Por Ramón Guillermo Aveledo
Andrés Bello es para la
mayoría de nosotros un literato y gramático, aparte del epónimo de una
universidad, un liceo y dos avenidas en Caracas. En los años escolares nos
repetían su mérito principalísimo como maestro de Bolívar, junto a Simón
Rodríguez. Sin embargo, se sabe poco de él. Fue filósofo, jurista, podemos
decir que arquitecto de la hacienda pública y la diplomacia de Chile, rector
fundador de la universidad republicana chilena. También fue político en esa
distancia austral que lo acogió y lo hizo suyo. En Chile fue senador desde 1837
hasta 1865, cuando murió.
Tal vez por casos tan
notables como el de este caraqueño, es que otro poeta y parlamentario, Andrés
Eloy Blanco, escribiera aquellos versos en su Clase que nuestra
Venezuela “más poblada en la gloria que en la tierra./La que algo tiene y no se
sabe dónde,/si en la leche, en la sangre o la placenta/que el hijo vil se le
eterniza adentro/y el hijo grande se le muere afuera”.
Se los cuento porque
del 9 al 23 de junio se prevé el desarrollo del Torneo Universitario de Debate
Parlamentario “Copa Andrés Bello”, promovido por el Instituto de Estudios
Parlamentarios Fermín Toro y la Sociedad de Debate de la UCAB, para fomentar
entre los estudiantes de nuestras universidades la discusión respetuosa e
informada de todos los temas a cualquier nivel y promover en ellos la vocación
por el servicio público, en particular por esa tan indispensable como denostada
tarea noble de representar a la ciudadanía en los cuerpos deliberantes
nacional, regional y municipal. No siempre bien ejercida, es verdad, lo cual no
altera su honorabilidad intrínseca. Como por ejemplo el empresario tramposo no
descalifica la función social de la industria, el comercio y los servicios; el
médico irresponsable no impide que admiremos el valor humano de la medicina; o
el militar corrupto o abusador no sirve para negar la dignidad de quienes se
dedican a la defensa de la patria. Con invitación abierta a los equipos de
debate de todas las casas de estudios superiores en la extensa geografía de
nuestra multifacética crisis nacional.
En cuanto a contenidos, animamos a los participantes a debatir sobre cuestiones relativas a las instituciones, la economía y el trabajo, los problemas de la mujer, la juventud y los grupos indígenas, así como el modo en que las relaciones internacionales pueden afectar a Venezuela. Temas todos que por su relieve en la vida real, reclaman una atención que no están recibiendo en la agenda pública.
Como cabe suponer, Don
Andrés Bello no fue un parlamentario silente o perezoso. El tomo XVII de sus
obras completas Labor en el Senado de Chile, es un libraco de novecientas
ochenta y nueve páginas, pletóricas de enseñanzas útiles. Para muestra un botón.
Son los inicios de la andadura independiente y hay que adaptar la legislación a
los requerimientos de una República. En el proyecto de ley presentado por él,
el 10 de agosto de 1840, para crear la Comisión de Legislación del Congreso
Nacional, en su artículo 12 prescribe: “El objeto de los trabajos de la
Comisión es la codificación de las leyes civiles, reduciéndolas a un cuerpo
ordenado y completo, descartando lo superfluo y lo que pugne con las
instituciones republicanas del Estado, dirimiendo los puntos controvertidos
entre los intérpretes del derecho, y no admitiendo fuera de éstas, otras
innovaciones que las necesarias para la simplicidad y la armonía del cuerpo
legal”.
Léase lo anterior en
clave de 2021 y entiéndase que esos “mandamientos” conservan su vigencia
intacta.
26-06-21
https://www.elimpulso.com/2021/06/26/opinion-don-andres-el-parlamentario-26jun/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico