Por Antonio Pérez Esclarín
Así se titula un
provocador libro de Michel Desmurget, doctor en Neurociencia y director de
investigación del Instituto Nacional de Salud de Francia, en el que alerta
sobre los peligros del abuso de los dispositivos digitales. Según el autor, el
uso de la tecnología, lejos de ayudar al desarrollo de los niños y estudiantes,
produce graves complicaciones: sobre el cuerpo (obesidad, problemas
cardiovasculares, reducción de la esperanza de vida), sobre las emociones
(agresividad, depresión, comportamientos de riesgo) y sobre el desarrollo
intelectual (concentración, memoria y empobrecimiento del lenguaje). Esto es
tan cierto que hay que reescribir los cuentos infantiles para que los niños los
entiendan pues tienen un vocabulario muy reducido y no soportan frases y
párrafos largos.
Disney lanzó el
programa “Baby Einstein”, unos videos para bebés que se publicitaban como
educativos. Pero se demostró que los niños que los veían tenían problemas de
lenguaje. Un grupo de padres amenazó con ir a juicio y, antes de que eso
ocurriera, Disney decidió pagar mucho dinero y retirar la palabra educativo. Un
estudio en Francia mostró que las familias que protegen a sus hijos del abuso
de las pantallas obtienen mejores resultados académicos. E incluso Addares
Schleicher, coordinador del informe PISA sobre la calidad educativa, advirtió
sobre el uso de los aparatos digitales en las escuelas y decía que “en
realidad empeoran las cosas”.
¿Será por eso que la
mayoría de los dirigentes de Silicon Valley llevan a sus hijos a colegios sin
computadoras y tampoco les permiten en la casa usar el Ipod y otros
dispositivos digitales? Un alto ejecutivo de Google reconoció que sus hijos no
utilizaban pantallas, y el exdirector de la revista Wired, la biblia de
las nuevas tecnologías, admitió que a sus cinco hijos les restringía su uso,
porque conocía sus efectos. En Taiwán consideran que es maltrato permitir que
los menores pasen mucho tiempo delante de una pantalla, y en China una ley
prohíbe que los niños jueguen videojuegos más de 90 minutos al día y nunca
entre las diez de la noche y las ocho de la mañana.
Desmurget sostiene que
las pantallas están creando, además, cretinos, adictos. En una entrevista que
publicó el periódico español El Mundo, señala la cantidad de horas dedicadas a
las pantallas: “En los países occidentales los niños menores de dos años
pasan diariamente casi tres horas delante de una pantalla; entre los ocho y los
12 años están casi cinco horas; de los 13 a los 18 años su consumo roza las
siete horas diarias… Si sumamos el tiempo que un joven pasa entre los dos
y los 18 años delante de una pantalla equivale a 30 años escolares, a más de 15
años de empleo a jornada laboral completa… Y eso sólo si medimos el uso de
pantallas por motivos recreativos y dejamos fuera el tiempo que las utilizan en
el colegio o para hacer deberes”.
Desnurget asegura que
las pantallas van a ser el próximo gran problema de salud pública, pero duda
que se tome en serio porque “hay mucho dinero por medio”. Sus recomendaciones
son: Antes de los 6 años, cero pantallas pues a esa edad son muy severos los
impactos. A partir de los 6 años, si los contenidos son adecuados y se respeta
el sueño, media hora al día, nunca en la noche o antes de ir al colegio.
Si bien sería absurdo
ir contra las tecnologías que, bien usadas, son medios de aprendizaje,
comunicación y formación extraordinarios, estas advertencias nos deberían
ayudar a desmitificar la educación virtual y fortalecer la educación presencial
que es más idónea para socializar y formar.
Fuente: www.antonioperezesclarin.com
15-11-20
https://revistasic.gumilla.org/2020/la-fabrica-de-cretinos-digitales/
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