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miércoles, 7 de julio de 2021

Hora de romper cadenas…, por @ovierablanco


Orlando Viera-Blanco 06 de julio de 2021

@ovierablanco

“Fue la resistencia a la ocupación, la sumisión, la humillación al acatamiento colonial y el desplazamiento cultural, lo que inspiró el grito de la soberanía.”

Cuatro patriotas del Congreso de la República de Venezuela de 1811, fueron claves para la declaración de nuestra independencia del imperio español. Juan Antonio Rodríguez, Presidente del Congreso, Luis Ignacio Mendoza, Vicepresidente; Juan Germán Roscio, corredactor de la Constitución de 1811 y Francisco Isnardo, Secretario del Congreso Constituyente.

Después de la firma del Acta de Independencia [A.I.] aquella tarde del 5 de Julio de 1811 en la Capilla de Santa Rosa de Lima, nace la I República que rápidamente cae con la capitulación de San Mateo del Generalísimo Francisco de Miranda, el 25 de Julio de 1812. Bolívar marcha a Colombia e inicia la fundación de la II República [1813] tras la campaña admirable. Desde la Batalla de Cúcuta y la recuperación del río magdalena, Bolívar lidera las victorias de las Batallas de Agua de Obispo, Niquitao, los Horcones y Taguanes, y mil km de ruta gloriosa. Finalmente entra triunfante a Valencia, La Victoria y Caracas, donde es proclamado el libertador…


No hubiese habido 5 de Julio de 1811 sin 19 de Abril de 1810, cuando fue sustituido Vicente Emparán otrora Gobernador de la Capitanía General. Bueno destacar que Venezuela fue el primer país latinoamericano en declarar su independencia de España. El A.I. consagró tres valores fundamentales: i.-La justicia como instrumento sanador de la infamia, la instigación y “la guerra entre hermanos”; ii.- El ideal de soberanía [sin negar nuestra esencia hispana, mestizaje y el catolicismo como misma religión] y iii.- La felicidad como derecho y anhelo de los pueblos autónomos. En los caminos andados por los padres de la patria está la ruta para refundar la nueva república. Virtudes republicanas sembradas en el A.I. de 1811, donde libra el deber histórico de rebelión y emancipación.

La guerra y La paz.

Rodriguez, Mendoza, Roscio e Isnardi redactaron el A.I sobre los valores de dignidad de los hombres, igualdad de los individuos, libertad de expresión y prohibición de la censura. Marca el inicio de nuestra soberanía constitucional, un estado libre, independiente y federal. Nace nuestra primera constitución [1811], que nos emancipa de las prácticas coloniales impuestas durante trescientos años de la América española.

La influencia por las ideas de la Ilustración y la Revolución Francesa, fueron historia viva y precursora. Recordemos el texto del acta: “Sordos siempre a los gritos de nuestra justicia, han procurado los gobiernos de España desacreditar todos nuestros esfuerzos declarando criminales y sellando con la infamia, el cadalso y la confiscación, todas las tentativas que, en diversas épocas, han hecho algunos americanos para la felicidad de su país”. Historia de independencia, libertad y soberanía de los pueblos, que es historia de rescate de la verdad…

Continúa el acta: “Conducidos a la horrorosa suerte que vamos ya a apartar de nosotros para siempre; con esta atroz política [sordos a la justicia], han logrado hacer a nuestros hermanos insensibles a nuestras desgracias, armarlos contra nosotros, borrar de ellos las dulces impresiones de la amistad y de la consanguinidad, y convertir en enemigos una parte de nuestra gran familia.” Dos siglos más tarde, Venezuela reedita esa política aterradora de oídos sordos a la justicia que “hace a nuestros hermanos insensibles a nuestras desgracias”.

Sentencia el Acta de Independencia: “Mas nosotros, que nos gloriamos de fundar nuestro proceder en mejores principios, y que no queremos establecer nuestra felicidad sobre la desgracia de nuestros semejantes, miramos y declaramos como amigos nuestros, compañeros de nuestra suerte, y partícipes de nuestra felicidad, a los que, unidos con nosotros por los vínculos de la sangre, la lengua y la religión, han sufrido los mismos males en el anterior orden…” Un credo con plena vigencia en nuestros días: rescatar nuestro sentido familiar por ser nación de “una misma lengua, sangre y religión”, y nuestra voluntad de redimir diferencias como pueblo amante de la amistad y de la paz. Valores sensiblemente libertarios pero profundamente humanos, presentes ayer y hoy por nuestra independencia.

La guerra se impuso por el empeño de la corona de conservar sus dominios y usanzas. Fue la resistencia a la ocupación, la sumisión, la humillación al acatamiento colonial y el desplazamiento cultural, lo que inspiró el grito de soberanía. La política de “la infamia, el cadalso y la confiscación de todas las tentativas”, como negación del derecho fundamental de vivir en paz y prosperidad, selló el levantamiento repuplicano.

Demos nuestras vidas, nuestras fortunas y nuestro honor…

Concluye el Acta del 5 de Julio de 1811: “Nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus Provincias Unidas son, y deben ser desde hoy, de hecho y de derecho, Estados libres, soberanos e independientes, absueltos de toda sumisión y dependencia de la Corona de España…y que como tal, tiene pleno poder para darse la forma de gobierno que sea conforme a la voluntad general de sus pueblos, para hacer y ejecutar todos los demás actos que hacen y ejecutan las naciones libres e independientes […] Para hacer válida, firme y subsistente esta nuestra solemne declaración, demos y empeñamos mutuamente unas provincias a otras, nuestras vidas, nuestras fortunas y el sagrado de nuestro honor nacional”.

Es Hora de hacer y ejecutar la paz, hora de romper cadenas y restituir la república, de una misma sangre, de un mismo corazón, una misma lengua y religión. No más ocupación.

¡Cúmplase!

Orlando Viera-Blanco

@ovierablanco

  

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