Por Luisa Pernalete
Queridas comadres:
Esta carta no es solo para
las “comadres” de siempre, esas que se integraron a los primeros grupos
de madres Promotoras de paz en Guayana, y que han perseverado, además de las maestras/comadres,
esas que ahíjan a sus alumnos y se vuelven madrinas –segundas madres – de todos
ellos (los corrigen, los protegen, los aconsejan…), sino también a todas esas
otras, que no conozco, pero que sé que existen, admiro y quiero.
“Comadre” es esa persona de
confianza, esa que le cuentas los problemas y los logros de los hijos tuyos,
ahijados de ellas. Comadre es esa persona que te da la mano, que se alegra
contigo y que llora contigo. Por eso el Día de las Madres, es también, el Día
de las Comadres.
Sufro con ustedes cuando me
cuentan lo mal que están las cosas. “Se va la luz –dice Isabel del municipio
San Francisco, estado Zulia– entonces en las bodegas no hay para pagar con
punto, y no podemos comprar nada”. Ella tiene una hija pequeña. O cuando Iris,
de su mismo sector, costurera, pero con los apagones no se atreve a prender su
máquina, no se le vaya a estropear. “No he podido coser casi nada”, lamenta. Su
hijita, de 7 años pidió a “Diosito” que su mamá se ponga “algo gordita porque
está flaquitica”. Se me arruga el corazón.
También de Maracaibo, las
comadres/maestras casi lloramos todas cuando contaron cuántos niños se están
quedando solos, porque sus padres se van a Colombia a trabajar. “Una
alumna de bachillerato, de 17 años, se ha quedado con sus hermanitos. Me
dijo que a veces no podría venir al colegio porque tiene que cuidar a los
pequeños”. Sin comentarios.
He conversado con unas cuantas
de ustedes esta semana. “¿Qué piden las madres/comadres “¡Comida para sus
hijos!”, fue lo primero que me dijo Petra, de San Félix. “No poder dar de comer
a los niños cada día les angustia mucho”, agregó. Petra es maestra, comadre de
muchas mujeres.
“Pedimos seguridad”, me dijo
Jasmín, de Caracas, “A mi hijo lo atracaron. También pido transporte y efectivo.
Es lo mínimo”. Y yo agrego: lápices, y cuadernos y creyones para sus dibujos.
“Piden liceo para su
comunidad. Nuestra escuela llega hasta 6to grado”, me dice mi comadre Belkis,
del municipio Marcano, estado Nueva Esparta. No hay más escuelas en su comunidad
de La Sabaneta. “¡Claro, también piden agua y posibilidad de comprar detergente
para los uniformes!”.
“Pedimos dignidad”, dice con
firmeza Carmen Emilia de San Félix, voluntaria de Me diste de comer. “Nada de
dádivas. Pedimos que podamos trabajar y con nuestro sueldo dar a nuestros hijos
lo que necesitan. Ni limosnas ni carnet. En mi comunidad se ha muerto gente por
malaria, niños por desnutrición. ¡Eso no lo podemos aceptar!”.
Elisa, de Barquisimeto, pide
ayuda profesional para su escuela, “La situación está demasiado difícil en la
comunidad. Necesitamos ayuda profesional”.
Comida, transporte, efectivo,
seguridad, escuelas con bachillerato… Dignidad. No escuché a ninguna pidiendo
bonos, ni carnet, sino dignidad.
Y claro debo decir que no solo
sufro con las historias tristes que me cuentan. También me componen con otros
relatos el día: “Hay un grupo nuevo en Catia” – me dice Jasmín, “¿Quién se
apunta para cooperar?”, y ahí salen las comadres Gabriela y Belinda.
“Las Madres del grupo siguen
llevando a los niños más desnutridos a la parroquia desde La Sabaneta
hasta el centro, ¡a pie! Y llegan contentas”, me dice Belkys de la isla de
Margarita. “Estoy dispuesta a enseñar a las mamás a hacer vestidos para sus
hijas”, dice Iris, de Maracaibo. “Estamos yendo a otra escuela y estamos
consiguiendo más desayunos”, me cuenta una entusiasta Del Valle, de San Félix.
La comadre Jenire, del Zulia, me cuenta que ya están preparando el Plan
Vacacional con otras compañeras.
¡Me componen el día y vuelvo a
llorar, pero ahora de emoción! Confío en la perseverancia de ustedes, me animan
con sus historias, y con ustedes, sigo caminando. ¡Dios las bendiga Comadres!
11-05-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico