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martes, 16 de marzo de 2021

Tres lustros en retroceso económico, por @infocracia


Andrés Cañizález 15 de marzo de 2021

@infocracia

La variable económica, con su inevitable impacto social, resulta asunto central para entender el porqué del cambio político drástico que ocurrió en Venezuela con la llegada de Hugo Chávez al poder. La economía nacional parecía dar vueltas desde el llamado “Viernes Negro” (18 de febrero de 1983), en una caída continua, sin que hubiese capacidad de reinventarse o recuperarse.

Rafael Caldera accedió a la presidencia, en su segundo gobierno, prometiendo dos cosas que no pudo cumplir. Por un lado, no tuvo la fuerza política para llevar adelante una reforma institucional profunda, que era necesaria, como él mismo lo había indicado en su tristemente célebre discurso tras el fallido golpe de Estado del 4 de febrero de 1992. Por el otro lado, el Caldera candidato en las elecciones presidenciales de 1993, había satanizado la idea de un ajuste económico.


Ese segundo gobierno de Rafael Caldera (1994-99) logró postergar lo que diversos economistas consideraban a mitad de los años 1990 como inevitable: un ajuste macroeconómico. En abril de 1996, sin embargo, se anunció el paquete de medidas que se conoció como “la Agenda Venezuela”. Caldera había enfrentado, al inicio de su mandato, la crisis bancaria que exacerbó los desequilibrios fiscales, un asunto que no puede dejarse de lado.

De estas medidas, los símbolos más visibles resultaron ser el aumento en los precios de los combustibles en el mercado interno y el aumento de la tasa del impuesto al consumo suntuario y ventas al mayor, en el ámbito fiscal; la liberación, unificación y devaluación del tipo de cambio, en el ámbito cambiario y el aumento de las tasas de interés, en el ámbito monetario.

En aquel momento, Ramón Espinasa, entonces economista jefe en Petróleos de Venezuela (PDVSA), desmenuzaba las razones que obligaban a tomar acciones drásticas en el terreno económico. La inflación había tocado una cifra récord de 135 por ciento entre marzo de 1995 y marzo de 1996, lo cual hizo entender a muchos venezolanos que debía aplicarse algún tipo de medidas para evitar que la espiral inflacionaria siguiera en ascenso. Espinasa, sin embargo, apuntaba que en verdad el ajuste era necesario para revertir problemas estructurales de la economía que tenían vieja data.

En el párrafo siguiente, en el que citamos en extenso a Espinasa, está tal vez la clave de cómo en el alma de los venezolanos se cimentó la idea de que no habría una mejor calidad de vida con el sistema político vigente en los 90. La última carta del viejo modelo resultaría ese segundo gobierno de Caldera que falló en lo político, al no poder reformar el modelo, y mintió en lo económico, al aplicar los ajustes que había dicho no llevaría adelante. Todo esto no hacía más que allanar el camino para que un outsider asumiera el poder, ya el pueblo no parecía confiar más en los políticos identificados con el modelo democrático de 1958.

“La economía y la calidad de vida de la población se han estado deteriorando desde hace cuando menos tres lustros. El salario real ha caído en un 63 por ciento en los últimos quince años (1980-95). La inversión privada, medida como fracción del ingreso territorial, fue apenas de 4,4 por ciento en 1995, comparada con un 18,1 por ciento en 1980 (…) Como contraparte de la caída del salario, la inversión y el producto interno, los indicadores de pobreza han crecido. El porcentaje de población en pobreza crítica ha crecido de 10 por ciento en 1985 a 47 por ciento en 1995. Este proceso de deterioro del ingreso estuvo  marcado por un nivel de inflación promedio anual de 32 por ciento en los últimos quince años (1980-95), comparado con promedios de 7,7 por ciento y de 1,1 por ciento en las décadas de los setenta y sesenta respectivamente”.

Espinasa ayuda a ubicar los problemas económicos de aquella Venezuela de los 90 en una perspectiva de décadas o lustros, para entender a cabalidad la profundidad de la crisis que vivía el sistema, que justamente precedieron al triunfo electoral de Hugo Chávez. El modelo se había agotado ya en los años 80 y los sucesos del Caracazo convirtieron en tabú algunos temas, incluido el ajuste económico o el papel del Fondo Monetario Internacional (FMI), al cual Caldera terminaría acudiendo en su segundo gobierno.

Espinasa precisamente recuerda que en 1982 el mercado petrolero sufrió una caída importante, lo cual obviamente tuvo impacto en las finanzas de Venezuela, pero entonces (como en otros momentos) la respuesta oficial fue buscar más endeudamiento externo para mantener el nivel de gastos.  Venezuela vivió con el mismo esquema, de no apretarse el cinturón ante la nueva caída del mercado petrolero en 1986. Las decisiones de política económica de no recortar gastos, sino de endeudarse o emitir dinero inorgánico, que en su momento tomaron los gobiernos de Luis Herrera Campins o Jaime Lusinchi, terminan siendo muy parecidas a las de Nicolás Maduro en el período 2013-2016.

Por su parte, en otro artículo de fecha de mayo de 1996, Javier Peraza Celis, saludaba la decisión del gobierno de firmar acuerdos con entes multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial o el propio Fondo Monetario Internacional. Para Peraza Celis las medidas de ajuste debían constituir apenas el primer paso de una profunda reforma del modelo económico venezolano, y en esa tarea de largo plazo resultaba necesaria la experticia de los órganos internacionales.

Sin embargo, dos años después con el triunfo de Chávez la transformación del modelo no sucedió en esa dirección, sino que al contrario, se acentuó el estatismo y el rentismo. Lo que Caldera había aceptado a regañadientes, como era acudir al FMI y ajustar la economía sin populismo, fue desechado una vez que el chavismo ascendió al poder.

Fuentes:

Cañizález, Andrés (1996) “Venezuela. Adiós a las excusas”. En: Nueva Sociedad. N° 143. pp. 15-19. Caracas: Fundación Friedrich Ebert.

Espinasa, Ramón (1996) “¿Es necesario un ajuste económico?”. En: SIC. Vol. 59. N° 584. pp. 148-150. Caracas: Fundación Centro Gumilla.

Hernández Delfino, Carlos (2016) “Venezuela y el Fondo Monetario Internacional [2 de 2]”. En: Prodavinci, texto en línea: https://historico.prodavinci.com/2016/08/26/actualidad/venezuela-y-el-fondo-monetario-internacional-2-de-2-por-carlos-hernandez-delfino

Peraza Celis, Javier (1996) “El plan de ajuste económico del gobierno”. En: SIC. Vol. 59. N° 584. pp. 151-153. Caracas: Fundación Centro Gumilla.

Tomado de: https://politikaucab.net/2021/03/10/desdemocratizacion-en-venezuela-viii-tres-lustros-en-retroceso-economico/

  

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