Por Piero Trepiccione
El presidente Maduro ha
hecho nuevos anuncios económicos en cadena nacional de radio y
televisión el 29 de noviembre. El protagonista fundamental de la
disertación presidencial repetido en varias oportunidades en los días previos y
durante la cadena fue el ya famoso “factor de corrección”. Es la herramienta
con la cual tanto Maduro como su equipo económico centran la fórmula del
denominado “Plan de recuperación económica y prosperidad” presentado al país en
agosto de este año.
Este factor consiste en
realidad en una devaluación reiterada para tratar de equilibrar el ingreso con
el paso acelerado de la hiperinflación que nos azota desde noviembre
del 2017. Y no se diferencia en absolutamente en nada del esquema manejado en
el pasado reciente cuyo fundamento se centraba en realizar ajustes salariales
con una frecuencia casi bimensual tratando de perseguir el fenómeno
inflacionario, pero justamente generando el efecto contrario.
En materia de precios
acordados las similitudes son impresionantes. Se regula y desaparecen los
productos más temprano que tarde generándose una distorsión económica que
impulsa el denominado “bachaqueo” asociado a mafias. Nuevamente se regulan bajo
el eufemismo de “precios acordados” un total de 29 productos y se intervienen
21 mataderos para trasladar la responsabilidad de las distorsiones económicas
al sector privado de la economía. Adicional al “combo” se continúa con la
práctica de la bonificación a través del carnet de la patria y las
redes de misiones disparando el chorro de dinero inorgánico.
El ingrediente novedoso
asociado a este “factor de corrección” es que el presidente ha dicho que su
fórmula se ha originado a partir de asesorías recibidas por parte de comisiones
de economistas provenientes de China, Rusia y algunos países latinoamericanos
que le están dando soporte para tomar las decisiones más acertadas en materia
económica para poder trascender el momento-cumbre actual que azota
financieramente al Estado venezolano y toda su población. Sin embargo, en
términos generales, es la misma fórmula que produce los mismos resultados.
Por tanto, la ecuación es
simple. El factor de corrección en realidad debería denominarse el factor
Maduro, y es una fórmula que contrario a lo que pregona, no busca producir
cambios económicos sino mantener el control político a través del desorden
fiscal, la creación dirigida de la hiperinflación, fortalecer las redes
clientelares a partir de los subsidios del Estado y la diseminación del
descontento generalizado de la población de cara a producir control
institucional.
Anclado al error
El factor Maduro se
ancla no al petro sino al modelo económico y las fórmulas que desde 1999 se han
venido afianzando tanto en las prácticas de la gestión pública como en el
entramado legal que se ha venido construyendo para soportarlo
institucionalmente. Sus consecuencias la estamos padeciendo en lo político,
económico y social. La gran interrogante que surge a partir de su implantación
es ¿cuánto tiempo podrá perdurar?
Las consecuencias nefastas
de la aplicación del factor Maduro se miden en los indicadores socioeconómicos
que impactan la cotidianidad de la gente y en su descontento mayoritario. Su
vulnerabilidad, más allá de lo aparente, lo convierte en blanco débil frente a
la coyuntura feroz que sus principios han originado.
02-12-18
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