Ariadna García 05 de diciembre de 2018
Chile
acaba de adquirir 200 autobuses eléctricos que serán destinados a las rutas de
transporte público. Argentina y Colombia también se cuentan entre los países
que evalúan opciones más sustentables para el medio ambiente y más confortables
para sus ciudadanos. Pese a que todavía falta para que América Latina alcance
niveles a los de Europa, la región avanza en materia de movilidad. Lejos está
Venezuela de esa realidad.
“Nosotros
lo dijimos siempre: un país civilizado necesita un sistema de transporte
público de calidad, seguro, y que además sea económico, limpio y sustentable. Y
a eso apunta nuestro proyecto de reemplazar el tristemente célebre
Transantiago, por un nuevo sistema de transporte público que hemos denominado
‘Transporte Tercer Milenio”, decía el presidente chileno Sebastián Piñera al
hacer el anuncio el 3 de octubre.
En
Colombia, 125 buses eléctricos fueron encargados para la ciudad de Cali. Se
trata de la primera flota de este tipo en todo el país. En mayo de 2019
entrarán en funcionamiento 26 de ellos. Los nuevos vehículos complementarán al
actual sistema Masivo Integrado de Occidente (MIO), según reseña el medio
alemán DW.
Los
buses, que cuentan con ocho paquetes de baterías, tendrán una autonomía de
recorrido máxima de 240 kilómetros. Su vida útil será de 16 años. Según Metro
Cali, el sistema de transporte de la ciudad, los buses cuentan con frenos
“regenerativos”, que les permiten “recuperar energía y recargar sus baterías”
mientras frenan.
Costa
Rica comenzará en 2019 un plan piloto con tres buses eléctricos que recorrerán
diferentes ciudades. A finales del año pasado (2017), el país aprobó una ley
integral de promoción e incentivo de transporte eléctrico.
Argentina
está próximo a implementar su plan piloto de ocho buses que circularán durante
un año. La Ciudad de Buenos Aires lanzó un Plan de Movilidad Limpia hasta 2035
para reducir emisiones de gases contaminantes (CO2, NOx y MP).
En
agosto de 2018, Ciudad de Panamá emprendió pruebas con un bus eléctrico en el
casco antiguo de la ciudad. Una de sus ventajas es que circulará durante seis
meses de manera gratuita.
Mientras
la región piensa en ciudades más amigables para sus habitantes y destina
recursos para adquirir transportes sustentables, Venezuela en el último año
adoptó las llamadas “perreras”, término que de por si ya es humillante para la
población.
Estos
camiones que carecen de seguridad y de confort, ponen en peligro la vida de los
usuarios. El 10 de septiembre de este año unas 20 personas resultaron heridas
por ir en uno de estos automóviles, el hecho ocurrió en la zona de Güigüe, en
el municipio Carlos Arvelo del estado Carabobo.
Un
informe de la Asamblea Nacional, reveló en julio que estos transportes
improvisados, altamente peligrosos para la ciudadanía, generaron la muerte de
39 personas y 255 heridos en 2017
El
Parlamento añadió en ese entonces que en Venezuela hay 250.000 unidades, de las
cuales solo 25.000 están operativas, alertaron que el déficit era de 90%, por
lo que pidieron que se declarara una emergencia en el sistema de transporte
público del país.
Según
un estudio de ONU Medio Ambiente y la Federación Internacional del Automóvil
(FIA Región IV), “si la flota actual de buses y taxis de 22 ciudades
latinoamericanas fuera reemplazada desde ya por vehículos eléctricos, se
ahorraría para 2030 casi 64.000 millones de dólares en combustible; se
reducirían 300 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono y se
evitaría la muerte prematura de 36.500 personas”.
Ariadna
García
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