Carlos Tablante 11 de abril de 2019
@TablanteOficial
La
cleptocracia chavista ya es conocida a nivel mundial. Prácticamente no queda
una zona geográfica del planeta en cuyos bancos los jerarcas chavistas y
maduristas no hayan realizado transacciones para tratar de legitimar el dinero
robado a Venezuela.
La nota
mas reciente sobre el tema la publicó este lunes el medio digital español El
Confidencial que hace un resumen de lo que hemos venido denunciando durante un
lustro: por medio de ilegales negocios con el diferencial cambiario, altos
funcionarios y sus cómplices en el sector privado saquearon un promedio de
20.000 millones de dólares anuales desde el establecimiento del control de la
moneda en 2003. Es decir, aproximadamente 320.000 millones, cifra similar a la
denunciada en nuestro libro El Gran Saqueo en 2015. Concluye el portal hispano,
que esa cantidad supone el 20,7% del producto interior bruto de Venezuela,
conforme a los datos publicados por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para
realizar las ilegales transacciones que los enriquecieron más allá de lo
siquiera imaginable por un ciudadano común, los cleptócratas no respetaron ni
respetan ninguna de las necesidades básicas de los venezolanos: la importación
de plantas y equipos eléctricos, de alimentos y de medicinas – en especial las
compradas a Cuba como intermediaria – y de muchos otros rubros indispensables
para la vida, han servido de vehículo o excusa para concretar operaciones de
cambio de divisas ilegales e inmorales que enriquecieron grotescamente a
ministros, directores y a sus operadores y testaferros.
Mención
aparte tienen las oscuras e igualmente irregulares transacciones financieras
realizadas desde la Pdvsa “roja-rojita” de Rafael Ramírez y la Oficina Nacional
del Tesoro de la almirante Carmen Meléndez, el teniente Alejandro Andrade Cedeño
y la mayor Claudia P. Díaz Guillén con su esposo el capitán Adrián Velásquez,
en base a la misma trama cambiaria, parte de la cual ha sido confirmada por
fiscales de EEUU en la investigación realizada en Florida al abogado Raúl
Gorrín y sus cómplices, entre ellos uno de los socios principales de la
contratista eléctrica Derwick Associates, Francisco Convit Guruceaga.
La
crisis humanitaria que hoy sufre Venezuela se debe a la incapacidad de quienes
integran el régimen pero sobre todo a la desmedida codicia que los caracteriza,
la cual no ha disminuido ni siquiera con las enfermedades, la muerte, la
violencia, ni el desplazamiento obligado de millones de venezolanos ocasionado
por la falta de libertad y la violencia, pero sobre todo por el colapso de la economía
y los servicios públicos.
Los
escándalos de corrupción del arruinado sector eléctrico, por ejemplo,
comenzaron en 2011, sin embargo, a pesar de ello, el general Luis Motta
Domínguez, que asumió como ministro de Energía Eléctrica y presidente de Corpoelec
varios años después, no tuvo reparo ninguno en continuar la trama de
sobreprecios y sobornos, tal como quedó evidenciado hace un mes con la
detención en Miami de su cómplice y testaferro Jesús Ramón Veroes, conocido
comerciante de la Isla de Margarita, quien hoy se encuentra colaborando con las
autoridades de EEUU.
Utilizar
el hambre de un pueblo para enriquecerse ha sido otro de los perversos
mecanismos a través del cual se han enriquecido funcionarios y seudo
empresarios.
En la
primera página del diario Últimas Noticias del 8 de junio de 2015 apareció una
promesa de las tantas incumplidas por el régimen del autócrata Maduro. Decía el
titular: “En dos meses estará resuelto el abastecimiento”. El anuncio lo hacía
el ministro de Alimentación, general Carlos Osorio, relacionado con
cuestionados proveedores, entre ellos, Naman Wakil, dueño de varias empresas de
maletín con las cuales realizó decenas de importaciones irregulares de
alimentos con sobreprecio y de pésima calidad o a punto de caducar, tal como
quedó en evidencia en el expediente No. 318350-2016 de la investigación que
adelantó el Ministerio Público de Venezuela hace tres años. El mismo Naman
Wakil que transfirió casi 6 millones de dólares a las cuentas en un banco suizo
de los cuñados del general Carlos Osorio cuando este controlaba el Ministerio
de Alimentación y la desaparecida CASA.
No es
casual que la mayoría de los protagonistas de los peores escándalos de
corrupción de la historia de nuestro país sean militares.
Como
ya dijimos en el libro El Gran Saqueo, en Venezuela, la Fuerza Armada Nacional,
que nunca debió estar al servicio de ninguna parcialidad política, fue
convertida por Hugo Chávez en una especie de partido militar que no solo actúa
abiertamente y se involucra en el debate político favoreciendo siempre el
patrón del partido único, el líder único y el pensamiento único, al margen de
la Constitución, sino que también, a través de una parte de sus miembros,
nombrados por Maduro en posiciones clave de la administración pública, han
tenido el control de las finanzas oficiales.
Por
todo esto y por lo complicado de la situación, debemos continuar la presión
interna y externa sobre el régimen, como ha dicho el presidente (E) Juan
Guaidó.
Considero
que así como se ha abierto el canal humanitario para atender la emergencia
social, se podría transitar también el camino de la Política para propiciar
desde la Asamblea Nacional la realización de unas elecciones libres y
verdaderas, ya que lo deseable es que nuestro conflicto se resuelva con votos y
no con balas.
Carlos
Tablante
@TablanteOficial
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