
consultó con obreros, mecánicos, docentes, ingenieros y amas de casa: 10
personas en total y de ellas, solo una, una maestra jubilada, dijo que no
acudirá a los comicios este 20 de mayo. “No voy a legitimar este régimen. ¿No
te das cuenta de que estamos pasando trabajo?”, sostuvo.
El resto de las personas
abordadas dijo que aplicará un derecho constitucional. Cada una expuso
razones y se mostró convencida del arma que representa el voto para generar cambios
o, también, para profundizar un sistema político ya aplicado. Entre los
encuestados hubo chavistas convertidos en opositores y adecos —que incluso
ocuparon cargos en el municipio— que ahora son maduristas
¿Usted va a votar este
domingo?
Jonny Rada, sentado en un
banco de la plaza Bolívar de Antímano, puso cara de circunstancias.
—Precisamente hablaba de eso
con mi compañero. De seis personas con las que comento este tema, cuatro vamos
a ejercer ese derecho. En Antímano eso es lo que va a pasar.
Luis Martínez, sin atender a
los lineamientos de un partido político, también dijo que no se quedará en su
casa y asistirá a las urnas.
Mientras se expresaba, miraba
con atención una cola de más de una cuadra para comprar harina de maíz.
Esto es lo que debemos parar.
Yo dejé de ser chavista en 2004, cuando vi que Chávez se apartaba de lo que él
llamó socialismo. Fui a Cuba y vi lo que era la revolución. En ese entonces le
dije a la gente que íbamos a llegar al punto de no tener comida, de no tener
transporte y de andar con shorts y cholas. Y eso es lo que estamos viviendo.
Creía en la igualdad de la ciudadanía. No en que la revolución enviaría a la
gente a la calle a buscar comida de la basura. Entonces, en mi reflexión,
entiendo que tenemos derechos constitucionales y el voto es una herramienta que
no pienso desaprovechar”.
Martínez, que conversaba
pausadamente y sin mucha algarabía, igual llamó la atención de otros cuatros
transeúntes. Entre ellos, la profesora Xiomara.
Ella, sin esperar la pregunta,
cuestionó a Martínez. “¿Pero tú crees en estas elecciones ilegítimas? Yo
no, ellos hablan de soberanía y cuando voy a un ministerio me atiende un
cubano. Mi hija se tuvo que ir del país porque la empresa cerró. No voy a
participar”.
Mientras discutían, la plaza
fue rodeada por un camión con un afiche de Maduro y con varios sujetos a bordo
que, usando un megáfono, hacían propaganda a favor del oficialismo. Nadie
volteó a verlos. La mayoría de los que hacían vida en la plaza estaba pendiente
de comprar los tres kilos de harina de maíz.
En pasadas elecciones más de
uno hubiese levantado las manos como señal de apoyo. Eso no lo estás viendo,
aquí hay muchas molestias, la gente está pasando trabajo. Aquí hemos protestado
varias veces por comida”, dijo Rafael Díaz, “por eso voy a estos
comicios“.
Ricardo Cedeño, docente, contó
que vivió el perejimenismo, los cuarenta años de la cuarta, y ahora este
proceso, del que dijo es democrático. “El voto es una cuestión de conciencia y
sirve para que resolvamos los problemas sin injerencia extranjera”.
Andrés Linares, al igual que
Martínez, va a las elecciones por voluntad propia. Sin atender lineamentos de
partidos políticos. “Tienes que tener un familiar enfermo para sufrir en carne
propia esta crisis”.
Su testimonio lo secundó Pedro
Barrios, quien también dijo que saldrá el domingo a ejercer su
derecho. “Mis hijos están fuera del país, me estoy perdiendo esto de
crecer con ellos y eso no es justo”.
La mayoría de estas personas
dijo que no tenía ataduras ni presiones de ningún tipo.
Lo mismo destacaron los
entrevistados en la parroquia La Vega, donde la rutina era similar a la de
Antímano: colas en los comercios y en las paradas del transporte público.
“Aquí vamos a votar, esto lo
tenemos que resolver nosotros. No estoy esperando a que alguien venga a
convencerme”, mencionó sin tapujos Jacqueline Flores, vendedora.
También Soraya Rivero tiene
claro lo que hará. “Voy a votar”, sentenció, aunque no vio campaña electoral
por su zona. “Quiero un cambio y tenemos que participar. Mira a tú alrededor,
la gente no está contenta, con tanta crisis”.
Gilsa Regalado igual consideró
que ese es un derecho irrenunciable y que siente que en La Vega se va a ejercer
con toda normalidad. “La gente aquí está motivada y esperanzada. No vamos
a hacer nada quedándonos en la casa”. Esta última frase la repitió Freddy
González, quien acotó que desde los 18 años está participando en los sufragios
y que en esta oportunidad no se va a quedar de brazos cruzados.
En Antímano y La Vega los
vecinos dijeron que pasan mucho trajín por la escasez de transporte público.
Los jeeps cobran 10.000 bolívares para bajarlos o subirlos del cerro.
Esa es una razón de peso que están usando para movilizarse ante las urnas
electorales.
Así están los ánimos en este
breve tanteo a la comunidad respecto a la jornada del 20-M. Las expectativas
sobre cómo se va a desenvolver el proceso están a flor de piel.
Foto: Mabel Sarmiento
Garmendia
16-05-18
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