Por Enrique Ochoa Antich
He recorrido en estos días de
campaña toda la geografía nacional por tierra (al timón del vehículo,
permítaseme presumir): de Guayana a Valencia, de Cumaná a Maracaibo, de Maracay
a Mérida. Lo que han visto estos ojos que han de comerse los gusanos, no es
sólo la lamentable acción de un mal gobierno (lo que estaría dentro de lo
normal y pasa hasta en los más civilizados países): lo que me he encontrado
es una verdadera catástrofe nacional.
La metáfora que suelo usar en
mis discursos desde hace años, la que dice que los extremos políticos
convirtieron al país en un campo de batalla… y que como todo campo de batalla
está devastado, se hace evidente en el estado de las carreteras: ¡parecieran
las de una tierra bombardeada! Imagen patética y dolorosa ha sido la de nuestro
pueblo, infantes incluidos, subido a camiones de carga convertidos en
improvisados vehículos de transporte público. ¿Qué Venezuela es ésta donde sus
ciudadanos son transportados poco más o menos que como ganado??? Y son
sólo dos entre muchas muestras de esta tragedia que vivimos.
Y lo que aquí y allá he
confirmado es el rechazo clamoroso a Maduro. Nadie discute hoy que no son
los banqueros ni la guerra económica ni el imperio ni todas esas fuerzas
malignas del universo que el gobierno nos presenta como chivos expiatorios de
su propio y estertóreo fracaso. No. El país entero sabe que es la descomunal
incompetencia de Maduro y sus ministros, y son sus gríngolas ideológicas convertidas
en coartada de su mala conciencia, y es el sistema de corrupción del cual medra
la oligarquía madurista, los que causan el agobio y la penuria de millones. Y
sabe que esto no debería durar un día más luego del 20M, que abstenerse
para darles a Maduro y sus adláteres así sea unos meses más en el poder,
comportaría empujarnos a una hambruna generalizada y desconocida hasta ahora.
Por eso votaremos por el cambio posible y en paz que representa Falcón.
También me he encontrado aquí
y allá al candidato Maduro prometiendo lo que el presidente Maduro no fue
capaz de cumplir. A veces escuché por radio sus penosas peroratas, mal
pronunciadas, incoherentes y demagógicas. Lo he oído usando el hambre de los
pobres carneteados como indigno chantaje. Si lo tuviera frente a mí como tantas
veces en los años ’90 cuando desde mi condición de defensor de los derechos
humanos defendí su derecho a luchar por sus ideas democráticamente, le
preguntaría: ¿No te da pena, Nicolás?
Pero el pueblo, incluso el
chavista, ha de rebelarse este 20M ante tanto oprobio. Será una rebelión
electoral que sorprenderá a muchos: a la tiranía, claro, y también al
oposicionismo extremista. Así nos daremos el cambio en paz que nos
merecemos y un nuevo amanecer despuntará en esta tierra de gracia.
* Político y
escritor. Miembro fundador del Movimiento al Socialismo (MAS). Actual
coordinador nacional del voluntariado con Henri Falcón.
08-05-18
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