Thays Peñalver 15 de octubre de 2018
Creo
que cada uno de ustedes, de los pocos que leen, de los pocos que verdaderamente
están preocupados por la política venezolana y que participan en el debate,
tienen su propia opinión sobre todo lo que ocurre y considero que ésta debe ser
respetada. Opino que a Usted nadie le puede convencer de ir o no a votar,
porque entiendo que con la experiencia que ha tenido hasta hoy, nadie mas que
Usted conoce el alcance y consecuencias exactas que tienen en Venezuela el
ejercicio de sus derechos como son ir a marchar, protestar o el valor real que
tiene su voto para resolver el gigantesco problema que enfrentamos.
Pero
hay mucho polemista que pareciera sostener exactamente lo mismo que el régimen,
es decir que Twitter tiene la culpa de la abstención, y de que no se vean “los
inmensos logros en materia de medicinas o comida”. Estos opositores dejan
entrever que si desaparecen las voces disidentes, junto a algunos medios
críticos, no solo aparecerán las medicinas y la comida, se acabará el desastre
económico, sino que millones de electores opositores acudirán al festejo
electoral y Venezuela se convertirá finalmente en un paraíso. En fin, que ellos
no comprenden por que los millones de electores no entienden los beneficios de
tener una sola y única opinión, es decir, la suya.
Hay
muchos polemistas que confunden a sus lectores o participantes ocasionales de
un debate con “los seguidores”, o mejor aún que creen en serio que tienen
“followers” como si Twitter fuera una secta religiosa y no un medio expedito de
comunicación, que iguala a veces al que tiene unos pocos seguidores, con el que
tiene millones. En fin no solo creen que los diez millones de electores
opositores son tontos y que se dejan llevar por cualquier opinión, sino que
además son seguidores fieles y sectarios de los Charles Manson del teclado.
Ahora
bien, salvo la parte en la que nos dicen “idiotas” porque no entendemos que
“votando fue que ganó Violeta Chamorro”, hay otro pedazo del cuento que es
obviado a propósito e intencionalmente, se ocupan de ocultar por ejemplo, los
tres años previos a las elecciones de 1990, que demuestran que a Daniel Ortega
no le quedó más remedio que aceptar los nuevos términos electorales y por
muchas razones. En fin que si un polemista le nombra esas elecciones,
respóndale alto y claro que si, que Usted acepta ir a votar, pero que quiere
las mismas condiciones que se le exigieron a Daniel Ortega en 1990 y que este
aceptó, ni una más, ni una menos.
Buena
parte de esos polemistas tratan de confundir al elector explicando solo las
similitudes con Violeta Chamorro, pero nunca mencionan las diferencias que
existen en los dos casos. Por ejemplo, sostienen que Nicaragua estaba siendo
azotada por una de las hiperinflaciones mas largas del mundo y que el pueblo
nicaragüense estaba tan agotado como el nuestro y que solo por eso, se ganaron
aquellas elecciones. Hasta allí la semejanza, pero dejan de lado que Ortega
aceptó todo lo que nosotros exigíamos antes del adelanto de las elecciones del
20 de mayo de este año, aquí en Venezuela. Pequeño detalle que ocultan, si,
porque pedirle a Usted que vote a estas alturas ya no es ingenuo, ni tiene que
ver con espacios que no existen. Los entusiastas del voto explican
vehementemente las similitudes, alardean incluso del gigantesco apoyo mundial
de la época y especialmente hacen énfasis en el que la región le dio a la
oposición nicaragüense, pero evaden algo tan importante y además determinante
como fue la clara y concisa posición de los rusos al anunciarle oficialmente a
Ortega, que toda forma de ayuda para su movimiento, tanto política, como
militar y económica, para la fecha ya habían terminado.
De
hecho Mikhail Gorbachov previo a las elecciones, le soltó a George Bush padre
esta perla: “Esos no son marxistas”. Mientras su canciller Shevarnadze le
explicó con más detalles: “son una banda de delincuentes escondidos tras una
fachada comunista”. Y en horas, el gobierno sandinista se quedó sin una bala,
frente a unos contras armados hasta los dientes. Inmediatamente Ortega se
volteó a Cuba a pedir ayuda para mantenerse en el poder, pero desde la Isla le
respondieron que no tenían ni un centavo, también quiso echar mano de China y
el portazo que le dieron, fue peor.
Los
polemistas del caso Chamorro obvian que esto último fue el factor más
importante, pues Ortega se quedó sin piso, la izquierda europea y especialmente
la española le retiraron el apoyo financiero y moral, los rusos absolutamente
todo el apoyo material, logístico para sostenerse frente a los Contras, en Cuba
todo ardía en llamas y allí quedó profundamente debilitado. Así que a Ortega no
le quedó mas remedio que aceptar todas las propuestas de la comunidad
internacional y llamar a unas elecciones casi generales adelantadas.
Quienes
insultan a los que no van a votar, sosteniéndoles que lo que aquí ocurre es lo
mismo que pasó en Nicaragua, obvian demasiados aspectos que no vemos, ni los
propulsores de semejante teoría exigen. El primer punto es que Ortega luego de
los acuerdos de paz (Esquipulas I al IV, Costa del Sol y Tela) se comprometió a
la famosa reforma electoral de 1988 y sus tres reformas posteriores, destituyó
al Consejo Nacional Electoral y aceptó que lo integrara buena parte de la
oposición, además de expertos independientes, monitoreados por la OEA. También
aceptó que el Secretario general de la OEA y el Secretario General de la ONU,
con cinco países acordados entre oposición y gobierno, velaran por todo el
proceso electoral y otros nueve países se sumaran con cientos (no un puñito) de
veedores. Ortega aceptó también la reforma de la ley de Medios de comunicación
y que todos los partidos políticos tuvieran el mismo espacio y en los mismos
niveles de audiencia que el gobierno, lo que le dio a los partidos opositores
igualdad absoluta.
Así
que si un polemista le dice a usted bruto, por no entender que Violeta Chamorro
le ganó a los sandinistas por salir a votar, respóndale que usted quiere
exactamente las mismas condiciones que Ortega, sin chistar, aceptó y otorgó.
Léaselas, que aquí están:
1. Una
reforma electoral como las tres de Nicaragua,
2. El
indulto a 985 opositores encarcelados y las amnistías (del 45 al 48)
3. Los
decretos (296/297) de 1987/88 que pusieron final a la persecución opositora, la
excarcelación de los políticos detenidos y el fin del Estado de Emergencia.
4. El
regreso de todos los miembros de la Coordinadora Democrática, que asi se
llamaba también, exiliados en Costa Rica, España y Estados Unidos.
5. La
inmunidad y ayuda para que los opositores recorrieran el país en campaña
protegidos por países extranjeros y en especial Venezuela.
6. El
adelanto de elecciones generales,
7. Que
el Secretario de la ONU y el Secretario de la OEA vigilaran con cientos de
expertos de países neutrales la votación,
8. Que
en los medios oficiales se dieran los mismos minutos del gobierno a todos los
partidos opositores, en los mismos horarios,
9. Que
todos cuenten con el mismo financiamiento.
10.
Que los países que apoyaban al régimen, dejaran de hacerlo en una negociación
entre Estados Unidos y Rusia, y
11.
Finalmente la designación de La Comisión de Seguimiento, conformada por cinco
expertos internacionales e independientes.
En
fin, que gracias a estas garantías, esas elecciones fueron consideradas por el
85% de la población como las más limpias de toda su historia. Por otra parte
adicionalmente a esto, el Frente Sandinista estaba por primera vez dividido y
la oposición presentó a una candidata sumamente fuerte y fácil de vender, la
esposa de un héroe nicaragüense asesinado a balazos por Somoza.
Así
fue amigos y no de una manera milagrosa, como Violeta Chamorro tuvo una
oportunidad que no tuvieron en 1984, y si nosotros tuviésemos esas mismas
condiciones acabaríamos con la polémica sobre acudir o no a votar y
marcharíamos masivamente a los centros de votación, como lo hicieron los
nicaragüenses en 1990.
Así
que no, si alguien desea influenciar a otros, lo primero que deben hacer es
dejar de insultar. Pero sobre todo deben contar toda la historia y pedir además
garantías electorales, si quieren que acudan a su llamado, primero deben exigir
una política coherente de parte de todo el liderazgo y en especial pedirle a
sus partidos renovación, porque el liderazgo también se agota y mucho más tras
dieciocho años de promesas electorales incumplidas. Después de casi 20 años, en
alguna parte deben estar, como en España, los Sánchez, los Casado, los Rivera
de nuestros partidos y no llamar a votar por el que menos rechazo tenga. En
fin, que además de las garantías electorales, también deben encontrar a su
propia Violeta Chamorro.
El
caso Pinochet también visto por la misma maquinaria simplista, bien vale
analizarlo, pero merece un articulo aparte. Pero es fundamental y prioritario
repito, que aquellos que crean aún en las elecciones, dejen de insultar a los
electores que no se sienten motivados a acudir y entiendan que nuestro caso, en
este momento histórico, no acepta paralelismos ni mucho menos simplistas.
Porque si por algo la gente no va a votar, es por los vendedores de espejismos.
Los que han vendido siempre la vía fácil para salir del tremendo problema que
tenemos.
Para
conocer lo ocurrido en Nicaragua recomiendo la biblioteca del presidente
Enrique Bolaños en http://www.enriquebolanos.org
(Especialmente la parte de diálogos y aministias) asi como los libros:
The Civil War in Nicaragua: Inside the Sandinistas de
Roger Miranda, William E. Ratliff
Memorias
de mi gobierno, 1990-1996 de Violeta Barrios de Chamorro
Nicaragua
Divided: La Prensa and the Chamorro Legacy de Patricia Taylor Edmisten
Thays
Peñalver
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